Jueves 28 de Marzo de 2024

El después de la cárcel: ¿Cuál es el futuro de los liberados en Argentina?


  • Domingo 26 de Enero de 2020
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  A fines de 2018, cuando se dio la última estadística oficial en la República Argentina, se registraban unas 103 mil personas privadas de la libertad en 308 centros de alojamiento, sin contar las comisarias. No es de sorprender que el número se ha incrementado, incluso, afirman que tomando los números de los últimos seis años, la cantidad de personas encarceladas subió un 55 por ciento. Si seguimos en la línea de porcentajes, sabemos que casi el 80 por ciento de los liberados, vuelven a las cárceles al poco tiempo de salir, en tanto que un 39, lucha para reinsertarse en la sociedad y comenzar de cero. Algo fácil de idealizar pero difícil de concretar. El dedo acusador sumado a los antecedentes que puedan tener, privan de que los liberados puedan rehacer su vida, dejar atrás los errores del pasado y poder conseguir un trabajo para mantenerse a sí mismos y a su familia. Es por ello que diferentes organizaciones comenzaron a dar su apoyo, brindándoles información académica y formándolos como profesionales. Precisamente ese es el trabajo que se viene realizando en Del Viso de la mano de MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos) – CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) Pilar. Dentro de la organización, que abarca todo Buenos Aires, dividieron los oficios en distintas cooperativas –cuentan con 16- para tener un mejor orden al momento de prestar los servicios. Fruto de la preocupación de estas entidades, miles de liberados alrededor del país encontraron un futuro alentador, desapareciendo de sus mentes cualquier impulso delictivo que los llevase de nuevo a aquel temido lugar: la cárcel. En primera persona José Ruiz Díaz estuvo preso diez años producto de dos causas por ´delito contra la propiedad´.  “Atravesé diez años de mi vida en la cárcel. Éramos diez personas en la misma celda, los cuales nos hicimos amigos, ocho volvieron a la cárcel, uno se murió y el otro está acá contando su historia. Yo salí y me uní a una cooperativa sabiendo que había algo más, pero los otros no tuvieron la misma suerte”, contó el referente del MTE en diálogo con Resumen.
Esto es un sistema que funciona y debemos recalcar que ninguno de nuestros compañeros, que han pasado por acá, volvió a la cárcel”
Desde el grupo, “intervenimos con compañeros que atravesaban las cárceles y chicos con arresto domiciliario. Nosotros solo nos encargamos de la organización, para revindicar sus mejoras laborales, y a través de eso, dar un mensaje: que sin inclusión tampoco hay seguridad. Dentro de las ramas que tiene la cooperativa, tenemos la de textil, en la que ya estuvimos realizando guardapolvos para el Estado. Diez compañeros se dedican a albañilería, otros diez a herrería y otros están en proceso de aprendizaje”. De esta manera, la organización divide el trabajo con los liberados en tres etapas: capacitación, inserción en la cooperativa y por último, la oferta de trabajo. “Arrancamos capacitándolos unos seis meses antes de que recuperen la libertad y luego, trabajamos para que el Estado contrate el servicio que ofrecemos. Esto es un sistema que funciona y debemos recalcar que ninguno de nuestros compañeros, que han pasado por acá, volvió a la cárcel. Ninguno vuelve al delito. Pero tenemos que hacer magia para sostenerlos, ya que necesitamos que haya una intervención estatal para que se contrate el servicio, sino s todo a pulmón, y eso ya lo venimos haciendo hace tiempo” y añadió “para que no estén más en la calle, para que no vuelvan más a la cárcel y no se sigan arruinando familias. La persona que sale de la cárcel se frustra, no se siente parte de esta sociedad. No existe lugar para ellos. Nuestro trabajo va por demostrarles que tiene un futuro, que no debe hacer más daño y que a través del trabajo, va a encontrar el orden en su vida”. Sobrepoblación penitenciaria Dentro de las mayores problemáticas de las cárceles de nuestro país, se discute constantemente el exceso de presos y la precaria condición en la que se encuentran. La mitad de la población carcelaria se encuentra bajo régimen de prisión preventiva, entonces ¿por qué se encuentran ahí? Estamos lejos de parecernos a otras cárceles”, asegura José, comparando el sistema argentino con el de otros países, donde los detenidos cuentan con la posibilidad de realizar talleres, formarse como profesionales e incluso disfrutar de obras de teatro, para sobrellevar el encierro. “Con decir que no había comida hasta hace poco en las cárceles, sabiendo que se habían destinado millones de pesos para eso, habla mucho. Imagínense que los tienen encerrados 23 de las 24 horas al día, sin comida y encima con nueve personas en un lugar pensado para tres, seguramente esa persona no vuelva a pensar bien. Más del 50 por ciento de los presos que hay en Argentina, tienen preventiva. Deberían estar en sus casas, no ahí”, señaló. “Todas las personas que salen de la cárcel tienen el mismo deseo: no volver. Lo que sucede es que la sociedad no está pensada para ellos. Gastan millones en cámaras, patrulleros y balas, pero no prueban en ayudarnos. En nuestro caso tenemos el reciclado de la mayoría de los barrios comunales. Los chicos recolectan puerta a puerta en las villas, porque las empresas no entran. Es un trabajo que no es visibilizado y tampoco reconocido”, contó. Asimismo, Ruiz destacó que “hay experiencias que son tapadas”, incluso el mismo sistema penitenciario “pone diferentes trabas”.
La persona que sale de la cárcel se frustra, no se siente parte de esta sociedad. No existe lugar para ellos”
“Yo hice media carrera universitaria en la cárcel, profesorado en historia, y eso fue parte de mi transformación. Esa fue la primera parte, antes de encontrarme con la cooperativa afuera, pero el sistema judicial esta putrefacto. Debe haber un cambio estructural para que el resto cambie. Se tendría que hacer dentro de los próximos dos mandatos. Hay chicos que van a la cárcel solo por ser pobres. No es casualidad que el 95 por ciento de los presos sean pobres. La cárcel está destinada a eso, a ocultar algo y no para ayudar a que las personas cambien”, apuntó. Una segunda oportunidad La imposibilidad de conseguir un trabajo luego de salir de la cárcel, es el principal motivo por el cual una persona que robó, pueda volver a hacerlo. La falta de apoyo y la condena social, sumado a las condiciones inhumanas a las que han sido sometidos dentro del sistema penitenciario y el antecedente penal que quedará como una mancha por siempre. “Imagínense que para una persona ‘común’ es difícil conseguir trabajo, para nosotros nunca hay laburo. Queda fuera de un sistema formal de trabajo y nosotros, como cooperativa, somos los únicos que les damos un apoyo. Cuando salen de la cárcel no lo hacen bien psicológicamente, sino con más violencia. La cárcel no está formada para socializar una persona, todo lo contrario. Está hecho para que salgas y vuelvas a caer en el delito, y así sucesivamente alimentando su sistema y para que puedan seguir llenándose de plata que debería ser destinada a estructura y alimentación”. El rol de la familia En paralelo al relato de José, conocimos el caso de Carlos Galeano. Nacido en una villa de Vicente López, es el único de siete hermanos que no se vio encrucijado en ninguna situación penal. “Fui un iluminado”, cuenta. “Mis padres también estuvieron presos. En mi caso, nunca elegí ese lado. Trabajaba en una multinacional en Vicente López, pero cuando lo conocí a José y supe como trabajaban con las cooperativas, además de la historia familiar que me rodeaba, no dudé en sumarme”, añadió. Carlos será uno de los docentes que tendrán los cursos que dictará el MTE, en su caso de pintura de obra, oficio al que se dedica actualmente. “Si bien nunca llegué a estar en una cárcel, pero sabiendo lo que se vive, a través del relato de familiares, siento que puedo llegar a aportar algo. Uno de mis hermanos salió y ya está trabajando con nosotros, solo nos resta esperar que otros dos, que salen este año, también se sumen. Uno del desconocimiento no sabe que decirles, ni como animarlos”, resaltó.
Gastan millones en cámaras, patrulleros y balas, pero no prueban en ayudarnos”
El proyecto se agranda Son 400 personas las que actualmente trabajan en las diferentes cooperativas del MTE. Debido al crecimiento del último tiempo y con el fin de seguir brindando ayuda la entidad decidió sumar un área de catering, que no solo ofrecerá el servicio para quien desee contratarlo, sino para ayudar a sus propios compañeros.
La cárcel no está formada para socializar una persona, todo lo contrario”
“Hace poco ocho compañeras dejaron de tener la tobillera de arresto domiciliario. Después de eso es cuando se da lo difícil. La incorporación laboral. Por eso vamos a crear un servicio de catering para alimentar a los compañeros, la parte textil se encarga de hacer la ropa de los chicos, y así nos vamos ayudando. Esto es un circuito”. No solo eso, también están trabajando “en 17 cursos de formación aprobados por el ministerio de Educación, de los cuales tres se van a dar en Pilar: pintura de obra, albañilería y panadería para formar a los liberados, a partir de marzo. La idea es poder interactuar con el patronato, para que diez de los veinte cupos esté destinado para nuestros compañeros”. Además, cuentan con dos comedores en la localidad de Del Viso, donde tres días a la semana reciben entre 50 a 70 chicos. “Empezamos con muy pocos, pero cuando se dio a conocer comenzaron a aparecer chicos de todas partes. Fueron las compañeras liberadas las que llevaron adelante el proyecto. Nos pone triste tener que hacerlo, pero no podíamos mirar para otro lado. Ojalá este año los papás de esos chicos puedan trabajar y no tengan que ir a un comedor para poder conseguir un alimento”, señaló José. Mecanismo de trabajo Dentro de la formación profesional que recibe cada uno de los liberados, también se les informa sobre sus derechos laborales. Es tal el desconocimiento de como es el mecanismo, que al momento de cobrar su sueldo, asisten al banco en grupos de tres personas para ayudarse al momento de la extracción. “No queremos que ninguno haga macanas o se olvide la clave”, afirman entre risas Carlos y José.
La cárcel está destinada a ocultar algo y no para ayudar a que las personas cambien”
“Si la compañía es contratada, los chicos son bancarizados. Algo que nunca pensaron que iban a vivir. Cuando les ves las caras, sacando plata por primera vez con una tarjeta propia, es inapagable. Después de eso, no vuelven más”, relató Ruiz. “Por detrás, mucha gente sabe, porque te contrata en negro y sabe de dónde venís. Hoy en día los barrios privados están muy estrictos con los antecedentes, te los piden para que puedas ingresar. Igual nosotros lo entendemos, pero también queremos contarles que no es como ellos piensan. Hay leyes que no están reglamentadas, como es el caso de la 14.301. Cambiaría mucho el destino de los compañeros, ya que un porcentaje de empleados del Municipio, deben ser liberados. Eso nos daría la posibilidad de generar más puestos de trabajo. Todo se trata de voluntad y pensar en los chicos, para que no terminen en la situación que todos conocemos”, finalizó. Contacto. Movimiento de Trabajadores Excluidos: en Facebook como “MTE- CTEP PILAR”, o comunicarse con José Ruiz Díaz (11 35732706) Belén Gómez

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