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En Pilar, existe un castillo llamado Pando Carabassa, que permanece en pie desde hace 123 años y que se construyó con todos los lujos del siglo XX. La mansión se diseñó bajo las órdenes de su propietario original, José de Carabassa y, en 1969, fue adquirido por la Asociación Argentina de Polo.
A menudo, suelen organizar una serie de eventos gratuitos en el lugar para que el público en general tenga la posibilidad de conocer las instalaciones sin ser miembros de la Asociación Argentina de Polo. En ese contexto, el próximo 15 de septiembre se va a llevar adelante la feria “Bazar en el castillo”.
La propuesta, además de recorrer la antigua mansión del distrito, incluye paseo de compras, paseo gastronómico y almuerzo de tres pasos. A su vez, tendrá lugar un torneo de roda-polo, es decir, polo que se disputa sobre ruedas y con una pelota de tenis. El evento se desarrollará de 12 a 18, con entrada libre y gratuita, y quienes deseen almorzar o tomar el té en el castillo deberán reservar con anticipación en: reservas@aapoloeventos.com.
El castillo Pando Carabassa se diseñó en el centro de una estancia de 4 mil hectáreas llamadas “El Recreo”, adquirida por José de Carabassa y su esposa, Felisa Ocampo en 1860 para que pueda vivir su hija y, años después, sus nietos. La pareja vivía a pocos kilómetros del lugar en una vivienda llamada “Casa Grande”, construida en 1820. Es por eso que, 40 años después, decidieron ampliar sus propiedades con la adquisición de este enorme terreno.
Y, cuando su hija Adela anunció que tenía planes de casarse con Miguel Pando, los Carabassa decidieron construir “el Chalet”, reconocido bajo el nombre de castillo Pando Carabassa y que se diseñó con materiales trasladados, exclusivamente, desde Bélgica y Alemania; resalta con un estilo victoriano; luce una torre hexagonal, que se construyó para obtener vistas panorámicas al río Luján; y está rodeado por una gran arboleda de 150 años, compuesta por palmeras, alcanfores, araucarias y eucaliptos, que habría llegado al país por Domingo Faustino Sarmiento.
Luego de la inauguración de la mansión, Adela y Miguel se mudaron y allí criaron a seis hijos, que nacieron entre 1905 y 1915. Tras cumplir su faceta como residencia y coto de caza, el castillo Pando Carabassa permaneció en pie para ser identificado como cabaña de toros, tambo y hasta un lugar de cría de ovejas.
Finalmente, el chalet quedó en manos de la Asociación Argentina de Polo en 1969 y, aunque se sometió a modificaciones en su estructura, mantuvo su fachada hasta la actualidad. Además, nivelaron el terreno de la antigua estancia y es por eso que, hoy allí funcionan ocho canchas de polo.
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