Por Patricio Cristino
Hay una diferencia muy grande entre la crisis del 2001 y la del 2018. La grieta. Dicha grieta fomentada desde 2008 con el campo (ellos o nosotros), con Clarín (si lees Clarín te miente) y demás fue profundizada por el Macrismo (los chorros o nosotros). Una trampa letal.
Hoy la clase baja está pasándola mal y la clase media nunca vio bajar tanto el status como ahora. Ya no estacionan en cocheras, ya no pueden ir en auto a trabajar, no compran primeras marcas, la devaluación los dejó sin capacidad de ahorro y el viaje a Miami es una utopía.
Cuál es la diferencia con el 2001. Que en diciembre de 2001 el grito se unificó: piquete y cacerola la lucha es una sola. En cambio ahora te metieron en la cabeza que los que cortan las calles está mal, que ellos quieren planes o Flan y que vos sos diferente. Vos clase media no sos un peruca que corta calles. Vos sos algo mas, sos algo superior. Lo peor es que lo creen.
Y los sectores populares ya no le perdonan a la clase media ese desprecio. Y ahí la clase alta se hace un festín. Mientras se pelean populares y demócratas los grupos de poder pasan por caja y se la llevan toda.
¿Nos vamos a dar cuenta de esto? Debe haber una grieta sola. Los dueños de los medios de producción y los trabajadores.
No se vota como el patrón. Es lo único que debemos saber. Si siguen en la grieta mentirosa estamos al horno. La grieta es otra.
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