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En el corazón de Pilar, el Gimnasio París es mucho más que un centro de entrenamiento. Fundado hace 35 años por Oscar Ramondelle, ha sido testigo del paso de generaciones enteras que encontraron allí no solo un espacio para ejercitarse, sino también un punto de encuentro y pertenencia. Hoy, ese recorrido histórico podría transformarse en un récord mundial.
El gimnasio cuenta con 325 metros cuadrados, lo que lo ubica en la categoría de “gimnasio chico” según la definición internacional, por ser menor de 350 metros. Sin embargo, su archivo registra algo fuera de lo común: 57.200 fichas de alumnos. “En gimnasios de tamaño similar, lo normal sería entre 7 mil y 14 mil fichas. Nosotros tenemos casi cuatro veces esa cifra”, destaca Ramondelle.
El hallazgo se dio casi por casualidad, tras un cambio de recepcionista que llevó a revisar el archivo. “Pesamos las fichas y calculamos el total. Nos dio más de 57 mil. Ya es un logro mantener un gimnasio abierto tantos años, pero este número lo hace especial”, relata el dueño.
La idea de certificar el récord como “el gimnasio chico con mayor cantidad de alumnos en el mundo” surgió a partir de comentarios de colegas y organismos del sector. Sin embargo, el trámite ante Guinness World Records tiene un costo de 22 mil dólares, algo que el propietario considera excesivo. “Con ese dinero podríamos mejorar vestuarios o comprar máquinas nuevas”, reconoce.
Ante este obstáculo, evalúan alternativas: desde la certificación por escribano público hasta la presentación en ferias internacionales como Mercado Fitness, con la esperanza de abrir puertas al reconocimiento global.
El Gimnasio París también se enorgullece de haber formado a atletas de nivel internacional, como Marcelo Reynoso, ganador del premio Mister Universo en el campeonato Alemania 2009; Gastón Bitterman, competidor en el Mister de California, y Romina Brandan, clasificada a un Mundial de Mujeres. Actualmente, mantiene una dinámica particular: días exclusivos para mujeres y jornadas mixtas, con alrededor de 370 personas entrenando cada semana.
Para Ramondelle, la clave del éxito está en la cercanía con cada alumno: “En un gimnasio chico, cada persona cuenta. Hacemos un trabajo muy personalizado, cuidando que todos se vayan satisfechos. Esa es nuestra mayor diferencia”.
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