Jueves 21 de Noviembre de 2024

La grieta no es ideológica es de valores, estúpido


  • Domingo 06 de Agosto de 2017
Imagen del articulo
Los argentinos empezamos a darnos cuenta, a partir de los recientes hechos de orden parlamentario y judicial, que la grieta tiene que ver básicamente con valores más que con las ideas políticas de unos y los otros. Todavía impresionados por las imágenes que nos mostrara la televisión el pasado fin de semana, sobre la desesperante situación por la que atraviesa Venezuela siguen apareciendo en el orden local, más víctimas que se incorporan voluntariamente a el “club de perseguidos por Macri”. El sindicalista marítimo preferido por la ex-Presidente Omar “el caballo” Suarez, el emprendedor y desarrollador de la feria clandestina más importante de Latinoamérica, “La salada”, Jorge Castillo y el consecuente y obediente contador de los hoteleros revolucionarios, Víctor Manzanares quien se autocomparó con el irrepetible líder sudafricano Nelson Mandela, son algunos de los nuevos socios del club. Ellos se suman a la “presa política” icónica jujeña Milagro Sala, socia fundadora del club proclamada por el kirchnerismo. Es frecuente escuchar en diversos comentarios políticos, que la Argentina se asemejaría a Venezuela si hubiese triunfado la fórmula kirchnerista Scioli-Zannini. Algunos piensan que tal vez, en ese supuesto nuestro país podría estar peor que la nación caribeña. No está de más evaluar, porqué el país hermano llegó al trágico estado de cosas actual. Hace más de dos años que la situación se deteriora en todos los planos día tras día. Esta degradación política, económica y social tiene vinculación directa con la demora en unirse por parte de la oposición. La tardía unión de las fuerzas opositoras permitió la consolidación del actual régimen, que a la fecha carga sobre sus espaldas más de 140 asesinatos de ciudadanos que cometieron el crimen de intentar expresarse con libertad. Es decir, una dictadura modelo que no respeta en lo más mínimo los derechos humanos. En nuestro país, la posición del Presidente Macri respecto de Venezuela siempre fue clara y sin dobleces, tan propios éstos últimos entre los políticos vernáculos. Sus definiciones, a veces en conflicto con los de la ex–ministro de relaciones exteriores Susana Malcorra, han llegado a proclamar la necesidad de expulsar a Venezuela del Mercosur y a quitarle la condecoración argentina que la ex-Presidente le otorgara al primitivo discípulo de Hugo Chavez, Nicolás Maduro. Frente a los hechos descriptos en el país hermano, los mismos merecen diversos comentarios. Algunos que tienen que ver con el acontecer en el plano internacional y otros que conciernen a la política interna de nuestro país. Hace varias semanas los presidentes de los países integrantes del Mercosur, reunidos en la provincia de Mendoza, eludieron con excepción del argentino referirse al problema generado por uno de los países integrantes. Uno de los países más concentrados en eludir las críticas a los oscuros manejos de Maduro fue Uruguay, gobernado por un frente de izquierda que lidera Tabaré Vázquez. En el orden interno, el silencio respecto de pronunciarse sobre lo que acontece en Venezuela es por demás significativo, por gran parte del atomizado peronismo y de toda la izquierda argentina. Vale la pena tener en cuenta, que el kirchnerismo y la izquierda se escandalizan, en nombre de los derechos humanos, cuando un agente de las fuerzas de seguridad le tuerce el brazo, a uno o varios individuos encapuchados y portando palos que impiden la circulación de los ciudadanos por el espacio público común de nuestro territorio. Ahora, una dictadura que exhibe más de 140 crímenes en su haber no merece una sola expresión de condena por parte de estos espacios políticos. Este  penoso comportamiento, está en directa correspondencia con el que exhibieron las mencionadas agrupaciones políticas en ocasión de la votación para el dasafuero del diputado Julio de Vido. El kirchnerismo y la izquierda hicieron posible en la Cámara de Diputados, al menos por ahora, la construcción enfermiza de la impunidad que benefició a De Vido. Vemos entonces, no sin algo de sorpresa que los sectores mencionados en el párrafo anterior, propician y ejecutan políticas que fomentan la inflación, la corrupción contra el Estado, el no cumplimiento de las leyes, las prebendas económico-financieras y la violencia como sistema de interacción social. Como es dable advertir, por otro lado hay ciudadanos que quieren vivir en paz, que quieren cumplir y que se cumplan las leyes, que no se defraude al Estado en la gestión, que haya estabilidad económica y que haya diálogo que permita construir consensos entre los políticos y los habitantes de este suelo, para resolver problemas comunes. En suma vivir, respirar y recrear permanentemente la tolerancia democrática como camino para desarrollar una Nación que haga posible el progreso de cada uno de sus habitantes. La tan meneada grieta no tiene que ver con distintas ideas políticas, sino más bien con valores contrapuestos con los que piensa, expresa y ejecuta cada uno los argentinos. Fernando Robles Analista político y economista Seguime en www.fernandorobles.com.ar

Dejar un comentario

Los campos marcados son requeridos *