Mariano, un joven con discapacidad motriz, ha encontrado en el arte la mejor terapia. El dibujo es su fuerte y se ha embarcado en un proyecto de radio en el que busca concientizar sobre la realidad.
Mariano Tapia tiene 25 años y, a pesar de su corta edad, ha descubierto que en la vida lo que realmente importa no puede comprarse. Así lo explicó él mismo en nuestra charla, que estuvo cargada de historias, emoción, alegría, tristeza pero por sobre todo, ánimos de superación.
“Valoro el día a día, cada momento que comparto con mi familia, el poder lavarme la cara, peinarme”
A los 23 años tuvo una infección en la médula, enfrentó decenas de operaciones y está en una silla de ruedas, algo que igualmente, no le impide ser un joven lleno de vida.
Mariano pasó un año y ocho meses en un Centro de Rehabilitación en San Miguel en donde, gracias al inmenso apoyo de sus terapeutas logró encontrar nuevamente la fuerza para retomar una de sus tantas pasiones: el dibujo.
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“Antes dibujaba, pero tenía dos trabajos entonces, una vez al año podía hacerlo. Cuando tuve la infección, perdí la movilidad en todo el cuerpo y a través de la terapia recuperé el movimiento en mis brazos, pero no en mis dedos”, dijo Mariano al inicio de la charla.
Luego, contó que cuando lo incitaban a volver a su pasión el simplemente decía que no: “yo sentía que al no poder mover los dedos, nunca más iba a poder hacerlo”, pero sí pudo.
En medio de la internación tuvo que enfrentar una operación en su vejiga que resultó en hemorragias tras 4 horas en el quirófano y complicó su estado general. Con tranquilidad y su voz colmada de sensaciones, me relató que fue después de eso que se vio asimismo molesto pero que en ese enojo, su potencial artístico resurgió como una terapia.
“Estaba muy enojado conmigo mismo, porque pensaba que no podía ser que todo saliera mal. Entonces, me encerré y empecé a dibujar, a mejorar el pulso de mi mano derecha. Comencé a dibujar y no paré más, eso hice para tranquilizarme, hice una linda terapia a través del dibujo”.
Los pedidos de las enfermeras, terapeutas, kinesiólogos y todo el personal del centro comenzaron a llegar y él estaba feliz de poder cumplirlos. Incluso ganó el Premio Estímulo en un concurso de pintura que en Tel Viso se realiza todos los años gracias a un cuadro que, tras aprender la técnica con pasteles tiza, le hizo a un profesional del centro.
Volver a dibujar, para él fue un respiro, una señal de que sí podía hacer todo aquello que creyó que a partir de su enfermedad, sería imposible. “Sentí que podía defenderme en algo. No lo tomé como un gran logro, pero de a poco me daba cuenta que podía ser capaz de muchísimas cosas. Me emocioné mucho, me exigí y me sentí orgulloso de mis avances”.
El arte es su terapia, es lo que lo ha ayudado a salir adelante, lo que lo ha mantenido enfocado y lo que ha permitido expresarse. Sin movilidad en sus dedos pero ya habiendo recuperado la de su muñeca, alguien coloca un lápiz en sus manos y él comienza a realizar su arte. Así es feliz.
“Todos los días dibujo, trato de distraerme, seguir con esta terapia que me ayuda muchísimo”, me cuenta y me aclara entre risas que para él, no hay preferencia en qué representar pero que sí busca desafíos de colores, texturas e imágenes.
En sus planes está realizar un proyecto radial online en compañía de una mujer que también padece una discapacidad motriz con el objetivo de compartir con la sociedad mensajes positivos, matar mitos o responder las preguntas más comunes que se le hacen a una persona con discapacidad.
“Mi consejo, es que abran los ojos, que disfruten la vida”
Al final de la charla, me confió que todo el proceso ha sido más que difícil. “Siempre pienso en cómo pude superarlo, fue muy difícil siendo tan joven, teniendo toda la vida por delante. De repente estaba postrado, con una sonda, siendo como un bebé porque hacen todo por vos, tus manos no funcionan. Fue duro pero le encuentro cosas buenas. Valoro el día a día, cada momento que comparto con mi familia, el poder lavarme la cara, peinarme”.
“Mi consejo es que abran los ojos, que disfruten la vida. El llegar a fin de mes, las cosas materiales, cuando uno toca fondo no importan. Todo lo malo, te da un aprendizaje, hoy estoy fuerte y tengo muchas ganas de seguir, tengo unas ganas de vivir tremendas. No bajen los brazos, por ustedes, por su familia”, me recomendó.
Luz Castro
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