Por Gustavo Giacomo, economista
La llegada de la tecnología a la vida de las personas generó y está generando múltiples cambios en todos los ámbitos y campos profesionales con el fin de mejorar la calidad y el rendimiento laboral. Esto llevó a que se incrementara la demanda en el sector IT, y a que aumentaran las capacitaciones y la formación en nuevas tecnologías debido a las nuevas necesidades.
Así como muy rápidamente la tecnología escala, en muchos casos la aceptación y comprensión de sus beneficios no se da con la misma velocidad. Además, siempre existe los que vaticinan un futuro negativo para ciertos puestos o profesiones a raíz de la intervención tecnológica, es el caso del informe desarrollado por el Instituto Global McKinsey -publicado por el Foro Económico Mundial-, en el cual se afirma que casi la mitad de todo el trabajo que se realiza en la actualidad podría ser automatizado para el año 2055.
Por su parte, la empresa de investigación de mercados Forrester, sostiene en un estudio que cerca de 25 millones de empleos conocidos desaparecerían en los próximos diez años. En Argentina, sin ir más lejos, de acuerdo a un reporte publicado por el Banco Mundial en Latinoamérica, dos de cada tres empleos serían reemplazados por la tecnología en pocos años. Si bien todo cambio de paradigma supone un costo cuantitativo y cualitativo, entendemos que el impacto de la tecnología en el mercado laboral siempre será positivo.
No hay que pensar a la transformación digital como una amenaza sino en algo que ha llegado para complementar, para mejorar y hasta para crear nuevas necesidades y puestos de trabajo. La tecnología hace de las tareas algo más llevadero -especialmente aquellas que son más operativas-, y además, permite mayor eficiencia en términos de costos y tiempos. La tecnología acompaña el crecimiento e incluso, la expansión de las empresas y los negocios.
Si bien en algunos casos puede reemplazar empleos más tradicionales, en los estudios e informes se advierte que en realidad, lo que se genera son muchos más. Al contrario de lo que piensan muchos, el avance hacia las nuevas tecnologías no debería ser necesariamente algo negativo. La tecnología no destruye puestos de trabajo, cambia su naturaleza de forma positiva, un ejemplo podría ser los servicios de alquileres de alojamiento online; hay un desarrollo tecnológico detrás, personas que dan soporte, que trabajan en el contenido, entre otras cosas. Detrás de los servicios y los desarrollos, hay personas que se capacitaron (y continúan capacitándose) y trabajan en pos de que esa tecnología cumpla el rol para la cual fue creada.
El temor al desempleo tecnológico no es nuevo, toda revolución histórica ha dado lugar a cierta incertidumbre y muchos miedos; todo cambio implica pasar por un proceso de reformulación y adaptación de las formas, hábitos y costumbres que lleva tiempo. Lo cierto es que no podemos pensarnos por fuera de la transformación digital, la innovación tecnológica crea nuevos espacios laborales, nuevas oportunidades de empleo y maneras de trabajar.
Las tecnologías que están marcando tendencia son aquellas relacionadas al desarrollo del software. En particular podemos mencionar la Inteligencia Artificial y Machine learning que se aplican a cualquier industria y que trae innumerables beneficios. Retomando el estudio de McKinsey, el 60% de los puestos de trabajo actuales son en parte automatizables, pero solo el 5% son sustituibles al 100% por una máquina. En la misma línea la consultora Forrester destaca que la robotización del empleo modificará en un 25% la naturaleza de todas las categorías profesionales en 2022. Todo indica que estamos en un mundo con muchas nuevas oportunidades laborales, hay que identificarlas y prepararse para poder responder ante las nuevas demandas.
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