Jueves 19 de Septiembre de 2024

El Lope de Vega: un teatro que está vivo gracias a su gente


  • Sábado 24 de Octubre de 2015
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Tras el 40° aniversario del tradicional teatro Lope de Vega dos referentes del ambiente artístico pilarense conversaron con Resumen. Tanto Jorge Villar como Daniel Deluca rememoraron sus experiencias y admitieron querer cambiarle el nombre al teatro. El pasado viernes 16 de octubre el teatro municipal de Pilar, el Lope de Vega, cumplió sus 40 años de existencia y lo celebró a lo grande. Dos de sus referentes, Jorge “Titi” Villar y Daniel Deluca, comentaron a Resumen sobre cómo empezó todo allá por 1975, cómo vivieron el traspaso generacional  y hasta deslizaron la posibilidad de un cambio de nombre. El 16 de octubre de 1975, meses antes del golpe militar, y casi dos años después de haberse comenzado a construir, el teatro Lope de Vega abrió por primera vez sus puertas al público con la presentación de la obra “Israfel”, de Abelardo Castillo, que trata sobre la vida del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Fueron tres funciones a sala llena. “Es una obra maravillosa, la vida de Poe es increíble, casado con su prima”, contó Villar. “Y además el combo ese que tuvimos sobre el final, que vinieron a trabajar dos actores de la talla de Milagros de la Vega y Alfredo Iglesias, que hacía un personaje descomunal en la obra”, recordó. El teatro se construyó bajo el gobierno del intendente Daniel Alberto “Beto” Ponce de León, tras el nombramiento de Ángel Pablo Alonso como director de Cultura. Este último, ligado al movimiento teatral pilarense, tuvo mucho que ver en el largo proceso de construcción, junto con el arquitecto Arona. El Lope de Vega se construyó sobre donde antes se encontraba el antiguo mercado municipal “San Cayetano”, en la calle Pedro Lagrave 725, lo cual, pese a que ya estaba medio abandonado, trajo sus complicaciones. “Ya estaba dejando de funcionar como mercado”, señaló Deluca. “Era una especie de feria municipal que anduvo por unos años; cuando intervino Alonso, se tuvo que pelear con dos o tres comerciantes que habían quedado ahí”, contó. Villar, en este mismo sentido, sostuvo que tanto Alonso como el arquitecto Arona llevaron adelante la construcción del teatro contra viento y marea. “Fue una lucha importante porque, si bien era municipal, parece mentira pero hubo varias oposiciones a eso”, dijo. No obstante, el ímpetu teatral ganó y el Lope de Vega pudo comenzar a funcionar como base para todos aquellos artistas pilarenses que, hasta ese entonces, debían deambular por distintos lugares pidiendo por favor que les dieran un espacio para hacer sus representaciones. Porque antes del teatro municipal, contaron Villar y Deluca, las obras se hacían en lugares como la Sociedad Española, la Escuela N° 26, la Escuela N° 1, la parroquia, el viejo cine Gran Rex, los clubes Atlético y Sportivo, y hasta en el Concejo Deliberante. “No había un lugar fijo y nadie nos quería, nadie te acogía gratamente”, indicó Deluca. “Llegó un momento en que estábamos cansados de deambular, porque en muchos de los lugares a los que íbamos no tenían escenario y había que armarlo, todo hecho por nosotros a pulmón… y era bastante desgastante”, apuntó. Además, Deluca mencionó el hecho de que también tenían que, más allá del rol actoral, salir a repartir volantes ellos mismos, pegarlos en los negocios. “Las teníamos que hacer todas y eso te consume; vos arrancás con un entusiasmo, pero después te desgasta y hasta te parece injusto”, remarcó. Pero con la apertura del Lope de Vega todos esos problemas complementarios se terminaron. “Alonso se encargó de traer especialistas para hacer el teatro, por eso aguantó tanto traqueteo, se hizo con un concepto muy avanzado”, dijo Deluca. El escenario, que tiene las mismas extensiones que la sala, se llama Milagros de la Vega; la trastienda, la parte de los camarines, lleva el nombre de Teresa López Herrero. ¿Qué significa para ustedes que el teatro haya cumplido 40 años? Deluca: Es un milagro, una gran alegría. Uno no es consciente de las cosas que hace en su real dimensión, por lo menos en mi caso. Yo no era consciente de que esto podía dar la posibilidad de que se expandiera la actividad teatral como está hoy, lo hicimos por el aquí y ahora, para dejar de deambular. Villar: Para mí, yo sentía que era el legado que el grupo que armó toda esa sala le dejábamos al futuro, a los jóvenes que iban a venir como ahora se ve. Por supuesto, también era un legado para toda la gente de Pilar, porque no había antes un teatro y siempre estábamos por distintos lugares. Me siento orgulloso de que esto haya sucedido y haberlo podido ver, porque he tenido algunos problemas de salud y espero poder estrenar mi próxima obra en abril. Es una obra que voy a encarar ahora, a empezar dentro de poco a ensayar; creo que va a ser estreno nacional y si no, seremos los segundos en representarla. Villar también agregó que “lo más importante es que el teatro está vivo porque continuamente hay talleres, se hacen funciones, festivales de teatro, van colegios, hay vida; porque un teatro si no tiene gente, está muerto”. Y por estas continuas actividades que se realizan en el Lope de Vega, Villar aprovechó para agradecerle a la Municipalidad, al Intendente y a Clarisa Bartolacci, subsecretaria de Cultura, “por la vida que le han dado al teatro”. ¿Cómo han visto el cambio generacional en el público, en los actores? Deluca: Antes nos costaba mucho llevar al público; la gente grande siempre fue muy reticente a ir al teatro, quizás porque tenían el recuerdo del mercado y era opositora de que se haya hecho “semejante cosa”, como escuché alguna vez. Pero una vez que iban salían agradecidas. Hoy veo que eso no pasa, la posibilidad está en los medios, en la difusión y en el acercamiento que se provoca entre amigos y conocidos, y esto es importante porque es de infinito alcance. Pero en ese tiempo no se tenía ese concepto que tienen hoy los chicos, que tienen todo servido, nosotros peleábamos por un lugar; primero había que buscar una obra, después había que buscar un lugar para ensayar y después uno para hacer finalmente las representaciones. Villar: El cambio generacional en lo actoral me parece maravilloso, la mayoría de los que están trabajando en diversos elencos han sido alumnos míos, porque yo no dejé de dar las clases que vengo dando desde hace más de 40 años en el Lope de Vega. Este cambio comenzó más o menos por el 2002 cuando le cedí el puesto de director de Comedia del Pilar a Martín Simeoni. Me pareció que al lado de un viejo tronco no crece ni el musgo y que debía dar un paso al costado. Y en ese momento había un grupo de jóvenes bastante interesante con el que ganamos muchos premios. Aprovechando que está en boga todo este tema del reestreno de la película “Volver al futuro”. Si tuvieran que elegir un recuerdo del Lope de Vega que les gustaría viajar en el tiempo para volver a vivir: ¿cuál sería? Deluca: Los momentos de la construcción del teatro porque lo hicimos con toda la furia, con toda la técnica, con todo, pensá que estamos hablando del año ’75 con un aire político pre-dictadura. Y la construcción de las obras también, porque preparar una obra te lleva de 4 a 9 meses y ese es el tiempo que te da las satisfacciones, porque vas construyendo algo, como una casa, durante el periodo de ensayo. Después cuando uno está en el escenario no existe nada más que ese espacio limitado por el borde, el telón de fondo y los laterales. Villar: Yo elegiría la etapa anterior al teatro, porque era la lucha y en una etapa donde Pilar no era el Pilar de ahora. Llegaban los fines de semana y a veces no había nada, ningún acontecimiento social. Nosotros trabajábamos en la Escuela N° 26 y esa es una etapa que va a ser imborrable para mí, porque monté “Hamlet” de Shakespeare. Siempre tuve ganas de volver a hacer un Shakespeare, pero no he podido, en esa época era más joven y más audaz, los años me fueron dando más crítica personal. El nombre del teatro Esta es una de las inquietudes que ha empezado a gestarse entre estos referentes del teatro hace relativamente poco tiempo, considerando los 40 años recientemente cumplidos. Y es, justamente, la cuestión de que se deje de llamar Lope de Vega para tomar el nombre de quien posibilitó la construcción: Ángel Pablo Alonso. El que lleva la voz cantante de esta idea es fundamentalmente Daniel Deluca y, según sus palabras, cuenta con la aprobación de varias personas, entre ellas, el propio Jorge “Titi” Villar. “Hace unos cuantos años que me viene dando vueltas en la cabeza la idea de cambiarle el nombre”, comentó Deluca. “Porque acá en Pilar tenemos por costumbre tomar el nombre del que lo fundó, como el hospital Sanguinetti”, destacó. Y agregó que, en su momento, cree que se le puso Lope de Vega a sugerencia del Fondo Nacional de las Artes. “Porque Alonso era un tipo muy político, capaz, inteligente, y el Fondo Nacional había colaborado en la construcción, todo el resto como las butacas, los ladrillos, la cerámica, fue donado por gente de Pilar”, comentó. “Esto del nombre es una inquietud mía que yo se la comenté a varios, quiero ver si se puede canalizar y hacer los esfuerzos necesarios para que tome cuerpo, de las distintas instituciones de Pilar, de las autoridades, de la gente que estuvo en esto, para cambiarle el nombre por el de Ángel Alonso”, explicó. Vale recordar, que Lope de Vega, a quien debe actualmente su nombre el teatro, fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de oro español, y uno de los más prolíficos autores de la literatura universal. El madrileño, nacido en 1562 y fallecido en 1635, fue reconocido hasta por el propio Miguel de Cervantes, y renovó las fórmulas del teatro español en un momento clave en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno masivo. En cuanto a la inquietud del cambio de nombre, Villar dijo estar de acuerdo. “Me lo comentó Deluca precisamente el día de los festejos de los 40 años y yo le di mi aprobación”, aseguró. “Me parece importante que eso sea así, porque en realidad ese teatro lo edificó Alonso conjuntamente con el arquitecto Arona, ellos fueron los que llevaron adelante la construcción contra viento y marea”, señaló Villar. Y concluyó: “Porque no todo fue tan sencillo, hubo muchos problemas luego de haber capitalizado el lugar donde estaba el mercado municipal, pero no hay necesidad de remover cosas del pasado, hay que remover las lindas nada más”. Matías Mestas

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