Un estudiante de 27 años que vive desde hace un año en la ciudad catalana, estuvo a metros del hecho que culminó con un saldo de 13 muertos y al menos 64 heridos por un atentado yihadista.
La ciudad española de
Barcelona sufrió hoy un nuevo atentado yihadista que hizo rememorar lo ocurrido el 11 de mayo de 2004 en Madrid, donde 190 personas perdieron la vida. Esta vez, fueron 13 las víctimas fatales en un atropello masivo ocurrido en la Rambla, que además dejó un saldo de al menos 64 heridos, ante los ojos de un testigo pilarense que vive allí desde hace un año.
Se trata de Joaquín Santos un estudiante de 27 años que estuvo a metros del ataque terrorista ocurrido pasadas las 17, hora local, cuando una camioneta blanca arrolló a varias personas que paseaban por uno de los lugares más concurridos y turísticos de esta ciudad del noreste de España.
“Estuve a 70 metros del lugar del atentado en ese momento. Después me metí en la casa porque la gente salió corriendo y la Policía empezó a pedir que bajen las persianas de los locales. Dos horas después siguen acá, en el Raval, un barrio de musulmanes”, relató el joven.
Las autoridades locales pidieron que no se hagan fotos del operativo y que no se cuelgue nada en las redes sociales, mientras que el Gobierno regional de Cataluña recomendó evitar salir a la vía pública en la zona de la Plaza de Cataluña.
Asimismo, dispusieron el cierre de las estaciones del Metro y de ferrocarril en esa plaza, en pleno centro de la capital catalana, adonde se desplazaron varias ambulancias. En los alrededores de la Rambla se vivieron escenas de pánico, con gente corriendo muy asustada, refugiándose en comercios y portales tras el atropello. El lugar es una de las arterias más transitadas de la capital catalana y epicéntro turístico de la ciudad. En ella se encuentran también diversos centros comerciales y locales de gran actividad.
“Está confirmado que fue un atentado yihadista, que una de las furgonetas fue abandonada y parte de los autores se fugaron. Toda la gente está alterada, con miedo y con resentimiento por lo ocurrido, porque Barcelona no es una ciudad violenta, sino que es una ciudad con los brazos abiertos para todos. El Ayuntamiento es muy solidario con los inmigrantes, en el Raval son todos barrios de musulmanes y los carteles están directamente en árabe. Lamentablemente lo que va a pasar a ahora es que la grieta que hay con los extremistas catalanes se va a agrandar y va a poner las cosas más difíciles”, analizó el pilarense alcanzado por la situación, añadiendo también que esto “pone a los musulmanes en el ojo de todos cuando antes eran tan solo vecinos.
Barcelona no está exento de lo que pasa en el mundo y varios musulmanes van a sufrir por culpa de sus coterráneos”.
Un Dios aparte
Una vez que bajó la adrenalina, Joaquín Santo nos cuenta que esta es la segunda ocasión en la que termina “celebrando haber zafado de un atentado. El anterior fue en Turquía, en la cancha del Besiktas, que por falta de 30 euros no pude comprar la entrada y a los 60 minutos ahí explotó una bomba. Ahora estaba yendo del hotel a la Rambla y de repente la gente empezó a correr para el lado desde donde yo iba, y cuando averigüé me dijeron que me fuera porque a 70 metros había un atentado”.
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