A los 75 años, falleció este miércoles Horacio García Belsunce, hermano mayor de María Marta y uno de los rostros más reconocibles del extenso y trágico caso que marcó la historia criminal y mediática de la Argentina reciente. Abogado, periodista y coach ontológico, fue también un hombre golpeado por las consecuencias personales, judiciales y sociales que desató el crimen cometido en octubre de 2002 en el country Carmel.
Condenado por encubrimiento y luego sobreseído, García Belsunce jamás se apartó de su convicción: que el asesinato de su hermana fue obra de Nicolás Pachelo, el ex vecino que finalmente fue condenado a prisión perpetua por la Cámara de Casación bonaerense, tras haber sido absuelto en primera instancia.
La noticia de su muerte fue confirmada por Noticias Argentinas. Su fallecimiento se produjo tras años de lucha incansable en el ámbito judicial y mediático, y de un desgaste vital que él mismo describió como una pesadilla sin fin.
Hijo del jurista Horacio Adolfo García Belsunce y de Luz María Galup Lanús, Horacio había nacido el 30 de abril de 1949 en la Ciudad de Buenos Aires. Cursó sus estudios en el Colegio San José y se graduó como abogado en 1971. Tras ejercer un tiempo, dio un giro hacia el mundo de la comunicación: fundó agencias de publicidad y participó activamente en medios gráficos, radiales y televisivos.
En 2002 conducía junto a su hermana el programa por cable De Frente, del que ella era productora. “Nuestra relación era fantástica”, recordaba. El asesinato de María Marta lo encontró, precisamente, en ese lugar de exposición pública, y muy pronto se convirtió en una figura central del caso, aunque no por voluntad propia.
La tragedia familiar escaló a drama nacional. No sólo se vio obligado a defender la memoria de su hermana, sino también su propio nombre. En 2011 fue condenado a cuatro años de prisión por encubrimiento. Cumplió arresto en la DDI de San Isidro y en la Unidad 41 de Campana, y si bien recuperó la libertad tras pagar una fianza, la condena pesó sobre él durante años, hasta que fue sobreseído en 2020 por prescripción de la causa.
“No podía ser que esto me hubiera pasado a mí. Me juzgaban por encubrir el asesinato de mi hermana. ¿Cómo soportar tanta injusticia?”, se preguntaba en una entrevista. Durante el encierro estudió coaching ontológico, disciplina que, según relató, le dio herramientas para resistir el derrumbe emocional.
El escándalo judicial tuvo un impacto demoledor sobre su vida laboral. Su programa televisivo quedó fuera del aire tras perder auspiciantes, y debió reinventarse. Primero como remisero, luego vendiendo pizzas y empanadas a comisión. En redes sociales pidió ayuda cuando la situación se tornó desesperante.
En 2017 tuvo una oportunidad en el ámbito público: fue contratado como auditor en la Municipalidad de Pilar, pero una campaña de cuestionamiento político forzó su salida en apenas un mes.
No obstante, nunca abandonó la lucha por justicia. Fue uno de los más persistentes en señalar a Pachelo como el autor material del crimen. En 2022 declaró en el juicio contra el ex vecino, y recordó que el propio abogado de Pachelo le había confesado que su cliente era capaz de vaciarle un cargador a su hermana.
Aunque el Tribunal Oral N°4 de San Isidro absolvió a Pachelo, la Sala II de la Cámara de Casación bonaerense revirtió el fallo y lo condenó a prisión perpetua. Esa decisión, que llegó más de dos décadas después, validó finalmente la tesis que Horacio nunca dejó de sostener.
Padre de tres hijos y abuelo de tres nietos, Horacio fue una figura marcada por la tragedia, pero también por la perseverancia. En un contexto de sospechas, condenas, escarnio mediático y abandono institucional, mantuvo encendida la llama de la verdad que creía conocer. Su vida, atravesada por el dolor y la búsqueda de justicia, fue también un espejo del sistema judicial argentino, con sus tiempos dilatados, sus fallos controvertidos y sus deudas con las víctimas.
Dejar un comentario