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El hallazgo se produjo el pasado domingo por la tarde, cuando localizaron el cuerpo en la playa. El hijo mayor confirmó la identidad. Se había registrado en un hotel de la zona bajo un nombre falso. Era buscado desde el jueves, tras matar a puñaladas a su ex mujer.
Trágico final para una dramática historia. El cuerpo de Antonio González (49), quien el jueves pasado asesinó en Villa Morra a su ex esposa, Carolina Giardino, fue encontrado el domingo por la tarde flotando frente a una playa de San Clemente del Tuyú.
Su hijo mayor reconoció el cadáver en la morgue del hospital de Mar de Ajó, en el Partido de la Costa, donde cerca de las 19 de hoy se le practicó la autopsia, que determinó que González había fallecido por asfixia por sumersión, es decir que murió ahogado.
Fuentes de la Jefatura Distrital del Partido de la Costa informaron que el cuerpo había sido visualizado por un vecino de la zona alrededor de las 7 de la mañana del domingo en la orilla de la playa, a la altura del balneario “Edén”, ubicado en avenida II y la Costanera, de la localidad de San Clemente del Tuyú.
Según determinaron los pesquisas, el hombre llevaba un pantalón de neoprene debajo de un jean, buzo y bufanda, pero no tenía calzado. Al ser revisado, los policías descubrieron dos tatuajes, uno en el omóplato derecho y otro en el brazo izquierdo, que les hizo presumir que podía tratarse del sospechoso del homicidio de Carolina Giardino, por lo que alertaron a la Comisaría de Pilar.
Luego, enviaron una foto del rostro del ahogado y se obtuvo un resultado positivo por parte de un amigo del prófugo. Más tarde, durante la madrugada, una comisión policial de la seccional que tenía a su cargo la pesquisa por el femicidio viajó con el hijo mayor de González a Mar de Ajó, donde finalmente fue reconocido oficialmente el cadáver.
La autopsia determinó que el hombre había fallecido ahogado, y que llevaba entre 12 y 24 horas muerto desde el momento del hallazgo. Además, los investigadores hallaron la camioneta de González en un médano en un paraje conocido como Punta Rasa, en las afueras de la localidad balnearia.
Se trata de una camioneta Toyota Hilux gris ploteada con la leyenda "Tony Planeador 55", el apodo y el número que utilizaba González en las carreras de cuatriciclo y motocross de las que participaba asiduamente.
Las pesquisas determinaron que el sospechoso se había cortado el pelo al ras, por lo que estiman que había intentado cambiar su fisonomía para no ser descubierto. Desde que se descubrió el crimen de la mujer, los investigadores policiales ya habían realizado varios allanamientos en la Costa Atlántica en busca del sospechoso, pues era habitual que visitara esa zona.
Además de viajar allí por las carreras de cuatriciclo, González era constructor y tenía varias obras a su cargo en distintas localidades del Partido de la Costa, por lo que los investigadores consideraban que podría estar escondido en alguna de ellas.
Sin embargo, se había hospedado en un hotel de la ciudad donde se registró con un nombre y número de DNI falsos, y además, según la dueña del lugar, el teléfono que dejó no correspondía a un cliente con servicio. En sumatoria, el personal del albergue lo notó nervioso, lo que llamó la atención.
Recapitulando, el crimen por el cual era buscado ocurrió el jueves último, alrededor de las 14, en la puerta de un complejo de departamentos situado entre las calles 9 de Julio y Las Heras, de Villa Morra. Allí vivía Giardino junto a sus tres hijos, producto de la relación que había tenido con González.
El hombre llegó al lugar a bordo de su camioneta Toyota Hilux color gris y la estacionó a la vuelta del complejo, tras lo cual se encontró con su ex mujer en la puerta del mismo para ver al nene más chico, de 7 años y con síndrome de Down.
González se llevó al pequeño a la camioneta con la excusa de que quería darle un juguete y allí empezó una discusión, que fue presenciada por una amiga de la víctima.
Carolina fue encontrada tirada en la calle por su amiga, gravemente herida de dos puñaladas, una en el tórax y otra en la ingle, y antes de morir aseguró que su ex la había atacado. Tras el crimen, González huyó llevándose a su hijo menor, a quien dejó en la casa de su propia madre, de 82 años, en el barrio porteño de Belgrano.
La relación entre el otrora matrimonio era complicada, ya que en varias ocasiones Carolina fue amenazada por su victimario, hecho que inclusive suscitó una denuncia por violencia de género en la Comisaría local.
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