El evento, dedicado a la educación y denominado "La acción en sistemas educacionales complejos", tendrá como invitado al experto mendocino. "Como educadores, es un momento en el que se hace necesario contemplar que las subjetividades de los chicos se construyen desde un territorio hipermediatizado", señaló.
Desde el próximo viernes, la galería Pilar Art propondrá un espacio de discusión y debate que intentará abrir una dimensión al pensamiento crítico, y permita pensar desde el desarrollo político, social y cultural en todas las comunidades. Para ello, en su primera presentación participará el licenciado Alejandro Cobo, especialista mendocino en la materia.
Muchos autores aseguran que, hoy, el arte es un eje transversal de la educación. ¿Está de acuerdo?
Totalmente. Lo que me parece que sucede es que un planteo de estas características implica romper, quebrar toda una concepción positivista que privilegió lo educativo desde disciplinas que separaban lo racional de lo sensorial-expresivo.
Eso generó que una tensión que nos devuelve una imagen fragmentada del aprender, pero no integrada. El arte puede ofrecer herramientas valiosas y nutrirse del pensamiento crítico y reflexivo.
¿Qué podría decir del concepto de “alfabetización visual”?
Educar la mirada es central para poder descifrar estos modos de procesamiento y para construir lectores y productores críticos, sensibles y comprometidos. La deuda de las instituciones educativas es poder permitir privilegiar y habilitar la totalidad de los lenguajes en los procesos de aprendizaje.
En ese sentido estamos, como educadores, en un momento en el que se hace necesario contemplar que las subjetividades de los chicos del siglo XXI se construyen desde un territorio hipermediatizado.
¿Hay una desconexión entre el educador y el educando?
Depende de cómo lo miremos. Me inclino por pensar, más que en una desconexión, en un desfasaje que la misma forma escolar impone y que, algunos docentes comprometidos intentan, en su tarea cotidiana, quebrar, en el sentido de apostar al riesgo de aprender y no de reproducir el aprendizaje. Son dos cuestiones que conviven en este vínculo pedagógico.
La educación ha sido excluyente, no todos los seres humanos son educados, sobre todo, por razones económicas. ¿Cuál sería, entonces, el futuro de la educación y de los educandos?
Deberíamos pensar qué educación y qué significa incluir y excluir. Es un debate interesantísimo. La educación del siglo XXI tiene muchos desafíos por resolver. Uno de ellos, y es el más intenso, creo, es el quiebre entre lo pre y los post-internet.
Las subjetividades que produce este tiempo requieren una mirada horizontal de lo que implica que un sujeto esté educado, y se aproximan más a una experiencia de contacto con la pintura, lo cinematográfico o el cómic que a un pensamiento racional.
¿Que debería cambiar para que la educación vuelva a ser inclusiva?
La escuela debe asumir todos los lenguajes para enseñar a leer ciudadanamente el mundo y a contemplar su producción artístico-cultural en contacto con las tecnologías. También, debe saldar su deuda, que es articular vivencia, experiencia, sensibilidad y conocimiento en los procesos de aprendizaje y de enseñanza, resignificando lo colectivo desde una mayor flexibilidad ante las diferentes representaciones.
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