El 19 de septiembre de 1846, se les apareció la Santísima Virgen sobre la montaña de La Salette (Francia), a dos jóvenes pastorcitos, Melania Calvat y Maximino Giraud. Primeramente les confió un mensaje público, después solo a Maximinio uno secreto; luego a Melania un mensaje que recién podría hacer de conocimiento masivo en 1858.
Con motivo de cumplirse 175 años de la aparición de la Virgen, este martes se realizará una actividad en el predio del Centro de Rehabilitación La Posada de la Vida, que dirige espiritualmente el padre Hugo Acuña, ubicado en el lugar donde se instaló la Congregación Misioneros de Nuestra Señora de Lasalette en el año 1955. La ceremonia será de carácter virtual. La transmisión a través de la cuenta de Facebook de la comunidad salatense de Facebook región Argentina, comenzará a las 20 con el lema “Tus lágrimas, Madre… piden mi cambio”.
La Congregación de los Misioneros de Nuestra Señora de Lasalette fue fundada en 1858 en Francia por el obispo de Grenoble, Monseñor de Bruillard, basado en la aparición de la Santa Virgen en Lasalette. Actualmente, están presentes en los cinco continentes. Particularmente en América en Argentina, Brasil, Bolivia, Canadá, Estados Unidos y Haití.
Los primeros misioneros de La Salette llegaron a la Argentina el 12 de octubre de 1936. Hoy cuentan con seis comunidades en Córdoba, Santiago del Estero y Santa Fe.
Durante la celebración del Congreso Eucarístico Internacional llevado a cabo en la Ciudad de Buenos Aires en 1934, los obispos polacos de la delegación presidida por Monseñor Klond, tomaron conocimiento de la particular situación de Argentina en ese momento. Se trataba de un país que se había construido apelando a la llegada de todos los hombres del mundo que quisieran habitarlo y que entró en la modernidad de la mano de un fuerte aluvión inmigratorio que diluyó su vieja identidad criolla y aportó los usos y costumbres de sus países de origen.
Los hombres de la iglesia polaca supieron entonces que esa clase obrera numerosa que estaba naciendo, constituía una verdadera Babel Argentina que carecía de instrucción y cuidado religioso. Un pequeño porcentaje de la gente -estimado en el 3% en los hombres y el 12 de las mujeres- era fiel a la práctica religiosa constante. A esta situación no era ajena, por supuesto, la pequeña porción de inmigrantes polacos, dispersada en esos años a lo largo y ancho del extenso país.
Sus asentamientos más numerosos estaban en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Rosario. Los primeros misioneros polacos llegaron al puerto de Buenos Aires el 5 de mayo de 1937 e inmediatamente se pusieron a la búsqueda de lugares donde instalarse.
En Pilar, la Escuela apostólica se compró en 1955. En el año 1956 se abrió el Noviciado en la denominada “Villa Lasalette”, donde se edificaron parte de la capilla, las habitaciones y los sanitarios. La parte administrativa estaba a cargo del padre Casimiro, mientras que la formación fue responsabilidad del padre Andrés, junto al presbítero Antonio Dudek.
Aparte de la Escuela Apostólica y el Noviciado, el padre Andrés estaba preparando a dos profesos para enviarlos a la Universidad Gregoriana en Roma. Eran los hermanos Cesar Skupien y José Frydriyk, quienes partieron a Roma a fines de 1955. Mientras tanto, quedaron algunos estudiantes en Pilar.
Como hito significativo en la historia de los misioneros en Pilar, debe subrayarse su condición de lugar elegido para la realización del Capítulo Provincial “Ad instar Capitulli”, de la vice Provincia de los Misioneros de Lasalette, durante el verano de 1961.
Diez años después, concluiría la tarea de los misioneros polacos en Pilar, ya que la congregación había resuelto la fundación de una casa de formación en la provincia de Córdoba.
Los sacerdotes salatenses tuvieron gran protagonismo en Presidente Derqui. En 1965, se hace cargo de la Parroquia San Antonio de Padua el párroco de origen polaco Luis Zawisza, quien permanecerá al frente de la Parroquia por espacio de 22 años y que se retiraría por motivos de enfermedad. Lo sucede el padre de origen irlandés-norteamericano Santiago Lowery, que estará por tres años en la iglesia de Presidente Derqui. Continúa como vicario el padre Víctor Acebo, que implementa el plan “Nueva Imagen de la Parroquia” (NIP), del Movimiento para un Mundo Mejor, que iniciara el presbítero Lowery.
Lo suceden, en primer término el padre Roberto Butler y luego Rubén Darío Sangenis -primero como diacono y después como sacerdote-, Juan Francisco Higgins y Norman Ferland; todos protagonistas de la Congregación Misioneros de Nuestra Señora de Lasalette en la historia de la Parroquia, que fueron dejando su huella pastoral en la comunidad derquina.
En el año 1987 el Consejo Regional de la Congregación designa al padre José Frydryk para atender a los sacerdotes ya ancianos, Luis Zawisza y al pionero Casimiro en la Villa de Lasalette de Pilar. El presbítero Frydryk además de velar por el bienestar de sus hermanos mayores, debía al mismo tiempo ayudar en la Parroquia de Derqui en el momento en que se lo requiriera.
En marzo de 1994, la Parroquia se devuelve a la Diócesis Zarate-Campana, por falta de personal religioso de parte de los Misioneros de Nuestra Señora de Lasalette.
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