La joven fue violada por su padrastro desde los 11 a los 13 años. El hombre recibió una condenado de 14 años. Camila aconsejó a otras víctimas a “no callarse nunca”.
Camila Centurión tiene 24 años, es madre de un pequeño de 3 y fue víctima de abuso sexual. Su padrastro Cesar Oscar Pochon, la violó reiteradas veces entre sus 11 y sus 13 años y, finalmente, el martes pasado logró que se hiciera justicia luego de que lo condenaran a 14 años de prisión.
Pochon, de 52 años, es un psicólogo y docente que se desempeñó en distintas instituciones educativas de José C. Paz, San Miguel y Malvinas Argentinas. Entró a la vida de Camila a sus 2 años, cuando comenzó a salir con su madre, con quien además tuvo un hijo.
La pesadilla empezó cuando tenía 11, cuando despertó con Pochon sentado en su cama, ella con la remera y el corpiño levantados. Allí, comenzaron los manoseos, abusos y violaciones.
A sus 13 años se le contó a su madre. “Ahí entendí que era algo que no estaba bien, que eso era lo que hacía que yo quisiera morirme. Lo conté, y gracias a Dios mi mamá me creyó desde el primer momento”, explicó Camila a Diario Resumen.
La denuncia la realizó a los 17 años, cuando el silencio agravaba el calvario: “Pertenecíamos a los Testigos de Jehová, nos decían que era mejor conservar la familia, no denunciar. Hasta mis 17, ejercíamos la religión hasta que no aguantamos, hicimos la denuncia y empezó todo el proceso judicial, que fue difícil porque incluso recibí amenazas”.
El juicio en principio estaba propuesto para 2016, pero fue pospuesto y si bien ella lo daba por perdido, no bajó los brazos. “No sabía cómo iban a reaccionar, si me iban a seguir atacando. Tuve mucho miedo, pasé por internaciones psiquiátricas, ahí es donde peor la pasé. Yo pensaba ‘qué hago yo acá adentro y esta persona afuera, como si nada”, declaró Camila. Y agregó que para sobrellevarlo se enfocó en su hijo pequeño.
Con respecto a la sentencia, aseguró estar contenta a pesar de que son pocos años: “Él en su testimonio negó todo, pero todos se enteran de quién es él realmente y me da tranquilidad. La condena es una marca que no se podrá sacar, se hizo justicia. Yo a la condena la siento como una liberación, porque se lo llevaron esposado y preso”.
Por último, dio un mensaje para quienes estén atravesando la misma situación. “Decirles que hay una luz al final del túnel, que no deben hacer silencio porque no son culpables de nada. Va a haber alguien que les crea y los escuche. Sí da miedo al principio, pero siempre habrá alguien. No se callen, porque eso mata por dentro día a día. Valen mucho. La persona que está haciendo las cosas mal es el otro, que hace daño, no uno”, cerró.
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