Hace aproximadamente 45 años, tras 18 de exilio después de haber sido derrocado por la revolución “libertadora” del año 1955, volvía a nuestro país uno de los políticos más destacados y, a la vez, una de las figuras más controvertidas de nuestra historia, el general Juan Domingo Perón.
Durante más de 18 años, sus adeptos hasta llegaron a orar por su vuelta y sus detractores nos enseñaron que era el gran mal de la historia argentina. Tal es así que su vuelta, propiciada prácticamente por los mismos que en su momento lo voltearon, tuvo sus ribetes en lo que a historia de violencia política se refiere.
Poco tiempo después en uno de sus primeras alocuciones tras su regreso a Buenos Aires, en un acalorado y verborrágico discurso propio de su gran condición de orador, se dirigió al pueblo con una frase más que contundente y tal vez, ejemplificadora. Ante una multitud el General Perón expresó refiriéndose a su gobierno de 1943 a 1955: “Nosotros no fuimos buenos, los demás fueron muy malos…”, frase esta que fue celebrada por sus adeptos y casi podríamos decir, aceptada por sus detractores.
Han pasado muchos años de ese momento. Los argentinos tras su tercer gobierno y el de su sucesora, debimos soportar la más cruel y desacertada interrupción del sistema democrático que quienes hoy peinamos canas, recordemos.
Tras muertes, desapariciones, desaciertos económicos y demás, con mucho esfuerzo y mucha lucha, con palabras y sin armas, recobramos la democracia para siempre.
Quien en ese entonces fue el líder que encabezó el regreso al sistema, el Dr. Raúl Alfonsín en uno de sus tantos discursos habló de “cien años de democracia” y, afortunadamente y gracias al sacrificio y el valor de la ciudadanía, vamos camino a cumplirla.
Ya no más golpes de estado en la Argentina, al menos encabezados por militares. Los cambios y las elecciones pasaron a ser responsabilidad de los ciudadanos, de los civiles, mientras que los representantes de las Fuerzas Armadas se replegaron, como corresponde, a sus cuarteles.
Tras largos y repetidos años de democracia, con aciertos y con errores, tuvimos un gobierno que logró recorrer 12 años en la historia democrática argentina. Tras esos 12 años, quienes no comulgaban con su ideas y quienes querían un cambio, participaron de ese golpe de timón y, los que decían ser mejores, llegaron al poder.
Pero no todo es color de rosa en nuestra Argentina y, mucho menos en nuestra democracia. Quienes ayer lo apoyaron, hoy al menos cuestionan a los hombres y mujeres que lograron vencer al criticado gobierno de más de una década.
Contrariamente a lo que muchas veces ha pasado en nuestra historia, los errores voluntarios o involuntarios, la falta de trasmitir los problemas y en especial la falta de política para encararlos, han hecho que hoy ese gobierno que se fue, ese conjunto de políticos de quienes los nuevos se encargaron de descubrir sus desaciertos, muchos más que graves, hoy vuelvan a florecer en el murmullo político como si nada hubiera pasado.
El décimo noveno año de este siglo XXI, tan esperado y tan controvertido por cierto, está llegando y sólo nos queda por recorrer un camino de apenas meses, pero la gran duda y la gran preocupación de quienes se encargaron de denostar a aquellos que fueron vencidos nada menos que por el voto popular, es que no repitan la ya histórica frase que titula esta editorial. “Nosotros no fuimos buenos, los demás fueron muy malos…”.
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