Viernes 18 de Octubre de 2024

María Cabezas, el Pilar de la fe de nuestro pueblo

La historia de nuestra fe se remonta al siglo XVIII, cuando esta mujer decidió comenzar a venerar a la Virgen, dejando una huella imborrable en nuestra identidad.


  • Sábado 12 de Octubre de 2024
María Cabezas

A lo largo de los años, muchas mujeres han sido fundamentales en la construcción de nuestra sociedad. Aunque a menudo quedan en un segundo plano en los relatos históricos, en Pilar el rol de María Cabezas es reconocido como un eje central en nuestra formación como comunidad.

En 1729, María Cabezas tomó la decisión de construir una capilla para rendir homenaje a Nuestra Señora del Pilar, una imagen traída por aragoneses. Para ello, donó tanto la imagen de la Virgen como tierras para el templo, marcando así el origen de nuestro pueblo.

María Cabezas es, sin duda, una de las primeras mujeres de nuestra historia. En 1729, decidió levantar la capilla en honor a la Virgen del Pilar, quien sigue siendo la patrona de nuestro pueblo. Se dice que conservaba una pequeña réplica de la Virgen con el Niño, y el historiador Aldo Beliera menciona que “es muy probable que el primer oratorio haya sido levantado en su propia casa”.

Alberto Marzano, uno de los diáconos permanentes designados por el Obispado de Zárate-Campana en la Parroquia del Pilar, recordó que, en 1670, soldados aragoneses y aborígenes llegaron al territorio con la intención de construir un fuerte que nunca se materializó. Ya había una devoción hacia la Virgen en la zona, que se consolidó con la llegada de Cabezas. “Tenía la imagen que le trajeron quienes intentaron construir el fuerte; algunos se quedaron aquí, la mayoría se fue”, señaló.

El padre Silvio Braschi sintetiza la situación: “En el año 1700, se habían establecido fortines en un lugar llamado Luján abajo para defenderse de las invasiones indígenas, y allí se instaló el primer núcleo poblacional. En 1729, María Cabezas, esposa de Francisco Gómez, se propuso dar culto público a la Virgen del Pilar en una capilla construida de ladrillos de adobe y techo de paja, cerca del río Luján. Solicitó autorización al obispo de Buenos Aires, y una vez concedida, la capilla fue dedicada a la Virgen del Pilar, siendo atendida por un sacerdote de Luján durante los días festivos”.

Viuda en ese momento, Cabezas no solo donó la imagen de la Virgen, sino que también cedió una parte de su propiedad para la construcción de la capilla. Esta comenzó a funcionar como una ayuda de parroquia cuando se creó el Curato de Luján en 1730.

María Cabezas falleció en 1737 y fue sepultada en la capilla que ella había fundado. Tras su muerte, en 1749, una porción de sus tierras pasó a propiedad de la Iglesia, desatando un litigio con sus herederos, ya que su testamento no fue encontrado.

Alberto Allindo, de la Junta de Estudios Históricos de Pilar, resalta la importancia de la decisión de Cabezas en 1700, cuando solicitó el permiso para la capilla, marcando el inicio de nuestro pueblo. Sin su aporte, señala, quizás hoy tendríamos otro nombre.

El legado de María Cabezas en Pilar es indiscutible y no debe ser olvidado. Gracias a su profunda fe y devoción a la Virgen, hemos heredado el nombre de nuestra ciudad, que sigue creciendo año tras año.

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