Los ciudadanos votaron en verdadera defensa propia, privilegiando la continuación del rumbo político por sobre el ajuste del bolsillo.
Las palabras del devenido en vocero todoterreno de la ex-Presidente y candidato a diputado por Unión Ciudadana Leopoldo Moreau, sonaron a título de una muy mala serie de ciencia ficción. A pocas horas de conocidos los resultados electorales manifestó: ”Cristina está sufriendo una campaña de demonización”. Y a continuación acusó al Gobierno de “manipular el escrutinio”. Por supuesto que las declaraciones guardan estrecha relación con el resultado de las PASO llevadas a cabo el pasado domingo. Y también las palabras del radical, sintetizan la disociación entre la realidad y la puesta en escena a que nos tiene acostumbrados el espacio al que pertenece. La obediente y en apariencia reposada candidata, vestida con ropas sencillas logró en la Provincia de Buenos Aires menos votos que los que obtuvo en el 2015 su delfín de entonces, Aníbal Fernández. En el orden nacional la coalición Cambiemos en 23 distritos y Vamos Juntos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, logró prácticamente el doble de votos que la agrupación de la líder de Unión Ciudadana.
Hablando de institucionalidad y ciudadanía, atento el nombre de ese espacio político, vale la pena recordar que la ex-Presidente y sus dos hijos no concurrieron a votar donde figuran empadronados, es decir, en la castigada provincia de Santa Cruz. Aludieron intentando justificar su inasistencia, a supuestos problemas nunca comprobados de programación en los vuelos de Aerolíneas Argentinas. Todo un ejemplo de educación cívica y convicción democrática. Queda claro, que cuando no es posible disponer caprichosa y arbitrariamente de los bienes del Estado la realidad cambia drásticamente. Como contracara, recordemos que durante años se realizaron vuelos oficiales los fines de semana a Río Gallegos o al Calafate, para que a primera hora de la mañana la ex-Presidente pudiera leer los diarios del día.
Volviendo al resultado de las PASO, es remarcable la ola nacional que generó la coalición gobernante, Cambiemos, en todo el país y Vamos Juntos en la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires. Los ciudadanos de a pie optaron por continuar votando por un proyecto político, más allá de los ajustes sufridos en sus bolsillos. ¿Estaremos ante una nueva visión de la política y los políticos por parte del votante? ¿Esta circunstancia será capaz de generar un cambio de comportamiento social que atraviese la política y tal vez ayude a revaluarla a futuro? La respuesta la tendremos en octubre del corriente año y la tendencia actual aparece como auspiciosa. La columna vertebral de Cambiemos y Vamos Juntos la componen, a mi juicio, tres figuras que han logrado credibilidad política a partir de su credibilidad personal. El Presidente Macri, la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires Vidal y la diputada Carrió generan un importante nivel de adhesión personal y política, que se tradujo en excelentes resultados logrados en el orden nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.
Este grado de acompañamiento tiene como contraparte el alejamiento de buena parte del electorado respecto del peronismo. El peronismo sufrió reveses impensados como el caso de las provincias de Córdoba, La Pampa, Neuquén, Entre Ríos y Chubut. En La Pampa el peronista Carlos Verna, actual gobernador en su segundo mandato fue derrotado por un joven de 28 años, Martín Maquieyra. En San Luis los hermanos “renovadores” Rodriguez Saá, aliados con la ex-Presidente, resultaron vencidos luego de 34 años en el poder. La derrota por demás previsible aconteció en la Provincia de Santa Cruz. Hubo por cierto, triunfos peronistas en varias provincias. Decepcionante fue el resultado del comicio para la dupla Massa-Stolbizer, razonable aunque no el esperado por su espacio para Cristina Fernandez de Kirchner y muy flojo el desempeño de un kirchnerista anémico como Randazzo. Queda claro que el peronismo carece, por el momento, de un líder que sea capaz de proponer ideas e iniciativas en orden a generar un proyecto valioso de país. Por ahora sólo se escucha hablar de la unidad del peronismo, tal como si fuera una ensalada cuyos componentes no aparecen definidos al igual que el valor nutritivo de los mismos.
Para terminar, cabe recordar la figura cada día más icónica del General José de San Martín a 167 años de su desaparición física. Líder Latinoamericano irrepetible que falleciera a los 72 años de edad en el exilio. Hombre austero de una integridad ejemplar, supo administrar cuantiosas cantidades de dinero aplicadas lealmente al Estado de su país. Fue un militar orgulloso de su profesionalismo, consciente de la importancia que la educación y la democracia revestían para su querida tierra. En su homenaje podemos recordar una de sus innumerables frases, “Amar la verdad y odiar la mentira”.
Fernando Robles
Analista político y economista
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