Viernes 26 de Abril de 2024

Oleada nacional: ¿el cambio de época ayudará a generar el cambio de cultura?


  • Domingo 29 de Octubre de 2017
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El triunfo de Cambiemos aleja al cristinismo del 2019 y moviliza al peronismo hacia una compleja pero necesaria renovación. La elección llevada a cabo el domingo pasado dejó a la coalición Cambiemos en una posición casi ideal. Como resultado del comicio, el triunfo nacional del oficialismo y muy especialmente por el obtenido en la provincia de Buenos Aires dejó un peronismo derrotado y al espacio de la ex-Presidente con la mayor cantidad de votos obtenidos. El triunfo de la coalición gobernante se basó en tres pilares indiscutidos, el Presidente Macri, la Gobernadora Vidal y la diputada Carrió. Pero sin duda, fue la gran batalla de Macri y sobre todo de Vidal, al punto que en el festejo realizado en el búnker de Cambiemos, se lo vio exultante y por primera vez en el escenario al consultor Jaime Durán Barba quien se confundió en un emotivo abrazo con Vidal. Este triunfo nacional marca un fin de época y refleja un agotamiento de los ciudadanos, respecto de los ininterrumpidos fracasos de las gestiones del justicialismo y el cristinismo. Recordemos, entre otras cosas, que fue el peronismo de los 90 el que llevó adelante el proceso de privatizaciones de empresas del Estado. Proceso éste, que estuvo plagado de adjudicaciones de bienes y/o concesiones otorgadas por el Estado Nacional en condiciones totalmente beneficiosas para los privados adjudicatarios en detrimento de los recursos nacionales. Esto tuvo que ver con tasaciones dudosas de esos bienes y además con instrumentos de pago sobrevaluados. Concretamente el Estado recibió, en numerosos casos, bonos emitidos por la Argentina con valor de mercado de alrededor del 30% y los computó al 100% a efectos de tomarlos en pago. Es decir, se privilegió el beneficio financiero de aquel a quien el Estado le adjudicaba un bien o le otorgaba una concesión. A esto debe sumarse el hecho que muchas empresas del Estado otorgadas en concesión o vendidas, por sus particulares características, eran y algunas son hasta hoy monopólicas. Vale decir no son empresas que puedan estar sujetas a la desregulación que conlleva a una deseada competencia. Y es esta competencia la que propende a mejorar la productividad de las empresas tendiendo a mejorar el servicio al usuario y un menor costo de las tarifas que debe afrontar el mismo. Asimismo, el menemismo prolongó por muchos años la convertibilidad, generando un estancamiento significativo en el precio del dólar con relación al valor del peso argentino. La consecuencia fue la pérdida de muchísimos puestos de trabajo, porque la actividad económica ligada a las exportaciones sufrió fenomenales caídas que contribuyeron significativamente a la crisis del 2001. Después del corto gobierno del ex–Presidente Fernando de la Rúa, sucedido por varios políticos peronistas se instaló en el poder como Presidente Eduardo Duhalde generando una fuerte devaluación del peso argentino. Este proceso comenzó, a partir de la devaluación, una etapa de gradual ordenamiento y muy lento crecimiento económico. A continuación, el justicialismo entroniza, con un bajísimo porcentaje de voto popular al kirchnerismo en la figura de Néstor Kirchner. Después de dos o tres años de cierto comportamiento racional en lo económico, arranca este espacio gobernante con la estatización de muchas de las empresas privatizadas durante el menemismo. Los siguientes ocho años de gestión arrancan con el kirchnerismo en el poder y despliegan su actuación pública en manos de la gestión llevada adelante por la ex-Presidente. Nace a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner, el cristinismo como creación política destinada a mantener el poder por otro período de mandato presidencial. Las consecuencias de estos últimos 12 años de gobierno populista, sobre todo los últimos 8 están a la vista y han sido motores indiscutidos del cambio de época que marcan los votos emitidos por una importante mayoría de ciudadanos de a pie de nuestro querido país. Este cambio de época tiene que ver, a mi juicio, con el hartazgo de la muy mala gestión de gobierno por parte de ese espacio. Gestión que consolidó la fabricación de pobres y desnudó una incapacidad recurrente para construir una sociedad inclusiva. Tampoco logró la concreción de obras de infraestructura, a lo largo y a lo ancho del país, que colaboraran en favor de mejorar la calidad de vida de los argentinos. Sólo se hizo por desarrollar y alentar la intolerancia. Esta intolerancia alimentó la denominada “grieta”, que no es otra cosa que la exteriorización dialéctica y material de valores de vida que se contraponen con el respeto por la ley y la convivencia democrática. Con este panorama el peronismo afronta un enorme desafío, ya que varios gobernadores provinciales opositores responsables, deberán trabajar por la renovación de políticos y propuestas en tanto la mayor cantidad de votos fue lograda por el cristinismo. Ahora bien, el mayor desafió a la vista lo tiene la coalición de gobierno Cambiemos. Si bien tuvo un exitoso resultado en la última elección, es ese mismo resultado el que debe empujar a sus integrantes a no sumarse al patético triunfalismo que tantas veces perjudicó en el pasado la gestión del estado nacional, las provincias y los municipios y que redundó consecuentemente en perjuicio de sus habitantes. Estaría bueno que aquellos que triunfaron entiendan que falta muchísimo por hacer en esta Argentina de hoy. Además de las reformas que está punto de plantear el oficialismo a todo el arco opositor, entiendo debería prestarse atención a la inflación y a los precios de numerosos productos de consumo masivo. Estos productos continúan aumentando mes a mes muy por encima de los índices de Precios al Consumidor que publica el INDEC. Respecto de esta cuestión resultaría de gran utilidad para los consumidores conocer al Secretario de Comercio nacional y que este funcionario nos explique sobre su actuación, en esa materia, en estos 20 meses de gestión. El cambio cultural tiene mucho que ver con el desempeño y la información sobre la gestión por parte de aquellos que ocupan cargos públicos. Fernando Robles Analista político y economista Seguime en www.fernandorobles.com.ar

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