A partir de la Ley Ómnibus enviada al Congreso, el Gobierno pretende la creación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) con una serie de beneficios impositivos, legales y cambiarios que buscan impulsar los proyectos en siete sectores económicos clave.
En ese marco, especialistas en la materia se expresaron sobre el impacto que puede tener esta iniciativa y la importancia de generar un repunte de la inversión en nuestro país.
Es para destacar que en un contexto de reducción de la obra pública anunciada por el presidente Javier Milei, la iniciativa privada será sumamente relevante para hacer los desarrollos que la Argentina necesita en los próximos años.
A partir de ahí surge el interés de promover las grandes inversiones, y uno de los que se refirió al tema fue Eduardo Fracchia, profesor y referente del IAE Business School, la escuela de negocios de la Universidad Austral.
Al respecto, sostuvo: “La inversión es crucial para el crecimiento, en particular para un país que está en un proceso de estancamiento desde 2011. En el gobierno de Alberto Fernández, el promedio de inversión ha sido del 18 por ciento respecto del PBI, que es una tasa inferior al promedio de inversión histórico de la Argentina”.
La casa de estudios pilarense elabora desde 2006 el Índice de Precios de Activos Productivos (IPAP), un indicador de anticipo de inversión que se hace en base a precios de activos. “Nos está dando una previsión a futuro de que la inversión no crece”, anticipó Fracchia.
Vale señalar que el promedio inversión en Argentina equivale a 16 por ciento del PBI, cuando en América Latina es de 22 por ciento. Al repasar los motivos de la baja inversión en los últimos años, el profesor del IAE enumeró la inflación crónica, la presión tributaria, la falta de reglas de juego pro-rentabilidad, un tipo de cambio poco competitivo, la prohibición de girar dividendos a las multinacionales por el cepo, y otros factores que desalentaron el crecimiento económico. “Al no haber crecimiento del producto, tampoco hubo aliciente a la inversión”, expuso.
Por esta razón, remarcó que más allá de los beneficios que pueda ofrecer el RIGI, las empresas van a esperar a ver cierta normalización de la economía antes de aportar su capital en nuestro país.
Las empresas nacionales o extranjeras que decidan ingresar al Régimen para llevar adelante algún proyecto, obtendrán una variedad de beneficios como estabilidad tributaria por 30 años, no sufrirán restricciones a las importaciones o exportaciones, no pagarán retenciones ni impuestos por importar, y les aplicarán descuentos en el impuesto a las Ganancias, entre otros puntos.
No obstante, Fracchia manifestó: “La reacción natural del círculo rojo del empresariado, es esperar y ver hasta que vaya aclarándose el panorama”. Aunque para finalizar, alentó: “Si se da un proceso virtuoso de reducción del riesgo país, del déficit fiscal, con confianza de la sociedad, gobernabilidad en el Congreso y la calle, es natural que la inversión crezca”.
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