El pasado 4 de octubre falleció a la edad de 91 años Eriberto Ariel Quintana. Mas conocido desde la adolescencia por los apelativos de “Negro”, “Negrito” y “Negrucho” Quintana.
Nació en Pilar el 13 de mayo de 1934, en el seno de una tradicional familia. Tuvo siete hermanos, de los cuales sobreviven tres: Oscar; Elida “la Negra” y Marta. Es digno de consignar que su abuela Crescencia también era pilarense y había nacido hacia fines del 1800, en una casa del centro de Pilar, que luego fue de la familia Quintana generación tras generación.
Se casó con Mercedes Bustamante con quien tuvo una sola hija, Marina, que le dio dos nietos: Manuel (29) y Pilar (25). Eriberto fue una persona muy afable que cosechó grandes amigos a lo largo de su dilatada vida, tanto en sus relaciones personales como políticas.
En la faz laboral, trabajó muchos años en la concesionaria Peugeot de Oscar Orsini y luego en la de la familia Bottarelli, finalizando junto a su hermano Oscar (“Toronja”) como responsables de la casa “Servigoma”, para luego acogerse a los beneficios de la jubilación.
El Negro Quintana se enroló en las filas del radicalismo desde muy joven, “siempre por Línea Nacional y siguiendo a Ricardo Balbín”, afirma su hija Marina en diálogo con Resumen.
En las elecciones de octubre de 1983, en la vuelta de la Democracia a nuestro país, Eriberto fue electo concejal por el radicalismo junto a Luis Gambetti, Alcides Bruno, Jorge Barrio, Silvio Zunino y José Quintana. En ese acto eleccionario otro radical pilarense, fundador en Pilar del Movimiento de Renovación y Cambio, es elegido diputado provincial: Rubén Martinelli.
Recordamos a nuestros lectores que, en diciembre de 1983, asume el Dr. Raúl Alfonsín como presidente de la Nación y en Pilar es ungido intendente municipal por el peronismo, Luis David Celestino “Luiso” Lagomarsino.
Eriberto Quintana es reelecto por un segundo período como concejal y Marina recuerda un gran gesto cívico de su padre al dejar el Concejo Deliberante. “Papá renunció entonces a percibir una jubilación de privilegio por su función como edil –recordó con orgullo- él decía que había sido un gran honor haber sido concejal de Pilar y que, finalizado su trabajo legislativo, era su deber como ciudadano volver al llano, para seguir viviendo de la actividad privada. De hecho -subrayó- se jubiló con la mínima”.
El Negro Quintana llegó a los 91 años con buena salud. “El era reacio a ir al médico, solamente iba a controlarse la presión arterial y el estado de su corazón- afirma Marina-. Fue paciente del Dr. Pachelo. Si bien fue un fumador empedernido desde muy joven, hace unos meses comenzó a tener complicaciones a partir de un pólipo. Lamentablemente en períodos de internación para realizarse estudios, tuvo problemas por infecciones intrahospitalarias, que complicaron su estado de salud. Finalmente, los profesionales aconsejaron no operarlo por temor a complicaciones debidas a la edad”.
Confeso hincha de Boca Juniors, Marina no duda en recordarlo como “bostero y radical”.
Oscar Mascareño
Dejar un comentario