El “Oficial”, la institución que revolucionó a cientos de pilarenses creando la primera Secundaria gratuita del distrito, cumplió 50 años.
A fines de abril, la Escuela Media N° 8 de Pilar cumplió 50 años de vida. La institución que marcó un antes y un después en la educación pública local, celebra el aniversario de cinco décadas únicas que llenaron de emoción a cada uno que dejó su huella y se dejó enamorar por este establecimiento.
¿Cómo arrancó todo?
El 21 de mayo de 1966, durante la intendencia de Andrés "Yayo" López, se formó la Comisión Pro-edificio: un grupo de vecinos encabezado por Regino Osés, Tomás Pozuelo, Emma Balanosky de Slinin, Omira de Pandolfo, David Marconcini, Francisco Cangaro, Atilio Toppazzini, Rogelio Rodríguez y Julio Beruti, cansados de que los adolescentes del distrito tengan que viajar innumerables kilómetros para seguir con su educación después de la primaria.
Todos ellos buscaban conseguir un edificio para la instalación de un Colegio Secundario Oficial Nacional y Comercial gratuito. Por ese motivo, la Municipalidad de Pilar hizo un llamado a Licitación Pública para la compra de un terreno edificado o sin edificar. A tales fines, se presentaron 13 ofertas.
¿Dónde pudo haber comenzado? En la esquina de Víctor Vergani y Moreno; en Pedro Lagrave 757. En San Martín y Ruta 8. En Independencia 747. En Pedro Lagrave y Rivadavia. En Víctor Vergani y Bolívar. En Lorenzo López, entre Alsina y Zeballos. En Víctor Vergani, entre Independencia y Fermín Gamboa. Sobre Tomas Márquez, entre Moreno y Fermín Gamboa. En Hipólito Yrigoyen 465. En Tomas Márquez 937. En Víctor Vergani, entre Moreno y Fermin Gamboa. En Lorenzo López y 11 de Septiembre.
Finalmente, fue por esta última opción la que se optó para dar comienzo a esta ilusión. En ese momento, se creó una especie de revuelo por la novedad. La primera escuela secundaria pública y gratuita del distrito llegaría para quedarse.
Las clases comenzaron a dictarse un 26 de abril de 1967. En ese entonces, el establecimiento contaba con cinco cursos que al correr de los años, fueron adoptando más alumnos. Poco más de un año después, se inauguró el edificio ya nombrado, aunque los chicos hacían actividad física en el Club Peñarol, tal como actualmente lo realizan varias escuelas del distrito.
Rifas, donaciones, kioscos en las Fiestas Patronales de ese año e incluso el primer suelo cedido por el intendente de facto Guillermo Oriol, sirvieron para levantar las paredes de este gigante, en el que hoy está la sede de la secretaría de Obras Públicas.
El “Oficial” como fue denominado por largos años, pasaba a ser “Tratado del Pilar” en el '79. Un año más tarde, se creó el turno tarde y en el '84 el vespertino. Existían 36 divisiones entre los tres turnos.
El crecimiento desmedido y la popularidad que no dejaba de incrementar, obligaron a los directivos tener que adoptar un hogar más grande para nuevos integrantes de la familia. Por ese motivo, se trasladaron al terreno ubicado en la calle Pelagio Luna, en las cercanías del Ferrocarril San Martín. Entre el comienzo y la finalización del edificio, pasaron unos 14 años.
De alumno a profesor
El vínculo que se creó entre los ex alumnos con el colegio fue tan fuerte que incluso muchos de ellos, terminaron ejerciendo la docencia creando un lazo irrompible con el sistema educativo.
Uno de los casos más reconocidos fue Hugo Cánepa. Profesor y por diez años secretario general de Suteba (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires), menciona con emoción todas las vivencias en la Escuela N° 8 hasta que se egresó en 1981.
“Es una escuela que siempre quise, es mi escuela. Me permitió no solo desarrollarme como persona, sino también cómo profesional”, aseguró a Resumen.
¿Cree que esta escuela fue lo más significativo para que usted se involucre tanto con la docencia?
No solo ella, también con la Universidad de Luján. Siempre repito que estoy en deuda con todos los argentinos que trabajaron y permitieron que yo pueda ir a un colegio y universidad gratuita. Todo lo que lograron gracias a los aportes de los impuestos para que pueda estudiar.
Mis padres tenían el primario incompleto. Llegar a donde estoy es gracias a la honestidad del colegio y la universidad. Es una herramienta gigante para mi vida y en cualquier momento me voy a jubilar.
Salieron muchos que terminaron siendo abogados, licenciados en administración, contadores. Por esta institución pasaron cientas de reconocidas figuras locales, que se desempeñan de una manera impecable, eso también es mérito de la escuela.
Los egresados de nuestra escuela no tienen absolutamente nada que envidiarle a los otros colegios privados. Además de docentes que tuvimos en el colegio y que son profesionales.
¿Qué recuerda de esa época? ¿Hubo muchos cambios en la estructura?
Muchas cosas. Utilizábamos saco azul, camisa, corbata y pantalón de vestir gris. Las chicas iban de guardapolvo. En el '94, cuando ya existían en el distrito siete escuelas, se dividieron varios distritos como José C. Paz y Malvinas. Una parte de Pilar pasó a Malvinas Argentinas y la N° 1 pasa a ser la N° 7 de Malvinas. Por eso en es que en el distrito no hay Escuela Secundaria N°1.
Fue y seguirá siendo una escuela donde hay alumnos de diferentes estratos sociales. Cursaron muchos hijos de personalidades importantes del distrito. Sergio Bivort, hijo de abogados y ex intendente local, Sebastián "el Pampi" Pérez, hijo del diputado en ese momento.
Como así también, alumnos que eran expulsados de la escuela privada por un tema de comportamiento o porque repetían, todos ellos iban a parar a la escuela pública. Realmente cambiaban su comportamiento. Veían la realidad de otros chicos de su misma edad con una situación económica totalmente distinta.
¿Sigue el contacto con sus ex compañeros?
Si, sobre todo con los varones con los que nos reunimos desde que nos egresamos en el '81. En ese momento egresaron 11 varones incluidos con los del bachiller, y la idea de verse no se diluyó nunca. Lo hacemos al menos una vez por mes.
¿Por qué cree que tanta gente eligió este colegio para formar a sus hijos?
La gran mayoría de los egresados de este colegio somos hoy en día grandes profesionales y con buen ingreso. La educación en esta escuela sigue siendo muy buena y eso te da la pauta de porqué la siguen eligiendo. En el edificio estamos un poco caídos pero solo tenemos que mejorar.
¿Siempre se diferenció con las otras instituciones públicas?
Sin dudas. El hecho de tener una historia, implica que hay un detrás muy importante de ese funcionamiento. Tiene una muy buena referencia a través de sus egresados. La suma de todo le da un gran prestigio a la institución. Desde que comenzaron con el perito mercantil hasta el título en naturales que se está dando ahora, es un pie fantástico para conseguir un ingreso laboral.
¿Recuerda algún docente con el que haya tenido un vínculo fuerte?
Yo era de los que estudiaban mucho. Mejor dicho, escuchaba y tenía mucha facilidad de aprender las cosas. Tuve una muy buena relación con alguien que no fue mi docente, pero si director. Su nombre era Marcelino Urroz. El como ejemplo frente a la escuela fue quien más me enseñó.
En cuanto a profesores me acuerdo de Lucy Martínez, Estela Marconcini, Coca Domenech, Marta Casale y muchos más que hicieron grande esta institución.
¿Nos puede contar alguna anécdota?
En este momento no se me ocurre ninguna, pero si puedo decir que hay muchas que mejor ni contarlas (risas).
Dejando de lado el conflicto que ya todos conocemos ¿La docencia tuvo muchos cambios a lo largo de estos años? ¿Sigue intacta la vocación?
Eran dos contextos diferentes. La autoridad del docente no se cuestionaba y el padre siempre estaba de su lado. La escuela secundaria en ese momento no era obligatoria hoy gracias a Dios sí. A veces los padres son más amigos de los hijos que padres, no existe ese acompañamiento que había antes.
La otra cuestión es la cantidad. Los docentes y alumnos en ese momento eran muchos menos que los de ahora. Faltaban como también lo hacen ahora, pero antes muchos de ellos tenían un deber profesional diferente.
La carga horaria era mucho más grande. Muchos de los docentes de ahora tienen muchas horas para tener un sueldo. Si faltan, significaría que los chicos tengan muchas horas libres. La comparación es muy compleja.
Una cosa es un docente profesional que venía y dictaba dos o cuatro horas diarias y otros que están todo el día y que su ausencia no solo se nota en el curso, también en muchas cosas.
Recalcó la institución como “mi colegio”, pero ¿cómo describiría en pocas palabras lo que significó este lugar?
Es muy difícil esa pregunta (risas) pero diría que fue un lugar que me permitió crecer como persona, y mi objetivo es intentar devolverle a la sociedad lo que me dio.
Los primeros docentes. Nélida Bivort, Emilia Abrates, Inés Martínez, Maria Ferlazzo, Cristina Redondo, Domingo Marone, Marta Casale y Dalmira Gómez. La primera Jefa de Preceptores fue Inés Perlo. Luego Alicia Nespolo, Arturo Vergalet y Nélida Trovatelli. La primera preceptora fue Luisa Baumeister, y le siguieron Marisu Vergani y Perlo.
Belén Gómez
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