Murió Carlos Moreno, histórico vecino y emblema del comercio pilarense
Tenía 70 años y había sido diagnosticado con una grave enfermedad en noviembre. Referente del rubro y vecino muy querido, dedicó su vida a la heladería fundada por sus padres en los años '50, convirtiendo a Bom Que Bom en una marca y un símbolo de la historia y la identidad de Pilar.
En la jornada de este sábado falleció Carlos Alberto Moreno, querido y reconocido comerciante y vecino de Pilar, histórico dueño de la tradicional heladería Bom Que Bom, un verdadero emblema de la ciudad y la región. Tenía 70 años y, en los primeros días de noviembre, había sido diagnosticado con una grave enfermedad en estado avanzado.
Moreno fue mucho más que un comerciante: fue un apasionado del oficio, un referente del rubro y una figura entrañable para generaciones de pilarenses que crecieron compartiendo encuentros familiares y amistades alrededor de un helado. Con su inconfundible buen humor solía decir: "Puedo decir que nací en un balde de helados", una frase que resumía a la perfección su historia personal, inseparable de la de Bom Que Bom.
La heladería nació en los años '50, de la mano de sus padres, Carlos Moreno y Elsa Díaz, en un pequeño local de Bolívar y Rivadavia. Con el tiempo, el emprendimiento fue mudándose y creciendo al ritmo de la ciudad: primero frente a la Plaza 12 de Octubre, luego sobre la calle San Martín, y más tarde en distintos puntos emblemáticos como Rivadavia y Lorenzo López, el Paseo Bianea, Del Viso y, finalmente, la histórica esquina de Tomás Márquez y Camilo Costa, donde funciona actualmente en una casa de 1927 cuya fachada fue preservada como parte del patrimonio urbano.
Carlos se incorporó formalmente al negocio siendo apenas un adolescente. Desde entonces, su vida estuvo marcada por la elaboración artesanal de helados y la atención al público, en una época en la que las heladerías abrían solo en temporada y se complementaban con la venta de facturas y café, una tradición que Bom Que Bom mantiene hasta hoy.
Visionario e innovador, Moreno fue protagonista de la expansión y modernización de la heladería. Impulsó nuevos sabores, muchos de los cuales se volvieron clásicos, como el recordado Chocobom, además de creaciones más recientes como manzana a la canela, secreto de Sócrates, limón profundo, sambayón al café y cookies. Siempre destacaba que, pese a las novedades, los pilarenses seguían siendo fieles a los sabores tradicionales: dulce de leche granizado, chocolate, frutilla, americana y limón.
Bom Que Bom se consolidó con los años como una marca y un referente regional, sosteniendo como premisa la calidad de las materias primas y la elaboración artesanal. Carlos asumía ese lugar con orgullo y responsabilidad, participando activamente en la Asociación de Fabricantes de Helados Artesanales y Afines, y apostando a la capacitación constante.
En los últimos años, su esposa Patricia Franco tiene un rol central en la administración del negocio, acompañándolo en un proyecto familiar que Carlos definía como un legado: "Bom Que Bom es un verdadero orgullo familiar que llevamos en cada helado que se sirve en nuestros mostradores".
La partida de Carlos Alberto Moreno deja un profundo pesar en la comunidad de Pilar. Su historia, su calidez y su pasión por el trabajo quedarán para siempre ligadas a Bom Que Bom, una heladería que ya forma parte de la memoria afectiva de la ciudad.

