Alejandro Uriburu y Gustavo Madeira no se consideran políticos porque no viven de la política. Al contrario, deben ser de los pocos que invirtieron más de lo que recibieron. Como candidato a intendente y candidato a primer concejal respectivamente del Frente Progresista, viven estas elecciones con la esperanza de cambiar la realidad pilarense de quienes la vivieron primero como verdaderos ciudadanos. “
Aquellos que se quejan, como yo en su momento
, son los que tienen que participar”, afirma hoy Madeira.
Creen en la idea de que los municipios deben ir cobrando importancia en la toma de decisión de cómo debe vivir la gente. “Nosotros queremos promover la inversión y el trabajo pero con equidad social”, explica Uriburu, “creemos que hay un espacio para construir y eso lo representa el Frente Progresista”.
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la política?
Comencé cuando trabajé en el Hospital Municipal de Pilar como médico infectólogo en agosto de 1998. Desde mi profesión, viví algo totalmente diferente a mi experiencia previa en ámbitos privados. Me empecé a dar cuenta de la importancia de comprometerme con la salud pública y de valorarla como herramienta de transformación y cuidado de las personas. Empecé a participar en el hospital por el AMPAC (Asociación de Médicos Profesionales de la Salud), y después me acerqué al radicalismo, cuya corriente ideológica coincidía con mi forma de pensar. Trabajé ahí por dos años, hasta que por cuestiones personales me alejé, y tomé contacto con el GEN. Es un partido que desde el punto de vista ideológico pertenece al pan radicalismo, pero mucho más chico. Y eso terminó siendo una ventaja para mí, porque al ser un partido en formación y para donde yo me quería insertar, combinaba más con lo que quería.
¿Y cómo vivís la política desde lo personal?
Cuando los países se van empobreciendo, la gente se va alejando de la política. Mi idea es que no me gusta participar de un país pobre, tanto desde el punto de vista económico, como de las ideas. Así que veo la participación política como una cuestión natural. Pienso mis días de esa manera: qué puedo aportar yo. Si bien tengo ideas propias, me doy cuenta de que tengo mucho que aprender. El campo social es muy amplio y uno tiene que ir perfeccionándose. Tenes que aprender a dialogar, a hablar con gente que viene de lugares muy diferentes y a partir de ahí tratar de construir. Se trata de comunicar y poder construir algo que te trascienda. Al estar en el uno a uno, encuentro la posibilidad de trabajar en forma conjunta, en un proyecto colectivo. Eso es lo que más me entusiasma.
¿Cómo haces para combinar las dos tareas? Las dos demandan muchísimo tiempo…
Mi tarea principal es mi familia: mi mujer y mis ocho hijos. Al principio mi mujer se resistió a mi participación en la política, pero a raíz de los últimos cuatro años caracterizados por la dificultad de diálogo generada por el Frente para la Victoria y de su apropiación de la Argentina, al final encontré su apoyo. Y lo que hago es marcar tiempos. Hace nueve años decidí darle a la política un sustento económico. Trabajo por las tardes en Derqui y con lo que gano de eso, financio lo que puedo necesitar. El trabajo de la mañana es para mi familia y el de la tarde para la política. Porque la política también es medios.
¿Qué opina de la salud de Pilar?
La salud debe plantearse como algo que se va a lograr muy a largo plazo. Si queres algo para mañana, te equivocas. Hay que diseñar un sistema que dentro de 10 años te permita formar profesionales. El Estado se ha desentendido de este tema y hay que solucionarlo. Para esto hay que generar un mecanismo virtuoso entre lo estatal y las universidades públicas y privadas, que son las que ya tienen el conocimiento. El Estado les ofrece el lugar donde ellos pueden realizar sus tareas y aprendizajes, y así recibe gente preparada que dentro de 10 años va a mejorar la calidad. De mi experiencia en el hospital, puedo decir que la gente es buenísima. Lo que faltan son los medios.
¿Qué opina del nuevo hospital?
Sostengo que en el hospital todos los cargos deberían elegirse por concurso público. Aunque es difícil, una vez que lo logras, podes llegar a todo más fácil, porque contas con profesionales preparados. Va a salir mucho más caro, pero solo así podríamos pasar de un hospital de mediana complejidad a uno de alta. Y tener esto es fundamental, porque cuando hoy se quiere derivar un paciente a provincia, está todo saturado y los pacientes se terminan muriendo. Pero al tener un sistema autárquico, que se dirige por concurso y te dice constantemente dónde estás parado, podes empezar a establecer políticas públicas de largo plazo.
¿Podemos hacer la entrevista juntos?
Como equipo, Alejandro y Gustavo intercambian ideas, terminan las del otro y suman cada vez más datos. Con una mirada muy realista e informada, hay un proyecto que se repite entre sus respuestas: si la gente puede medir y tener un dato concreto, todo lo que los políticos digan va a estar cotejado con un número real. “Para empezar a cambiar Pilar, hay que medir”, dice Uriburu.
¿Qué expectativas tienen de estas elecciones?
Alejandro: Yo trabajo no mirándome los zapatos. Eso quiere decir que le pongo el ímpetu que hay que poner. Tenemos un equipo con diferentes especialidades, muy alegre, con muchas pilas y del que están saliendo cosas excelentes. Así que espero que el resultado sea mejor del que matemáticamente parece que vamos a tener. Hoy por hoy estamos arañando a que entre el primer concejal. Ese es el compromiso que buscamos para poder seguir creciendo.
Gustavo: La idea es que después de las PASO podamos duplicar los votos que obtengamos. Es una forma de hacer un llamamiento a la sociedad para no caer en la polarización, que la gente pueda votar por ideas y propuestas y no solo en contra de alguien. Según los números que se están publicando, primero está Zúccaro, después Ducoté y actualmente D’Onofrio. Lo que sería excelente para nosotros es ser los terceros. Esa sería nuestra medalla de oro.
¿Cuáles son las propuestas en concreto para obras públicas?
Alejandro: Primero debe tenerse una idea y una vez que se conceptualiza, puede plasmarse en cosas concretas. Nosotros queremos hacer una obra que esté involucrada en un plan maestro: ver en dónde estamos parados, adónde queremos llegar y cuáles son los caminos para alcanzarlo. Por ejemplo, hoy nos paramos en el déficit de cloacas, de agua y gas. En diez años queremos que todos tengan esos servicios. No es ningún descubrimiento, pero debe hacerse. Son cosas muy concretas que dependen de un plan de trabajo y de una forma de financiación. Yo hace poco hablé del IMEP
3, Instituto Municipal para la Estadística de Políticas Públicas. Lo que tenemos que hacer es salir de esta idea política donde lo único que se hace es discutir, y pasar a dialogar en base a hechos reales. Si tenes a alguien que te está diciendo constantemente dónde estás parado, vas a poder progresar mucho más rápido.
Gustavo: Nosotros lo analizamos como un eje fundamental del próximo gobierno. Pilar realmente ha crecido de manera extraordinaria y hay un retraso enorme en infraestructura. Nuestro lema es igualdad y decencia. Y la igualdad se logra llevando la obra pública a los barrios. Sabemos que esto es difícil, pero tiene que ser el eje del próximo gobierno.
¿Contemplaron la diferencia que hay hoy entre Pilar centro y las periferias?
Alejandro: Las obras tienen que estar en los lugares más relegados. Los que están arriba, queremos que sigan arriba. Mi preocupación está en los que no tienen nada, a los que hay que defender. La política pública tiene que estar orientada a que cualquier chico que esté en una casa pobre, pueda recibir la ayuda del Estado antes de que sea tarde. Hacer la diferencia donde ya hay, no es difícil. Hacer la diferencia donde no hay, es todo.
Al acercarse a las zonas periféricas de Pilar, te das cuenta de que el Estado desaparece. No hay vereda, no hay calles, no hay sistemas de luz, no llega la ambulancia. Pero hay una cosa muy curiosa: hay planes. Y la gente ahí vota a Cristina, porque en vez de haberle llevado el Estado a la gente, les dieron el plan.
Gustavo: Hoy nos falta una inteligencia para medir en dónde estamos parados, hacia dónde queremos llegar y cómo vamos a usar esos recursos. Ves el Presupuesto y es imposible de desmenuzar. Nosotros queremos un Presupuesto en dónde sepamos a dónde va la plata. El Presupuesto Participativo, por ejemplo, ha sido una manera de controlar al gobierno. Y la otra forma es la transparencia. Con la tecnología que hay, se puede hacer. Cada ciudadano podría tener que poder ver cada factura. Pero eso es una decisión política.
¿Qué tipo de presupuesto proponen ustedes?
Alejandro: Vivimos en una ciudad de exclusión. Hay lugares donde la gente se concentra en lo que hace y no tiene dificultades para vivir, las cosas funcionan. Deberíamos vivir relajados, concentrados en lo nuestro y el Estado facilitando las cosas. A todos los profesionales, con la viveza de estos impuestos tan altos, les sacan el potencial de desarrollo. Y para esta sociedad de exclusión, propongo el presupuesto de las cuadrículas. Es un método matemático mucho más exacto que el presupuesto participativo porque te permite ver en números cuánto aporta cada barrio y cuánto recibe a cambio. Cuando solo te limitas a cobrar impuestos pero no das nada a cambio, le pegas en la cabeza al tipo que paga. Hay que generar un sistema para que la persona que pagó sepa en qué se invirtió.
¿Cuál es su modelo de político?
Alejandro: Pienso en Illia, una persona profesional y humilde que ejerció su mandato respetando la Constitución. En mi caso, lo veo muy asociado a la matemática. Siempre pienso que en un gabinete debería haber un actuario, esa persona capaz de ver en números y en tiempo lo que vos soñas y planeas. Creo que todavía estamos en una Argentina muy primaria, muy trabados en la discusión. Y tenemos que ir más allá de eso, al derecho al trabajo, al salario digno, a vivir en paz dentro de un país. Tenemos que dejar de pelearnos y empezar a trabajar. Y proyectar en el tiempo y transformar la realidad es pensar en políticas públicas. Para mí el modelo político es ese, el que tiene una idea, y en base al tiempo y a políticas públicas transforma la realidad.
Gustavo: Alejandro Uriburu.
Azul Rizzi
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