Por Auguzama
Hace un par de días, viniendo del lado de la conocida “Tanolandia”, quinta de la Sociedad Italiana de Pilar, donde tantas veces hemos comido asados y compartido veladas memorables, tanto en el quincho como en su salón de actos, circulando por la calle Hipólito Yrigoyen me encontré que una cuadrilla estaba haciendo zanjas sobre la vereda de la misma. Inmediatamente me vino a la mente cuando allá por el segundo lustro de la década del 60, sobre esta misma calle, entre Alsina y 11 de Septiembre, operarios de la empresa hacían el tendido de cloacas en nuestra ciudad, con la planta depuradora incluida.
Por aquellos años éramos todos los que hoy peinamos canas y rondamos los 65/70, alumnos del glorioso y querido Instituto Almafuerte, primer colegio secundario de nuestra ciudad. En una de las tardes, a la salida, una de las chicas del Comercial, reconocida profesional de la odontología ahora, la Dra. Alicia Radice, en un momento dado desapareció, al caer en una de las zanjas que no eran para nada poco profundas, es más en algunos tramos superaban los 2 metros. Afortunadamente, tras unos días de control, superó el trance.
Gran nostalgia me dio al pasar por el Instituto, ver en su puerta una reja que protege el acceso al mismo que conserva la vieja fachada de la casa de estudios de Yrigoyen y Alsina. Como han cambiado los tiempos y como ha cambiado nuestro Pilar, en aquellas épocas apenas los alumnos cometíamos alguna que otra travesura, el vandalismo no existía prácticamente, por lo menos en las escuelas.
Unos metros más adelante del “Alma”, como lo llamábamos cariñosamente, me encontré con dos locales vacíos que hasta hace poco eran maxi quioscos o algo por el estilo, pero hoy la crisis del comercio en general ha llevado a que cada día se vean más estos locales que ostentan tristemente el cartel de “se alquila”. Qué épocas aquellas cuando conseguir un local para alquilar era todo un logro, y si se desocupaba alguno, al toque tenían que sacar el cartel porque ya había llegado el interesado que rápidamente montaba un nuevo comercio y comenzaba a facturar muy bien y, hasta se daba el gusto de fiar y mantener los precios de tal forma que le sacaban la mercadería “de las manos”.
Eran sin duda, otros tiempos, donde las empresas prestatarias de electricidad, gas y agua, eran precisamente “prestatarias” de los servicios y no como hoy día que se transformaron en “el socio mayoritario de los comerciantes”, ya que un gran porcentaje de la ganancia va a parar a las arcas de las mismas.
Ya llegando al edificio de Resumen, pasé por la estación de servicio de Ferrarotti para cargar ese combustible que se inventó hace unos años para palear los aumentos de la nafta, como es el GNC, que aunque también ha crecido en precio, al menos una diferencia sustancial se hace.
Mientras el amable playero hacía lo suyo, me terminó de deprimir el edificio de los talleres de la ex agencia Ford de la mencionada firma, otrora pujante empresa de venta de automóviles, completamente cerrado, sin actividad alguna.
Esta recorrida me hizo parafrasear el título de una película que expresaba “Dónde estás Pilar (amor) de mi vida que no te puedo encontrar…”.
Foto: Omar Bouvier – Pilar en el Recuerdo
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