Las recientes declaraciones del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, de que bloqueará la aprobación de créditos y el giro de fondos hacia la Argentina, suma nuevos obstáculos al proyecto de electrificación de la línea San Martín, cuyo financiamiento depende de ese organismo.
Según trascendió, la semana pasada, en una reunión del directorio del BID, Claver-Carone habría dicho que “la Argentina es un país insolvente” y que no pensaba “regalar millones de dólares del patrimonio del BID para que se esfumen”.
Presionado por la filtración, Claver-Carone publicó el pasado lunes una columna en el Wall Street Journal donde -con palabras más elegantes- justificó esa negativa en el “tumultuoso historial financiero de Argentina”, y aludió a que hasta que el país no se comprometa en el cumplimiento de sus acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), “por mucho que el BID quiera aprobar nuevos fondos para Argentina, no puede dar el visto bueno a las solicitudes”.
Estas expresiones suman un nuevo obstáculo a la electrificación de la línea San Martín, que lleva varios años empantanada, y que se ejecutará con un crédito de 400 millones de dólares del BID, a los que se sumarán 122 millones aportados por el Tesoro Nacional.
El año pasado, el Ministerio de Transporte intentó destrabar la ejecución del proyecto avanzando en la preadjudicación de las obras -algo que estaba pendiente desde el 2018-, pero se encontró con la negativa frontal del organismo, que obligó a dar de baja la licitación y a reformularla en su totalidad.
En un llamativo giro de 180 grados, el BID sugirió que, como parte de esa reformulación, no se hiciera una licitación llave en mano, sino por contratos parcializados por especialidad.
Si bien el BID fundamentó la decisión en el excesivo tiempo transcurrido entre el lanzamiento de la licitación y su preadjudicación, y supuestos cambios en aspectos técnicos y de costos del proyecto, lo cierto es que en el freno habría pesado decisivamente un factor geopolítico: el hecho de que el consorcio ganador estuviera integrado por dos empresas chinas en asociación con una firma local (Supercemento-CRIG-CRSC).
Este factor se vincula con el hecho de que Claver-Carone es un notorio crítico de la penetración de compañías chinas en América Latina. Cabe recordar que la candidatura a presidir el BID del propio Claver-Carone fue impulsada por el entonces presidente estadounidense Donald Trump, rompiendo la regla no escrita de que la titularidad del organismo debía quedar en manos de un latinoamericano, con el objetivo declarado de contrarrestar la influencia china en la región y de “transformar al BID en el brazo financiero de Estados Unidos en América Latina”, según la expresión de Jorge Heine, ex embajador chileno en China.
En una reciente entrevista con el sitio especializado “enelSubte”, el presidente de ADIF-SOFSE, Martín Marinucci, reveló que los nuevos pliegos de las licitaciones están próximos a publicarse. No obstante, las declaraciones de Claver-Carone podrían suponer nuevos retrasos en este sentido, ya que la ejecución del proyecto depende enteramente de la línea de financiamiento del banco.
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