Derquino de nacimiento, tenía 10 años durante 1945, y a los 14 empezó su militancia que continúa hasta hoy. Fue amigo de René Favaloro y Carlos Mugica, intendente en La Pampa y concejal en Pilar.
En 1945, año clave para el peronismo, Dino Boeri tenía 10 años. Oriundo de Presidente Derqui, sus padres se habían mudado a Caseros por trabajo. El 17 de octubre, decidieron no mandarlo al colegio debido a la tensión que imperaba en la sociedad. Sin embargo, Dino salió de su casa y se fue a la fábrica donde trabajaba la mayor de los seis hermanos, a tres cuadras de allí. Entonces los vio: columnas interminables de trabajadores salían de todas partes con rumbo a Plaza de Mayo. Entre ellos su hermana. “Por todos lados se veía gente caminando, gritando y bailando” recuerda Dino desde el comedor de su casa. También comenta que aunque quisieron frenar la movilización con la policía, el jefe decidió no reprimir. Después, los hechos por todos conocidos. El discurso de Perón ese día a la multitud, la década peronista, la asignación de derechos a los trabajadores.
Sobre la mesa, la misma en la que se han armado años atrás listas de concejales, hay una libreta sellada por la Secretaría de Trabajo que le dieron a los 14 años cuando finalizó el curso. Con esa libreta salió a buscar su primer empleo, en el ferrocarril San Martín, donde su padre era señalero. Allí consiguió un puesto como mensajero en Retiro, por un buen sueldo, del que le daba la mitad a su madre. “Cuando entré al ferrocarril me afilié como adherente al peronismo, porque era menor de edad”, comenta.
Dino se pone solemne: “No fuimos peronistas porque nos metieran una idea en la cabeza. Había un motivo especial” dice y enumera algunos de los beneficios dados por Perón. Entre ellos, y en lo personal, pasaron de alquilar a ser propietarios de una casa, con un crédito a pagar en tres décadas. “Yo milité desde los 14 años hasta hoy, que soy congresal nacional y provincial del PJ. Soy de lo más antiguos, voy a los congresos y casi que me miman”, contó.
Dino estuvo presente en todos los momentos cruciales de la historia del peronismo. Cuando bombardearon Plaza de Mayo por ejemplo, él era auxiliar de tercera en el ferrocarril. Estaba a tres cuadras de la plaza. Los mandaron a todos al subsuelo, pero él y seis más se escaparon y fueron hasta allá. “Mi hermana ayudó a levantar cadáveres”, dice.
En la concepción de Boeri, “el peronismo fue una revolución, y todo lo que se hizo después en su contra fue producto de las conquistas sociales alcanzadas. Perón fue el gran estadista y Evita el motor”.
Su trabajo en el tren también le permitió conocer al General. En aquel momento Dino trabajaba en el puerto, en la dársena F. Cada vez que el presidente pasaba por allí, se apostaban en el lugar oficiales de la Federal para custodiar el trayecto. Un día le dijeron que Perón iría de sorpresa a la capilla Cristo Obrero, a dos cuadras de allí, a saludar al Padre Carlos Mugica, quien además era amigo de Dino. Entonces fue hasta allí. “Le di la mano y le dije ‘es un gusto, General. Yo soy amigo de Carlitos’. Era un tipo sencillo y formidable. Y cuando vino Carlitos, que no estaba en ese momento, se agarraba la cabeza”.
Por ese entonces, Boeri colaboró consiguiendo materiales para la capilla de Mugica, y por su parte, el cura villero se encargó de que un peón a cargo de Boeri aprendiera a leer y escribir. Dino señala que era un chaqueño muy laborioso que fue criado atado a un poste, literalmente. En una oportunidad el hombre volvió a su provincia natal durante seis meses, y a su regreso, pidió retirar las pertenencias que le habían quedado en el puesto de trabajo. Boeri le entregó el sueldo de ese medio año en mano. El padre Mugica puso a su disposición una maestra que le enseñó a leer y escribir en tres meses, y también se le facilitó una casa para que viva con su familia. Tiempo después, el hombre logró abrir la caja fuerte de la empresa, que estaba trabada, y no faltó un centavo. “Aprendimos de Perón a ser solidarios” reflexiona Dino. Años más tarde, el padre Mugica visitó a Boeri en su casa de Pilar.
Pero el país, y también el peronismo, tuvo sus momentos oscuros. Uno de ellos fue el año ’56, cuando Dino presenció el fusilamiento de cuatro suboficiales. En ese momento vivía en Devoto y estaba haciendo el servicio militar. Un hombre le dijo una noche ‘Andate al cuartel que hay revolución’. Se trataba del levantamiento del general Juan José Valle, símbolo de la resistencia peronista, contra el gobierno de Aramburu. Hasta allí fue Boeri y se reunió con el resto de los soldados sublevados. Horas más tarde presenció los asesinatos de cuatro compañeros, desde detrás de unos árboles. “Como era el único que sabía escribir a máquina tuve que hacer la redacción de la copia del acta de defunción” lamenta. Finalizaba diciendo ‘muerte por herida de bala’.
Más tarde, de Devoto Dino se mudó a La Pampa por trabajo, dejando en Buenos Aires a su entonces novia y actual esposa. Ese día se tomó el tren en Once. No tenía un peso y justo un chileno que estaba en la estación le compró su radio Spica. Durante el viaje, jugó al truco con tres viajantes que auguraron que un porteño que se mudaba para trabajar no iba a durar mucho en el interior. Pero allí trabajó en las salinas, y dos años después, fue intendente de Jacinto Arauz, un pueblo que por aquel entonces tendría 4 mil habitantes.
La primera vez que se presentó por el laborismo, Boeri ganó por 14 votos pero no asumió porque fue intervenido. Pero la segunda, allá por la época de Illia, cuando él tenía alrededor de 25 años, pudo ocupar el cargo. Minutos antes del primer acto al frente del Ejecutivo, fue citado por el comisario del pueblo para notificarlo sobre el decreto 4161. Un rato después, en una esquina colmada de gente, dijo: ‘Compañeros, compañeras, ese vehículo que está ahí de custodia me dijo que podíamos hacer este acto pero sin nombrar a Perón, a Evita y el peronismo, ¿pero de qué vamos a hablar si no empezamos por el peronismo?’. Los presentes estallaron en aplausos y el auto se fue.
“Al cabo de unos años fui a Santa Rosa para hacer unos trámites. Estaba tomando un café en la vereda, frente al hotel. Para un coche, se bajan dos tipos y uno viene caminando. Era el comisario Álvarez. Me dijo ‘¿sabés por qué no te metí ese día preso? Porque yo soy más peronista que vos”.
En sus dos años como intendente, Boeri hizo el estudio de liberación y desagüe del pueblo y empedró casi todas las calles. Además puso fecha de fundación al pueblo junto con la familia Arauz, quienes donaron los campos donde hoy se asienta la localidad. Un día llega una mujer y le cuenta que había sido maltratada por el nuevo comisario, a quien todavía Boeri no conocía porque no se había presentado formalmente. Entonces lo echó del pueblo y de su cargo.
También puso a punto la sala de primeros auxilios donde trabajaba René Favaloro. El prestigioso médico fue quien atendió el parto de su primer hijo. “Fuimos muy amigos, íbamos tomados de los hombros con René” comenta.
A Pilar Dino volvió hace más de 40 años. Aquí conoció a Luis Lagomarsino, de quien fue un gran amigo, y a quien considera que como intendente “ninguno le va a llegar ni a los talones”. De quien fue jefe comunal al retorno de la democracia fue concejal y secretario privado, cargo que ocupó ad honorem durante dos años, cobrando solo como concejal.
Luego, durante los primeros cuatro años de Zúccaro al frente del Ejecutivo pilarense, Dino estuvo en el área de Desarrollo Social. También fue apoderado durante las elecciones. Sobre el actual intendente recuerda una vieja anécdota: “A Humbertito lo conozco desde que nació como político, él empezó con Luiso y conmigo”. Boeri comenta que Lagomarsino le había dado trabajo cuando Zúccaro se recibió de médico, en la sala de Zelaya. Y cuenta que “un día muy feo de invierno me dice de ir a Zelaya ‘para ver a Zuccarito’. ‘Luiso, usted bájese, yo me quedo escuchando radio en el coche’. Pasó media hora y me golpea la puerta del auto una chica: ‘dice el doctor que baje a tomar un café’. Para no ser descortés fui y estuvimos charlando un rato. Cuando nos fuimos Luiso me dice ‘ya está Dino, este largó en política hoy. Si no lo seguimos, este nos va a pasar por arriba a todos”. Actualmente, Boeri es asesor político del intendente.
Entre conocidos personajes de la política nacional, Boeri conversó mano a mano con Néstor Kirchner y también jugó al truco con Menem, aunque no recuerda quien ganó aquella partida. Además fue muy amigo del neurocirujano Raúl Matera, a quien le organizaron un homenaje. “Se lo acordó hasta el último día de su vida. Le hicimos cinco vaquillonas con cuero en el Sportivo y estuvo presente todo Pilar. Después si le mandábamos a alguien lo atendía gratis”, recordó.
Florencia Taranto
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