Viernes 26 de Abril de 2024

Errores no forzados y condenas por la tragedia de Once: ineficiencia de gestión y un soplo de aire fresco


  • Domingo 14 de Octubre de 2018
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Los argentinos de a pie convivimos como podemos con el inevitable y a veces ineficiente ajuste, después del despilfarro en los años de cristilandia y con algunas decisiones judiciales que muestran algo de luz para el futuro.   El último fin de semana el triunfo en primera vuelta de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales y parlamentarias que se llevaron a cabo en Brasil, podría estar marcando la declinación inexorable del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño. Bolsonaro, el candidato de ultraderecha, obtuvo 47,9 millones de votos contra 29,2 millones de votos obtenidos por Fernando Haddad, ex–ministro y delfín del hoy preso ex–presidente Ignacio Lula da Silva. Los casi 17 puntos porcentuales de ventaja del ex-militar Bolsanaro sobre Haddad muestran una tendencia sobre lo que puede ocurrir en la segunda vuelta a llevarse a cabo el próximo 28 de octubre. Cabe destacar que la mayoría de las iglesias evangélicas brasileñas apoyan a Bolsonaro, hijo de inmigrantes italianos y de educación católica, quien se acercó en los últimos tiempos a los evangelistas a través de su esposa, miembro de una de esas iglesias. Vale la pena destacar tres cuestiones respecto del proceso político eleccionario que se desarrolla en el hermano país. La primera es el elevado porcentaje de abstención que llegó al 20,3% del padrón, porcentaje que no para de crecer desde el año 2006. La segunda es la importancia que tiene hoy la religión en la política electoral brasileña, mucho mayor que hace 25 años. La tercera tiene que ver con otro duro revés que sufrió el PT, por demás revelador de la crisis por la que atraviesa. Su candidata a senadora por el Estado de Minas Gerais la ex– presidente Dilma Rousseff juntó apenas un 15% logrando un cuarto puesto en la elección y fracasando de esta forma en su intento por volver al Congreso. Habrá que esperar por el resultado del balotaje a realizarse el último domingo de octubre, para saber si se consolida esta tendencia o si los seguidores de Lula pueden revertirla. En el orden nacional la suba de tarifas de gas siembran inquietud, entre otros temas, al quehacer diario de los argentinos. Se trata de una polémica suba retroactiva, vinculada al aumento del dólar, para compensar a las compañías productoras. Esta compensación surge de cláusulas contractuales pactadas en la década del 90 cuando regía la convertibilidad, es decir, cuando el dólar valía 1 peso. Recordemos que la convertibilidad de Menem y Cavallo, el uno a uno en la jerga popular, duró hasta la brutal devaluación de Duhalde y Remes Lenicov pasado el año 2000. Ese dólar anclado por años fue el caldo de cultivo que culminó con la grave crisis del 2001. Será tema de otra columna el análisis a fondo de la década del 90, preparatoria según mi opinión de la situación que se generó en el 2001 y de los 12 años de gobierno del matrimonio presidencial. Volviendo a la actualidad, conviene recordar que la suba del dólar en lo que va del año supera el 100%. Por lo tanto coincidimos en respetar los contratos firmados por el Estado, cualquiera fuera éste, pero no es posible aplicar con rigor simplista y matemático una fórmula de ajuste pactada en la década del 90. Las condiciones de la economía argentina hoy en lo que al valor del dólar se refiere son diametralmente opuestas, por lo que el “ajuste” en cuestión debió negociarse adecuadamente con las empresas del sector. Debió decidirse tratando de conciliar los intereses del Estado Nacional y los consumidores con los intereses de las empresas del sector. Esto tiene directa relación con el monto de la compensación a acordar y el  tiempo en el que la misma se efectivice. Esta medida aglutinó a la mayor parte del arco político coincidiendo en la anulación de la suba compensatoria. Es de desear que los diputados y senadores de todos los sectores que integran ambas cámaras, se junten no sólo para rechazar en este caso un aumento de tarifas, sino que se avoquen a estudiar y modificar los contratos sobre los servicios públicos rubricados durante los dos gobiernos menemistas. Ello, con el objeto de generar contratos más equitativos para las partes. Esta situación respecto de las tarifas de los servicios públicos es bastante parecida a la que ocurriera cuando Juan José Aranguren se desempeñó como ministro de Energía de la coalición Cambiemos. Es decir, se toman medidas de gobierno y luego se modifican o anulan. En estas idas y venidas, producto a mi juicio de falta de trabajo por parte de la jefatura de Gabinete, se expone negativamente la figura del Presidente de la Nación con su consiguiente desgaste de cara al electorado. La jefatura de Gabinete no existe solamente para manejar redes y algo más tendientes a ganar elecciones. También debería trabajar para cuidar y supervisar aquellos temas trascendentes sujetos a la decisión presidencial. Es decir, ocuparse no solamente de encuestas, redes, trolls, buscando resultados electorales sino también en ocuparse de la supervisión de la gestión del Estado. Es sabido que ambas funciones son completamente distintas y que pueden llegar a ser complementarias. Ya son varios los errores no forzados que nos cuestan a todos incluido el Jefe de Estado. En el marco de la justicia, el miércoles pasado se conoció la sentencia dictada a varios de los imputados en la tragedia de Once. Entre ellos los ex funcionarios Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, Julio Miguel De Vido, el empresario Cirigliano y el maquinista del tren por parte del Tribunal Oral que lleva adelante la referida causa por la tragedia ferroviaria ocurrida en 2012. En esa triste ocasión fallecieron 52 personas y cerca de 700 personas resultaron con heridas de distinta gravedad. Esto sucedió en la estación terminal de Once en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y gracias a la extraordinaria actuación del servicio SAME a cargo del Dr. Alberto Crescenti no hubo más víctimas fatales que lamentar. La sociedad toda aprendió que la corrupción mata, ya que en lugar de destinar los subsidios estatales para mejorar el funcionamiento de los trenes, los mismos fueron a parar al bolsillo de funcionarios y empresarios. Vaya desde esta columna el sentido homenaje a las víctimas y a todos sus familiares que a lo largo de estos años nos dieron una lección de perseverancia, de valentía, de respeto por las instituciones y de una enorme dignidad para empujar la causa logrando que se hiciera justicia. Esta sentencia aporta luz y aire fresco a tan desprestigiada justicia argentina. En la madrugada del martes 2 de octubre del corriente año, nos dejó físicamente a los 85 años un grande del dibujo y el periodismo, Hermenegildo “Menchi” Sabat. Afable y austero sus dibujos son más que dibujos que emanan arte, ya los mismos resultan asimilables a observaciones y relatos periodísticos. Un sincero homenaje desde esta columna a quien nos deja un legado de arte y periodismo inmenso.   Fernando Robles. Analista político y economista Seguime en www.fernadorobles.com.ar

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