El origen de la fe de nuestro pueblo se remonta al 1700, cuando una mujer decidió que comenzaría a rendirle culto a una imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Pilar, marcando para siempre nuestra historia.
Son muchas las mujeres que han formado una parte indispensable en el camino que hemos hecho como sociedad, desde la prehistoria hasta la actualidad y, si bien muchas veces se ven invisibilizadas por los relatos, que priorizan a los hombres y sus hazañas, en Pilar el rol de María Cabezas es valorado como uno de ejes centrales de nuestra formación como pueblo.
María Cabezas es, sin dudas, una de las primeras mujeres de nuestra historia y su papel se remonta al 1729 cuando tomó la decisión de construir una capilla para adorar una imagen de culto de Nuestra Señora del Pilar, patrona de nuestro pueblo.
De hecho, la mujer conservaba una pequeña réplica de la santísima virgen María con el niño Dios en su brazo, y el historiador Aldo Beliera afirma que “es muy probable que el primer oratorio haya sido levantado en su propia casa”.
Alberto Marzano, uno de los cuatro diáconos permanentes que nombró el Obispado de Zárate-Campana en la Parroquia del Pilar, recordó durante una charla con Resumen que para el 1670, soldados aragoneses y aborígenes de Santa Fe habían llegado al territorio para crear un fuerte que nunca llegó a construirse. En la zona ya había una devoción a la Virgen, que se instaló aún más con Cabezas. “Tenía la imagen (de la Virgen) que aparentemente se la habían traído estos que habían venido a hacer el fuerte, algunos quedaron acá, la mayoría se fueron”, señaló.
El padre Silvio Braschi lo sintetiza eficazmente: “...en el año 1700 se habían establecido fortines en un lugar llamado Luján abajo para defenderse de las invasiones de los indios y en ese lugar se instaló el primer núcleo de población. En 1729, una vecina del lugar, María Cabezas, esposa de Francisco Gómez, quien poseía una imagen de la virgen del Pilar, se propuso darle culto público en una capilla construida de ladrillos de adobe y techo de paja, cerca de la margen derecha del río Luján, solicitó autorización del obispo de Buenos Aires y una vez concedido la Capilla fue dedicada a la Virgen del Pilar, siendo atendida por un sacerdote enviado del pueblo de Luján a celebrar oficios los días festivos…”.
Cabezas, en aquella época ya viuda, no solo donó la imagen de la Virgen, sino que también cedió una parcela de su propiedad para la construcción de la Capilla Del Pilar, la cual una vez habilitada comenzó a servir como ayuda de Parroquia al crearse el Curato de Luján en el año 1730.
En el año 1737 falleció Doña María Cabezas, primera gestora de la creación de nuestro querido pueblo, y fue sepultada en dicha Capilla. Luego de su muerte, en 1749, otra porción de sus tierras pasó a propiedad de la Iglesia e incluso desató un litigio con sus herederos, ya que el testamento de Doña María no fue encontrado.
Alberto Allindo, de la Junta de Estudios Históricos de Pilar, también dialogó con Resumen y destacó que “cuando María Cabezas en 1700 se propuso dar culto público, pidió permiso para la capilla y marca un poco el inicio” de nuestro pueblo. De no ser por ella, añadía, quizás hoy tendríamos otro nombre.
El rol de María Cabezas en nuestro querido Pilar no debe ni puede ser olvidado, ya que es gracias a su profunda fe y devoción a la Virgen que hemos obtenido el nombre de nuestra ciudad que, año a año, continúa creciendo.
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