Personas de acero, creo que esa sería una de las definiciones que se le podría colocar a los guías de montaña. Hablamos de personas que se enfrentan a bajas y altas temperaturas, a imprevistos de todo tipo, son aquellos que ponen en riesgo su vida y se aseguran de que sus acompañantes estén a salvo. Se preguntarán ¿por qué alguien haría todo esto? Bueno, la respuesta es muy simple: pasión.
Tomás Ceppi, hombre inquieto si lo hay, es uno de los tantos argentinos que lleva esta hermosa profesión en la sangre. El guía que nació en Río Negro y que actualmente reside en Derqui, se convirtió este año en el argentino número 25 en alcanzar la cima del monte más alto del mundo, el Everest.
Fueron 8.848 metros los que el pilarense por adopción tuvo que ascender junto a su colega y seis personas más. Afortunadamente todos llegaron a cumbre y se metieron en la historia, en tanto que otras 11 personas que también estaban realizando la expedición, en diferentes grupos, fallecieron.
Esta es una de las situaciones de las que nos habló Ceppi antes de viajar a África. A lo largo de la entrevista, el experimentado y reconocido guía nos llevó desde sus inicios, sus logros, hasta recomendaciones para aquellos aventureros que estén pensando en seguir esta profesión o simplemente, para experimentarlo al menos una vez. El camino es difícil, nadie lo duda, solo hay que concentrarse en la cima.
¿Cómo comenzaste en el mundo del montañismo?
A nivel profesional, hice la carrera de guía en Mendoza pero a distancia. Mientras estudiaba comencé a trabajar en Aconcagua. Comencé asistiendo a las personas, es decir como segundo guía y después comencé a guiar expediciones para otras empresas, tanto argentinas como americanas y europeas. Con el tiempo, en el 2009 pude poner mi propia empresa, a nivel montañismo. Simultáneamente, también armo expediciones para dos empresas americanas.
Es importante saber que el ascenso a una montaña no es solo llegar a la cumbre, se trata de toda la previa”
¿Cuándo te decidiste a seguir este camino?
Yo soy de Río Negro. Desde temprana edad, mis papás me llevaban a esquiar y al mismo tiempo, nos fomentaban todo lo que era referido al tracking y actividades relacionadas en la zona de Bariloche. Básicamente ese era un entorno familiar para mí.
Una de tus más grandes experiencias se dio hace muy poco ¿Cómo fue escalar el Everest?
Así es. Hace muy poco se dio la temporada de ascenso, que son los meses de abril y mayo. Fui a trabajar para una empresa americana, es decir de guía líder, en la cual había seis clientes y dos guías, un americano y yo. En sí, yo fui a hacer mi trabajo, lo que implica toda una gran logística para poder subir. Uno tiene a cargo a las personas que te contratan, a las que hay que preparar, darles un soporte y cuidarlas para que lleguen de la mejor manera a la cumbre.
¿De qué se trata la preparación antes de ascender?
Todo depende de las personas. En este caso no eran clientes míos directamente, sino de la empresa para la cual yo guiaba, por lo que llegué a conocerlos recién cuando llegué a Nepal, excepto a Nacho que es argentino y justo fue uno de los clientes, con él sí tuve contacto previo.
Normalmente cuando vas al Everest, ya tenes un proceso previo de haber subido otras montañas, de menor altura, dificultad y demás. El trato previo del cliente con el guía, es cuando ya comienzan a conocerte y a ver como trabajas y te desenvolves. Obviamente como guía, uno trata de darle el mejor soporte posible, ver cómo se están alimentando, que ejercicios están haciendo, la alimentación siento que es bastante personal, por lo que no me meto.
Es importante saber que el ascenso a una montaña no es solo llegar a la cumbre, se trata de toda la previa. Es el tracking de aclimatación hasta el campo base, que es la primera etapa de la expedición. Luego dos rondas de aclimatación, subiendo a mayor altura y bajando, continuamente, para aclimatar el organismo a la altura y luego campamento, que ahí entra un poco la alimentación. Después de estos dos procesos, el cliente y las personas que nos acompañan, están listas para poder subir hasta la cumbre. Es importante darles un soporte mental, ya que son dos meses que están fuera de la casa y bajarlos un poco, ya que muchas veces están ansiosos por poder llegar.
Para muchos es un desafío deportivo, pero para mí se volvió un desafío profesional y no de forma particular”
¿Cómo se completan las siete cumbres?
Es un circuito a nivel internacional entre las montañas más altas de cada continente, justamente es a lo que más avocado está mi trabajo hoy en día. Es un desafío personal, para muchos de los clientes es un desafío a lograr, entre ellas está Everest, que está en Asia, y que es la cumbre más alta en realidad.
Además del Everest y el Vinson, integran este grupo selecto el Cerro Aconcagua, como la cumbre más alta de América, el Monte Elbrus (5.642 metros) en Europa oriental, el Kilimanjaro (5.895 metros), como la cumbre más alta de Africa, y la pirámide Carstenz o Carstenz Pyramid, en Indonesia, que con sus 4.884 metros es la cumbre más alta de Oceanía. ¿Ya completaste el circuito?
Lo completé con el logro del Everest. Hay algunas que las subí dos o tres veces. Para muchos es un desafío deportivo, pero para mí se volvió un desafío profesional y no de forma particular. No quiero mentir acerca de los números, pero sé que mucha gente de afuera completó este circuito, argentinos no tantos. Existe una complejidad en cuanta a la subida de estas montañas, hay algunas que son muy fáciles y otras que no tanto, además de que pasa todo por una situación económica, muchos de los cerros no son para nada baratos.
A nivel personal ¿Cómo fue encarar la expedición al Everest?
Es algo que siempre soñé. En medio de todo, tuvimos diferentes vivencias de todos los colores. Además, este año se vendió la mayor cantidad de ascensos a la montaña. Por tema del clima mucha de la gente coincidió en los mismos días, eso implica que disfrutes de días agradables en el trayecto, pero que te vayas chocando con la cantidad de gente que había. Muchas personas tuvieron que estar en cumbre más tiempo de la que debían por el flujo de gente que había, lo que provocó que algunos fallecieran por falta de oxígeno, por agotamiento y frío extremo, y un montón de cosas más que posiblemente no hayan salido a la luz.
En nuestra expedición, un poco por querer saltar esta cantidad de personas que iban a cumbre y por una desaparición de unos tubos de oxígeno que ya teníamos contados, decidimos postergar todo y salir al día siguiente. Por suerte nos salió súper bien, ya que el día de cumbre estábamos solos.
¿Es cierto que al arrancar la expedición, se encontraron con una persona fallecida?
Lamentablemente tengo que decir que en este tipo de cerros es normal. Uno se suele cruzar a gente accidentada, pero este año en el día de cumbre, nos encontramos a unas tres personas que habían fallecido días antes de que nosotros llegáramos. Es muy difícil poder bajarlos desde allá.
Cada uno tiene su propia cumbre y no hay que comparar una cosa con la otra”
Uno en ese momento tiene que empezar a pensar en los demás. En mi caso estoy más acostumbrado ya que a veces ayudaba en algún rescate, he vivido situaciones parecidas. El único tema son los clientes, que sepan entender y no tener que estar comparando las distintas situaciones que se van viviendo. Si alguien se bajonea, se pone tenso o mal, bajo esas condiciones, expuestas en un día de cumbre, es un momento difícil para todos.
¿A qué temperatura se exponen?
Un día de cumbre en Everest, más o menos -30° o -35°, estamos hablando de los 8 mil metros de altura. Después para abajo, no sé si se va poniendo más calentito (risas) pero la temperatura sube bastante.
Mucha gente sueña con cumplir parte del recorrido que vos lograste ¿Qué le recomendarías para comenzar?
Cuando uno nombra el Everest, es como palabra mayor, por llamarlo de alguna manera. Es algo grande en todos los sentidos, no solo por su altura, también por los tiempos, la exposición y las temperaturas, entre otras cosas. Lo ideal es empezar un proceso, al igual que en todo ámbito de la vida, de menor a mayor. Eso hace que cada uno conozca más su cuerpo, su organismo y cómo funciona ante este tipo de adversidades. Estamos hablando del frío, de la incomodidad de estar durmiendo todos los días en carpa, de no descansar bien, de prepararse en cuestiones más técnicas como tránsito en grieta, glaciar o tener que escalar. No hace falta ir al Everest para hacer este proceso, es cuestión de empezar de a poco.
Es una realidad que el mundo del montañismo viene creciendo, pero está en nosotros bajar más información y preparar bien a las personas”
También debo decir que depende mucho de la persona. Cada uno tiene su propia cumbre y no hay que comparar una cosa con la otra.
¿Cómo te contactaron las empresas extranjeras?
Ambas empresas las conocí trabajando en Aconcagua. Con los dueños de cada lugar me he hecho muy amigo y comenzaron a ofrecerme trabajo. Hoy ya tenemos una relación comercial y si tienen algún grupo armado para una expedición, inmediatamente me contactan a mí. Estoy muy contento por todo lo que tengo. Antes decir que un argentino podía lograr esto o escalar el Everest, era visto como algo imposible. No somos muchos, pero somos varios los que estamos dando vuelta y que al mismo tiempo, nos reconozcan la calidad de guía que podemos llegar a ser.
¿Crees que hoy en día tienen más reconocimiento que antes?
Antes no se difundía mucho. Pero más allá de eso, creció la actividad, ya que son muchas las consultas que recibimos sobre tracking, ascenso y demás. Creo que todo fue mutando. Antes la gente que corría, están buscando una experiencia nueva y van por este lado. Es una realidad que el mundo del montañismo viene creciendo, pero está en nosotros bajar más información y preparar bien a las personas. Es un ámbito riesgoso, no hay que mentirle a la gente.
¿Qué dice tu entorno acerca de tu estilo de vida?
Creo que deben tener su proceso interno. Tanto mis amigos como mi esposa y mi familia deben sufrir mucho, pero son los primeros en apoyarme. Saben que trabajo de lo que realmente me gusta y en ese sentido soy un apasionado. Sé que mi esposa sufre mucho, pero es la última en decirme algo y es la primera en motivarme para que siga creciendo en todo este ambiente. Me pasa el pronóstico del tiempo cuando estoy afuera.
Siempre tenemos recuerdos, tanto positivos como negativos, de nuestras vidas ¿Cuáles se te vienen a la mente?
Si tengo que destacar algo positivo, podría decir que un montón. No solo por una cumbre, son muchos más los momentos del camino, de conocer gente y de compartir una experiencia. Y en cuanto a lo negativo, definitivamente digo que ninguna (risas). Posiblemente haya habido algún día que tuve más frío, o estaba más cansado, pero pasarla mal ninguna. Obviamente me han tocado cosas que no me hubiese gustado vivir, accidentes, rescates, personas que han fallecido. Lamentablemente son cosas que pueden pasar dentro de este entorno, pero uno tiene que estar preparado de la mejor manera para afrontarlo y seguir adelante.
Uno hace de herramienta para que muchas personas puedan cumplir lo que alguna vez soñaron o que se quieran proponer”
He perdido amigos guías en expediciones de cerros en los que yo no estaba y si en algún rescate estar tratando de sacar a alguna persona y que haya fallecido, sí. Es un momento duro, hay que hacer un proceso interno.
¿Qué significa para vos ser guía?
Logré hacer una profesión de mi pasión. Hago lo que me gusta y en eso me siento un privilegiado. Uno hace de herramienta para que muchas personas puedan cumplir lo que alguna vez soñaron o que se quieran proponer. Personalmente uno aprende muchísimo del otro, porque no solo los clientes van captando la información, nosotros también.
Belén Gómez
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