En medio de la conmoción, la familia del joven afirma que desde la fiscalía les comunicaron que existen pocas pruebas. Sin abogado defensor, deberán enfrentar el proceso.
El caso conmocionó a nuestro distrito cuando se conoció que durante los festejos del primer día del año un joven de 22 años había sido asesinado a golpes por dos adolescentes. Martín Anze se encontraba regresando a su hogar de barrio Peruzzotti, donde había celebrado junto a su familia, luego de ir visitar a unos amigos cuando fue atacado.
Lamentablemente, durante la mañana del 1º de enero, Martín se cruzó en la calle con dos de los vecinos problemáticos y el desenlace fue fatal: un menor de 15 años y uno de 18 lo golpearon incansablemente, primero con una botella de cerveza y luego con un bate de béisbol. Ambos fueron detenidos por el crimen, pero han corrido suertes distintas.
Uno de ellos, que hoy tiene 19 años, estuvo en prisión preventiva dentro del ámbito carcelario desde febrero hasta julio, cuando se le otorgó la prisión domiciliaria con pulsera electrónica. El menor, de 16 años, es inimputable por el crimen ya que lo cometió durante la minoría de edad, pero se encuentra institucionalizado en un centro de contención, privado de su libertad.
Un año y más de dos meses después, se ha confirmado que el juicio por el asesinato de Anze comenzará el 3 de abril y se extenderá hasta el 6, en los tribunales de San Isidro. Sin embargo, la familia está desconsolada: no tienen abogado, ya que las solicitudes al estado jamás fueron respondidas y los plazos se han vencido, y la única ayuda que reciben es de la fiscal a cargo, quien les comunicó que ganar el proceso será difícil.
En su desesperación, han intentado conseguir ayuda de la ONG “Ayudanos a Ayudar”, que brinda contención a familiares de las víctimas, pero todo ha sido en vano: enfrentarán el juicio sin un abogado defensor ya que tampoco poseen dinero para pagar de forma privada un asesor legal.
Según relató Anze, la fiscal que lleva el caso les explicó en el último tiempo que no existen pruebas testimoniales y que las cámaras no llegaron a filmar lo ocurrido en ese lapso a pesar de que en su momento los oficiales informaron que “hubo diversos elementos” para dar con los autores.
A la falta de pruebas se suma el miedo de los vecinos de testificar en contra de los acusados, ya que Dilma Anze declaró que los presuntos autores son conocidos en el barrio por ser problemáticos y el miedo sobrevuela constantemente entre su familia y los mismos vecinos. Sin ir más lejos, dijo que su hermano mayor fue amenazado diciendo que correría la misma suerte que Martín, razón por la cual se fue a vivir a Capital Federal.
Dilma Anze y su madre que afronta una grave depresión, han quedado desamparadas, sin trabajo y sin ayuda para lograr hacer justicia por la muerte de su hermano.
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