Trabajadores de ILVA cumplen 82 días de acampe y rechazan la reapertura parcial
La empresa de porcelanatos busca retomar su producción con solo 40 operarios, bajo condiciones laborales reducidas. Los 300 despedidos mantienen el acampe frente a la planta y exigen la reincorporación total o el pago de las indemnizaciones adeudadas.
La crisis de la fábrica de porcelanatos ILVA, ubicada en el Parque Industrial de Pilar, sigue escalando mientras sus 300 trabajadores despedidos cumplen 82 días de acampe frente a los portones. El conflicto se profundizó luego de que la empresa presentara en el Juzgado Comercial N°12 una propuesta para reabrir la planta con apenas 40 empleados seleccionados por la propia firma, en un esquema que elimina derechos adquiridos y reduce salarios y beneficios. La iniciativa generó un rechazo rotundo por parte de los trabajadores, que califican el planteo como "una precarización total" por las condiciones laborales que implicaría.
Marcelo Barrionuevo, delegado y uno de los operarios cesanteados, explicó que la empresa lleva semanas intentando que se apruebe su concurso de acreedores, sin resolución favorable hasta el momento. En una audiencia reciente, los trabajadores, acompañados por representantes de su federación, su gremio y abogados, expusieron la situación humana y laboral que atraviesan desde agosto, cuando fueron despedidos "sin indemnización, sin sueldos atrasados pagados y sin ningún tipo de contención". Según relataron, la empresa aseguró ante la Justicia haber abonado el 50 por ciento de las indemnizaciones, algo que los trabajadores niegan categóricamente y consideran parte de una maniobra para justificar el cierre.
La propuesta de reabrir con 40 empleados bajo un régimen de turno 6x1 y sin transporte, comedor, obra social ni condiciones previas encendió aún más el malestar. "Acá entramos los 300 o no entra nadie", sostuvieron ante el juez, al que también entregaron documentación, telegramas de despido y pruebas formales sobre lo que consideran una maniobra destinada a desprenderse de la planta laboral más antigua. En ILVA, muchos trabajadores superan los 15 o 20 años de antigüedad y señalan que, con más de 40 años, quedan prácticamente fuera del mercado laboral. A esto se suma que varios intentaron reubicarse en otras firmas del Parque y fueron rechazados por "estar en conflicto", lo que agrava aún más la situación.
Mientras la empresa insiste en reactivar la producción desde el 1 de diciembre, el acampe continúa en pie. Los empleados denuncian que la compañía mantiene maquinaria lista para operar y que dirigentes vinculados al Parque Industrial evitaron abrir canales de diálogo. A la vez, remarcan que sobreviven gracias a la solidaridad de sindicatos, organizaciones sociales, movimientos estudiantiles, trabajadores del Parque y vecinos de Pilar, que aportan mercadería y acompañamiento. También conformaron un fondo de lucha para cubrir alimentos, transporte y necesidades básicas diarias, sosteniendo así un espacio que ya funciona como comunidad organizada.
El clima de tensión se refuerza por la falta de respuestas oficiales. Los trabajadores aseguran que, si la empresa pretende reabrir "sin pagar ni reincorporar", no permitirán que la producción se reactive. "Estamos defendiendo nuestras familias, nuestros años de trabajo y nuestros derechos", remarcan desde el acampe, convencidos de que la resolución del conflicto marcará un precedente para toda la industria local. También advierten que la continuidad del reclamo es una forma de evitar que situaciones similares se repliquen en otras firmas del distrito, en un contexto económico donde cada empleo perdido genera un impacto inmediato en cientos de familias.
Quienes estén interesados en ayudar a los trabajadores de ILVA puede realizar transferencias al alias "despedidos.ilva", que está a nombre de Jesica Florencia Pereyra.

