Domingo 24 de Noviembre de 2024

Las empleadas domésticas complicaron la situación de Farré


  • Miércoles 02 de Septiembre de 2015
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Trabajaban para la pareja y declararon ante la fiscal. Corroboraron las agresiones y afirmaron que vivían “en un contexto de violencia generalizada”. Las dos empleadas domésticas que trabajaban para la pareja, integrada por Claudia Schaefer y Fernando Farré, confirmaron las constantes agresiones que la víctima había declarado. Mónica y María declararon el lunes ante la fiscal Carolina Carballido Catalayud y describieron en detalle la relación conflictiva que tenía la pareja. “Declararon todo lo que han visto y vivido durante estos años”, comentó a la prensa, Claudio Katis. “Todas las violencias que puede imaginarse: verbal, física, psicológica, hostigamiento constante”, continuó el abogado. “Era un contexto de violencia generalizada, de él para con sus hijos, su mujer y para con ellas también”, explicó Katis. Ambas mujeres habían trabajado para la pareja. Mónica lo hizo durante alrededor de ocho años, hasta que Farré la despidió a principios del pasado mes de abril. María, por su parte, era quien se encontraba en funciones al momento del violento crimen, pero no estaba en la casa del country Martindale al momento del hecho. La víctima de 44 años había denunciado a su marido el pasado 3 de agosto ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte de Justicia (OVD) por la violencia machista a la que se había visto sometida por varios años. Incluso describió al detalle un episodio en el que Farré le tiró de los pelos, la empujó contra el sofá y le puso la rodilla en la cara. Un abogado penalista que la asesoró al momento de hacer esa denuncia dijo la semana pasada que “ella no se animaba a denunciarlo por los hijos y buscaba una salida consensuada”. La fiscalía finalmente no pidió que declaren los tres hijos de la pareja para no “revictimizarlos” y por ello el testimonio de las dos empleadas tomó aún más importancia de la que ya tenían. Schaefer y Farré llevaban ya 15 años de casados. Ella integraba el directorio de la bodega Salentein y él había trabajado en una empresa de cosmética hasta que lo despidieron. Al día del crimen habían pasado dos semanas desde que el empresario dejó el departamento que compartían en la avenida Del Libertador al 1700 para residir solo en la casa del country. Según Adrián Tenca, el abogado de Farré, insistió en que es muy difícil que haya habido premeditación. “Farré tenía previstas entrevistas de trabajo por la tarde (del día del asesinato) y además nadie va a preordenar un homicidio delante de cinco testigos”, dijo. Asimismo, aseguró que ninguno de los testigos, por las empleadas domésticas, vio un ataque o agresión de la víctima, sino que las conocieron por el relato de la víctima. El letrado había anticipado que intentará probar la inimputabilidad de su defendido, o bien, que tuvo una responsabilidad atenuada por haber actuado bajo emoción violenta.

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