El 20 de abril de 1953, nacía en Pilar el primer colegio secundario.
Allá por marzo de 1953, el entonces pueblo de Pilar, ya que aún no ostentaba el título de ciudad, se gestaba en nuestro medio, la creación del primer colegio secundario, el Instituto Almafuerte.
Un grupo de vecinos comprometidos con la educación decide alquilar el edificio de la esquina de Alsina e Hipólito Yrigoyen, para instalar allí la flamante escuela de formación secundaria.
Haydee Lagomarsino de Girerd, impulsora y alma mater de este importante proyecto, junto con su esposo Roberto, el profesor Domingo Marone, el más tarde director de la sección Comercial, Don Rafael García, Leonor Ceberio y Miguel Morcelle, junto a un puñado de alumnos inscriptos, lanzan aquel 20 de abril de 1953, el primer Instituto Mixto Adscripto de Enseñanza Media en Pilar.
Hasta entonces, mucho jóvenes pilarenses debían trasladarse hasta la vecina San Miguel o Luján para estudiar y hasta otras ciudades del conurbano. Fue así entonces que se inscribieron entre otros, quienes conformaron más tarde, en 1957, la primera promoción de Peritos Mercantiles, integrada por Ivonne Bouvier, Clelia Cópola, Lucía “Luchi” Crespo, Delmo Etchart, Dalmira Gómez, Andrés López, Hugo López Aranzasti, Alicia Morán, Lucy Martínez, Nélida Pérez, Julia Rombolá, Vicente Zucca y Miguel Saric, según reza la placa que se encuentra en el pasillo central del edificio. Muchos de ellos más tarde fueron profesores del Almafuerte.
Como todo comienzo, no fue fácil, máxime cuando se trata de una escuela “adscripta”, que significa que no es oficial ni tampoco privada, el estado aporta los sueldos del personal y los gastos los solventa el colegio junto a su cooperadora.
Quienes pasamos por las aulas del querido instituto, recordamos las vicisitudes por las que pasaron tanto sus directivos, la señora de Girerd (tal como la llamábamos) directora del “Nacional o Bachillerato” y Rafael García, de la parte Comercio, como los distintos miembros de la cooperadora que tuvieron que solventar más que un gasto y, en algunos casos, más de un dolor de cabeza como cuando se produjo una “grieta” entre un grupo de profesores y la dirección de la escuela.
Todo se fue superando y Almafuerte siguió creciendo. Primero al habilitar los dos años superiores de cuarto y quinto año, de lo que se llamaba escuela “Normal”, donde las alumnos y alumnas que finalizaban el tercer año de bachillerato podían acceder a los dos años de estudio para obtener el título de “Maestra Normal Nacional”, debiendo contar con un “departamento de aplicación de educación primaria, para que los estudiantes pudieran tener sus prácticas. En 1963 logró su propio edificio merced al esfuerzo de la cooperadora y los directivos, en el predio ubicado en la esquina de Lorenzo López y 11 de Septiembre, cedido más tarde cuando la creación de la Escuela Nacional de Comercio, y luego adquirido el mismo por una empresa que lo donó a la Municipalidad de Pilar donde hoy funcionan las oficinas de Obras Públicas y Particulares.
Compra del edificio
Más tarde, en 1978, otro serio problema se cruzó en el camino del Instituto Almafuerte, cuando los sucesores de los primeros propietarios del primitivo edificio, reclamaban su devolución y desalojo, si en un plazo perentorio no se optaba por la compra. Fue entonces que un grupo de destacados vecinos, algunos miembros de la cooperadora, formaron una comisión pro edificio con el fin de recaudar fondos para hacerles una propuesta económica concreta a los herederos.
Presidida por el reconocido vecino Pedro Bartolacci, acompañado por los destacados pilarenses Carlos Santalíz, Vicente Guida, Carlos Ingolotti, Pedro Lollo, Hugo López Aranzasti, Daniel Ponce de León, Migue Saric y la señora de Roic, formaron la comisión Pro Edificio que tomó “la importante decisión de adquirir el inmueble donde funciona, desde su creación, la casa decana de estudios medios del partido de Pilar” según expresaba Resumen en su edición de julio de 1978.
“Ahora, a esa buena noticia hay que agregar que la inteligencia y dedicación que caracterizan ya al núcleo que encabeza el Sr. Pedro Bartolacci -opinamos al crearse que el problema del Almafuerte estaba en buenas manos- ha concretado plenamente su objetivo y el inmueble ha sido comprado en la suma anunciada en éstas páginas, 3.500 millones de pesos moneda nacional. Esa celeridad en la concreción de un acto que asegura continuidad en el estudio para 700 jóvenes y niños -población escolar del instituto en sus secciones secundarias y primarias- ha sido facilitada mediante la importante ayuda brindada por el municipio, al disponer el Intendente, Sr. Daniel Ponce de León, otorgar para ese fin un subsidio -con cargo de devolución antes del 31 de diciembre próximo (1978)- de 20 millones de pesos ley, o sea 2 mil millones moneda nacional”, contaba Resumen, cosa que, según cuenta uno de los miembros, Don Carlos Ingolotti, merced al empuje de la comisión y el gran aporte de vecinos comprometidos con la noble causa, se logró sobradamente y en fecha puntual la comuna recibió la devolución del dinero facilitado por el entonces jefe comunal.
Almafuerte siguió creciendo, llegando hoy día a contar con más de un millar de alumnos, entre todas sus secciones, incorporando más tarde al Instituto Nuestra Señora de Fátima y adquiriendo el predio frente al inicial donde funciona la escuela primaria y el otro frente a la entrada del Instituto, donde funciona el salón de actos y de educación física.
Hoy a 65 años de su creación, Pilar todo recuerda a sus fundadores, así como a los profesores que pasaron por sus aulas y a los numerosos egresados que años tras año visitan el edificio de Alsina e Hipólito Yrigoyen para recordar los “gloriosos” días pasados en sus aulas, sus pasillos y en especial en su patio central donde se formaba a la entrada y salida de clases, se jugaba y charlaba en los recreos y, por qué no recordarlo, se degustaba algún sándwich o golosina provista por el “kiosco” del colegio, primero en manos del matrimonio de Doña Lola y Don Pepe Sierra y más tarde por el vecino Don Balbo.
Augusto Zamarripa
Foto original del archivo de Resumen, tomada allá por 1958/1959 en una celebración del Día de la Primavera en el Colegio Carlos Pellegrini. De izquierda a derecha, entre otros, Domingo Marone, Irma Meseguer, Augusto Zamarripa, Rafael García, Ada Gómez de García, Roberto Girerd, Haydeé Lagomarsino de Girerd, Daniel Cámara, Libelia Dumestre, Elsa Palermo, Marta Rovner, Dorys Martínez, Lucy Martínez, Ester R. de Koselevich y los más “pequeñitos”, “Augustito” Zamarripa y “Robertito” Girerd.
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