Falleció el expiloto Carlos Lynn, el hombre que hizo de la amistad un culto

A las 3:45 de esta madrugada falleció a la edad de 75 años el popular vecino y comerciante pilarense del rubro automotor Carlos Armando Lynn. Pilarense de pura cepa, nació en nuestra ciudad el 2 de enero de 1948. Desde muy joven trabajó con familiares en tareas de campo en la zona de Fátima y Manzanares, para luego acompañar a su padre Armando en su carnicería.

Junto a su hermano Osvaldo –ambos entusiastas del automovilismo deportivo- se dedicaron a la reparación y venta de repuestos de motores. Con el tiempo cada uno de los hermanos siguió con la actividad, pero en negocios separados.

Desde hace años, Carlos y su hijo emprendieron su taller y casa de venta de repuestos en la tradicional esquina de Tucumán y 11 de septiembre en Pilar Centro: “La esquina del motor”.

Como corredor participó activamente en varias categorías zonales con Fiat 600 (semi preparado), Chevrolet y Dodge (TC). Su actuación deportiva comenzó en 1970 cuando fue campeón en el zonal con Fiat 600 semi preparado; en 1973: fue 12° en el GP de la Montaña en Córdoba; en 1974, 9° en Allen Rio Negro, 12° en el GP de la Montaña en Córdoba y 14° en 25 de Mayo. En 1975 llega 10° en el Gran Premio de TC; en 1976 es 14° en el Gran Premio del Llano y 16º en Laboulaye, Córdoba; en 1977, 16º en Tandil; en 1978, 9° en Olavarría y con el mismo puesto en Salta; en 1979, 10° en Nueve de Julio y en el Autódromo de Buenos Aires; logrando en el mismo circuito el 12º lugar en 1982.

En 1984 llegó 14° en San Lorenzo, Santa Fe, y 15° en Olavarría. En 1987 ocupa el quinto lugar en Santa Teresita, cerrando su actividad como piloto en 1988 con un 21° puesto en La Plata.

Confeso hincha de Boca de Juniors, aunque no fanático, Carlitos Lynn si fue un entusiasta de los mundiales, acompañando a nuestra selección nacional en las finales de 1978, México 1986 e Italia 1990. También estuvo en el Mundial de Estados Unidos en 1994, cuando se produce la expulsión de Maradona por su doping positivo.

Milonguero viejo

Más allá de su reconocida actividad comercial en el rubro automotor, Carlitos Lynn cosechó una enorme cantidad de amigos a lo largo de su vida y siempre tuvo una activa vida social, que siguió vigente hasta ahora en memorables asados semanales donde todos sus amigos esperaban los deliciosos chorizos caseros, que él mismo elaboraba en una casa cerca del taller.

Junto a su compañera Inés, concurrían a todas las fiestas sociales de las instituciones pilarenses y desde hace un tiempo comenzaron a incursionar en otro rubro que abrazaron con pasión: el baile tango. Tomaron clases con reconocidos profesores de la materia y comenzaron a salir a cuanta milonga eran invitados.

A Carlos le gustaba pasear y cuando podía junto a Inés se tomaban un fin de semana para recorrer distintas provincias, donde por supuesto lo primero que hacían al llegar era averiguar “donde se podía ir a milonguear esa noche”. Apasionados de nuestra música ciudadana, Carlos e Inés, también eran asiduos concurrentes a reductos tangueros de Capital Federal.

Según su partida de defunción, Carlos Lynn padecía una grave enfermedad que se complicó con diabetes en las últimas semanas, afecciones que produjeron su deceso en la madrugada de hoy. Carlitos será despedido esta tarde de 17 a 20 por familiares y amigos en la Casa Velatoria Ponce de León, Sala “A”, y sus restos serán inhumados mañana por la mañana en horario a confirmar en el crematorio del Cementerio Parque Recoleta en Del Viso.

Se nos fue un entrañable vecino de Pilar, hombre de mil anécdotas, vividas en un Pilar que conoció como pocos.

Oscar Mascareño