La imagen de Flavio Briatore moviendo la cabeza con gesto de desaprobación en el paddock de Yeda lo dijo todo. El influyente asesor ejecutivo de Alpine no necesitó pronunciar palabra para dejar en evidencia su frustración por el pobre desempeño de Jack Doohan en el Gran Premio de Arabia Saudita. Esa expresión corporal fue el preludio de un nuevo fin de semana decepcionante para la escudería francesa, que continúa sin rumbo claro en la Fórmula 1. Mientras en pista los resultados escasean, desde la base en Enstone llega el único atisbo de esperanza: la consistente labor de Franco Colapinto en el simulador.
La actuación de Doohan en el circuito callejero saudí volvió a ser pobre: cruzó la meta en la 17ª posición, sin mostrar capacidad de remontar ni siquiera con los abandonos que beneficiaron a otros. Su compañero de equipo, Pierre Gasly, debió abandonar por un toque con Yuki Tsunoda en los primeros compases de la competencia. El australiano, que debutó oficialmente en la última fecha del campeonato anterior en Abu Dhabi, acumula una seguidilla de rendimientos grises que refuerzan las dudas sobre su continuidad. A lo largo de seis carreras, solo en una oportunidad logró superar la primera fase clasificatoria (Q1) y su mejor resultado fue un 13º puesto en China.
Los errores se repiten con preocupante frecuencia. En Australia abandonó antes de completar la primera vuelta, mientras que en Japón sufrió un fuerte accidente al activar el DRS en un sector inapropiado, lo que le costó a Alpine una reparación estimada en 1.700.000 dólares. A eso se suman sanciones, penalizaciones y maniobras peligrosas que le valieron incluso la pérdida de puntos en su Superlicencia. El propio piloto reconoció el sábado pasado que “ya no se trata de Fórmula 2 ni de categorías júnior”, en un sinceramiento que no hace más que confirmar que aún no está a la altura del desafío.
En contraposición, Franco Colapinto gana cada vez más terreno como la carta fuerte del equipo. Si bien no estuvo en pista en Arabia Saudita, su trabajo en el simulador fue destacado como un aporte clave en la puesta a punto del auto. El pilarense, que forma parte de Alpine como piloto cedido por Williams, cuenta con el respaldo total de Briatore, a quien Colapinto llama “El Padrino”. El empresario italiano fue clave en su incorporación al equipo y hasta ahora ha optado por no intervenir directamente, dejando que los resultados hablen. Y lo están haciendo.
Colapinto, que en 2024 disputó nueve Grandes Premios con Williams, dejó una imagen positiva al sumar puntos en Azerbaiyán (8º) y Austin (10º). En sus primeras cinco carreras, superó siempre a Doohan en la tabla final: 12º, 8º, 11º, 10º y 12º, lo que refuerza la sensación de que está preparado para regresar como piloto titular. “Estoy tranquilo porque tengo un contrato para el futuro, que es mejor que esto. Estoy listo por si algo pasa”, dijo recientemente el propio Colapinto en una entrevista con el podcast Nude Project.
Los datos lo respaldan también en los entrenamientos. En las pruebas con autos de temporadas anteriores (TPC), superó en todas las ocasiones al estonio Paul Aron y es el único de los tres pilotos de reserva con experiencia en carreras oficiales de F1. El otro piloto reserva, el indio Kush Maini, aparece más como una apuesta comercial que deportiva.
Por el momento, Colapinto figura en los planes como piloto de reserva para la próxima fecha en Miami, el 4 de mayo. Sin embargo, según trascendidos, su debut como titular podría postergarse para Imola (18 de mayo), escenario en el que hace un año ganó en Fórmula 2. Otra posibilidad es Mónaco, el 25 de mayo, una fecha simbólica por tratarse de su cumpleaños número 22. En cualquier caso, la sensación es clara: el momento se acerca.
La interna de Alpine, mientras tanto, está marcada por visiones enfrentadas. Briatore apuesta por Colapinto, mientras que el jefe del equipo, Oliver Oakes, todavía sostiene a Doohan. No obstante, el peso de los resultados —o la falta de ellos— fortalece la postura del italiano y debilita la resistencia de Oakes. Alpine necesita puntos y el presente no puede esperar.
Más allá del componente deportivo, también está en juego una cuestión económica. Se estima que Colapinto aportó unos 30 millones de dólares a la estructura mediante patrocinadores y que esa cifra podría aumentar si se confirma su ascenso. En una categoría donde los negocios van de la mano con el rendimiento, el argentino representa una oportunidad difícil de dejar pasar.
Alpine transita un 2025 marcado por la transición hacia los nuevos autos de 2026, pero eso no impide que cada carrera sea vital en términos financieros. Cada punto perdido representa dinero que no entra. En ese contexto, la ecuación es clara: Colapinto representa rendimiento, estabilidad y proyección.
La cuenta regresiva ha comenzado. Solo falta que se anuncie el momento en que Franco Colapinto vuelva a sentarse en un monoplaza de Fórmula 1 como titular. Todo indica que ese día no está lejos.
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