Su historia comenzó en Villa Gesell, pero había llegado a convertirse en una tradición en Pilar. Fue más de una década compartiendo con los vecinos, recibiendo a las familias, pero la pandemia llegó para cambiar todo, y “Lo de Carlitos” tuvo que decir basta.
El reconocido restaurante, ya instalado desde hace años en la calle Ituzaingó -entre Pedro Lagrave y Tucumán-, se encontró con una alarmante situación que transita gran parte del rubro gastronómico a raíz del coronavirus, y pone punto a final a su recorrido.
Las medidas tomadas por el Gobierno para bajar la circulación y así lograr el descenso en los contagios, también tienen su desgastante contraposición económica, y es la que venía sufriendo desde el año pasado este comercio, como muchos otros.
“Tratamos de aguantar lo más que pudimos, más que nada por los empleados, pero llegado este punto se tomó la decisión de un cierre por realmente no aguantar más”, contó a Resumen Jorge, encargado del lugar.
Y explicó que en el caso de Lo de Carlitos “no tenemos veredas para sacar mesas y no hay forma de tener gente en la calle ni siquiera para tomar un café. Se aguantó todo el año pasado. Sabemos que hay localidades, como el caso de San Miguel, que tienen un aforo del 30 por ciento dentro del local, pero acá ni siquiera tenemos esa posibilidad. Y el delivery nunca nos funcionó mucho, porque la realidad es que este es un lugar donde la gente venía a disfrutar en familia”.
Con la espina de lo que ha provocado la pandemia, señaló que “este mes va a ser el último” y luego será el momento de bajar las persianas de manera definitiva.
“Es una lástima, se trató de llegar hasta donde se pudo, pero el agua nos llegó al cuello y nos está tapando. Así que para no perjudicar a nadie, vamos a tratar de salvar lo que está y poder pagarle a los chicos lo que corresponde. Eso nos pareció la mejor opción”, sostuvo el encargado, explicando que son ocho los empleados actualmente.
Asimismo, compartió que “es una historia más como la de un montón de gente que se quedó sin espalda, y lamentablemente es una lástima porque esto tiene mucho tiempo, muchos años, más de 10, y se está bajando una persiana más en el distrito de Pilar”.
Por otra parte, aseguró que la situación también es “una suma de todo”. “Con la inseguridad, la gente venía a la puerta y tenía que esperar un ratito decía ‘mejor me voy’, porque no se animaba a quedarse en la calle. Y también teníamos un tema que le vendíamos a los comerciantes que laburan por acá, pero ahora tampoco consumen por cómo está la situación. Estamos a la vuelta de la parada de colectivos, que era un mundo de gente, y ahora sólo viajan los esenciales, y además la gente trata de cuidarse lo más posible, tanto en la parte de salud como con el dinero. Entonces todo cuesta, y eso nos devastó”, cerró.
Dejar un comentario