Viernes 26 de Abril de 2024

El tránsito y los embotellamientos también llegaron a Pilar


  • Sábado 20 de Septiembre de 2014
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Con cada vez más habitantes en Pilar, la principal vía de intercomunicación sigue siendo la autopista Panamericana. No hay avenidas ni calles alternativas para el tránsito. Hoy Pilar tiene 350 mil habitantes, que alcanzan los 500 mil durante los fines de semana. El distrito es un 70 por ciento más grande que la ciudad de Buenos Aires. Aún con una población diez veces menor a la del centro porteño, los pilarenses se demoran en el tránsito y se quejan de los embotellamientos en horas pico. No tiene sentido. O sí lo tiene en un partido que solo crece alrededor de la Panamericana. Los arquitectos Santiago Cordeyro y Pablo Güiraldes anticiparon en 1999 el perfil de un partido que crecía sin planeamiento urbano. “Hace 25 años que Pilar progresa sobre la Panamericana, con un desarrollo cerrado y segregado. Hay enormes pedazos de tierra que se desarrollan hacia adentro y con uso único, como hipermercados, shoppings y barrios cerrados”, describe Güiraldes. Desde que el Ramal Pilar se consolidó como autopista en 1992, se construyeron alrededor de 300 barrios cerrados y 13 hipermercados. La mayoría de ellos se encuentran, al menos, a cinco minutos de la Panamericana, siendo un modelo que se basa necesariamente en el uso del auto para trasladarse de un lugar a otro. Las distancias se alargan cuando una autopista es casi la única vía de tránsito y no hay desarrollo de calles y avenidas en el interior de los barrios. “Como única vía es imposible que pueda satisfacer el tránsito si todo el mundo la usa como interconexión central. No hay una red de calles y avenidas como una verdadera ciudad”, afirma Güiraldes. El mayor desaprovechamiento es la Ruta 8, que corre paralela a la autopista por varios kilómetros. Pero la ruta de mano y contramano se encuentra en mal estado, con sectores sin asfaltar y pocas veredas y banquinas. Las esperas por el tránsito son cada vez más largas. Los puntos de mayor embotellamiento son las salidas de la Panamericana cada kilómetro y medio, especialmente en los horarios de entrada y salida de los colegios. Y en un distrito sin más alternativas que la Panamericana, los más perjudicados son los que no tienen auto. Desde el Concejo Deliberante exigieron mayores inversiones en el transporte público. Nicolás Ducoté, concejal del PRO, afirmó: “La frecuencia es fundamental, la gente espera hasta 40 minutos el colectivo y muchas veces la parada más cercana está recién a diez cuadras de su casa”. “El trabajo pendiente es la inversión en las paradas de colectivos y terminales. La gente necesita saber qué colectivos pasan y en qué horario lo hacen”, agregó. Marcela Campagnoli, dirigente de la Coalición Cívica y ex edil, opinó que no hubo una mejora de la red de transportes públicos en el gobierno de Humberto Zúccaro, intendente desde 2003: “La gente no es prioridad en esta gestión, lo son las grandes inversiones. Mejorar la calidad de vida del ciudadano no está entre las cosas más urgentes para el intendente”. En esto coincide el sciolista José Molina, quien afirma que solo el 17 por ciento de la población tiene acceso a todos los servicios básicos. Por su parte, el arquitecto Vicente Basile, secretario de Planeamiento, Gestión y Desarrollo Urbano municipal, dice: “No hay dinero suficiente para proyectos de gran envergadura, pero aun así el intendente pavimentó los barrios más carenciados”. Sin embargo, muchos barrios como Lima y Pilarica siguen con sus procesos incompletos. La calle Echeverría, de cinco cuadras, solo tiene una asfaltada. Lo mismo ocurre en zonas como San Alejo, La Lomita y Villa Astolfi, cuyas obras siguen incompletas. Hace 15 años se anticiparon estas tendencias, pero la política actual sigue preocupando. “Seguimos sin rumbo de planificación. El partido continúa creciendo pero el camino es el mismo de los 90. Sin una definición de lo que es Pilar y hacia dónde se quiere ir, no se puede pensar en un concepto de ciudad”, sentencia Cordeyro. Con pocas calles y avenidas y una autopista que queda cada vez más chica, moverse en Pilar cada día será más difícil.   Por Azul Sofía Rizzi Facultad de Comunicación de la Universidad Austral

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