El Potrillo es una comunidad wichí de poco menos de 3.000 habitantes ubicada en la provincia de Formosa. Allí vive Osvaldo Segovia, quien ejerce la docencia hace 20 años, y días atrás, después de una larga cursada a distancia y en pandemia, recibió su flamante título de Licenciado en Organización y Gestión Educativa (LOGE) por la Universidad Austral, convirtiéndose en el primer licenciado de su comunidad.
Osvaldo había comenzado su carrera docente al terminar la secundaria y obtuvo el título de maestro de la cultura y su lengua indígena. Sus primeras clases las dictó en el nivel primario, y años más tarde continuó como profesor de lengua y literatura wichí en secundaria. Asimismo, actualmente integra la coordinación de la modalidad de educación intercultural bilingüe en Formosa: español y lengua wichí.
Convive con su familia, que está compuesta por su esposa y sus tres hijos, pero aclara “nosotros los wichí, así como muchos pueblos originarios, somos una gran familia”. Y es por eso, que su sueño era poder seguir aportando a su comunidad desde la educación.
Así llegó a la Universidad Austral y a la LOGE, un ciclo de complementación curricular dirigido principalmente a docentes. “Hoy tengo las herramientas para gestionar la educación intercultural bilingüe y aspiro a ser responsable de alguna área importante en mi comunidad, porque puedo ser el interlocutor que se necesita para poder explicar en nuestro idioma a los padres y madres de los alumnos el proyecto y las políticas públicas educativas”, expresó el flamante licenciado.
“Siento que puedo ser la unión de dos mundos para impulsar el crecimiento comunitario. Y para que también logremos una verdadera interculturalidad en la escuela: tomar lo propio de la cultura indígena y también tomar aquello de la cultura no indígena que también me sirve para crecer como persona y sujeto de derecho a una buena educación”, agregó.
También asegura que el camino para llegar hasta aquí fue desafiante, incluyendo una cursada a distancia que comenzó en plena pandemia, y con las complicaciones de la escasa conexión a internet en su zona.
Además, remarcó las barreras del lenguaje: “El español es mi segunda lengua y pensar en generar una producción académica fue la limitación más difícil. Si bien considero que mi español es muy limitado, todas las materias se orientaban a lo que yo ya hacía en mi trabajo, así que estaba familiarizado con muchos contenidos gracias a mi experiencia y pude reflejar todo mi conocimiento”.
Por otra parte, resaltó: “La universidad misma prioriza y valora a las personas y las relaciones humanas, cualquiera sea su condición, y en mi caso siendo aborigen sentí que la exigencia fue igual que a la que se aplicaba con los otros alumnos. En la Austral priorizaron la calidad, la profundidad y el contenido que yo transmití en cada una de las tareas que presentaba a los docentes”.
Finalmente, es para destacar que el proceso de aprendizaje con realidades tan diversas fue enriquecedor tanto para Osvaldo como para el resto de los estudiantes, y hoy el referente wichí expresa la satisfacción de haber alcanzado su meta.
“Siento que se abrirán muchas puertas en el campo de la educación para mí”, dijo. Y cerró con un mensaje para los jóvenes con quienes vive: “El mensaje para todos ellos es que siendo indígena uno puede lograr, a pesar de tantas dificultades, estudiar y terminar una licenciatura. Y demostrarles también que podemos ser parte de la gestión educativa de nuestra zona. Todos somos capaces de avanzar. Si bien nuestros abuelos y padres no pudieron llegar a donde nosotros llegamos hoy, ya habían soñado con que sus hijos sean profesionales; y estoy orgulloso de haber cumplido con su sueño: ser un indígena con un título de licenciado y aspiraciones de cambiar la vida de muchos estudiantes wichí”.
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