Domingo 24 de Noviembre de 2024

Discriminación en un colegio: “Quiero que me devuelvan mi vida, la que me arrebataron”

Facundo Mansilla, de 14 años, escribió una carta contando su experiencia desde que él y su hermano fueron echados del colegio en 2019 sin motivos. El adolescente quiere volver a su colegio.


  • Martes 24 de Noviembre de 2020
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Facundo Mansilla, de 14 años, escribió una carta contando su experiencia desde que él y su hermano fueron echados del colegio en 2019 sin motivos. El adolescente quiere volver a su colegio.

Facundo Mansilla tiene 14 años y, en 2019, él y su hermano fueron echados del Instituto María Madre Nuestra sin que ellos o sus padres entendiesen el porqué de la decisión. La familia supo que se debió a que Joaquín, hermano de Facundo, tuvo epilepsia que dejaron en él algunas secuelas que afectaron su comportamiento.

Con terapia el pequeño mejoró pero aun así la familia recibió dos cartas documento donde informaban que se quedaban sin vacante. Desde el colegio siempre admitieron que Facundo era un gran alumno y que Joaquín había mejorado mucho por lo que Marta Gómez, madre de ambos, cree que, en efecto, el colegio ha discriminado a sus hijos por la condición del menor de ellos.

A un año de lo ocurrido Facundo ha decidido escribir una carta para contar lo que está viviendo. “Quiero contar una poco lo que me tocó vivir, sin merecerlo, no entiendo el ¿por qué? ¿Qué hice mal? Yo tenía un proyecto de estudio, me gusta estudiar, me gusta la escuela, los compañeros, los momentos que viví durante toda mi escolaridad e incluso los findes asistía a las actividades que se realizan en la institución, infancia misionera, prejuvenil”, indica el adolescente en la carta a la que accedió Diario Resumen.

El adolescente cuenta que primero llegó la carta para su hermano, Joaquín “por falta de compromiso con el ideario institucional”: “vi la reacción de mi hermano, llorando triste, diciendo “hice todo para mejorar, yo quiero quedarme con mis compañeros”. Hablé con mi mamá y me explicó lo que muchos no saben, mi hermano sufrió una enfermedad llamada meningitis, que le dejó como secuela un diagnóstico de epilepsia hasta los 7 años de edad; después de tantos años de acompañamiento mi hermano tenía su alta pero se le negó el derecho a estudiar por sus dificultades”.

Dos días después, llegó su carta con la misma frase “falta de compromiso con el ideario institucional”. “Me pregunto, ¿yo no cumplo con el ideario? ¿Teniendo promedio 9?, ¿siendo abanderado del instituto? muchas noches estuve angustiado con lágrimas en los ojos, con miedo de no poder cumplir con mis proyectos, con mis metas, con mis sueños; habiendo hecho todo para ser un buen alumno, me estaban echando sin un motivo justo, sin deuda y siendo un excelente alumno, alguien me puede explicar ¿qué hice mal?”, escribió Facundo.

Los últimos dos meses para él no fueron fáciles ya que, cuenta, “los representantes legales del colegio estaban encima mío en los recreos, mis compañeros alejados por miedo”. “Siento bronca e impotencia de no poder defenderme, pero siempre esperanzado de que esto se solucione”, añadió.

Hace unas semanas DIEGEP informó que la denuncia por discriminación es válida y que las pruebas aportadas son suficientes para demostrarlo. DIEGEP exigió al colegio la reincorporación de ambos alumnos pero el colegio decidió hacer caso omiso a este pedido y atenerse a las consecuencias del incumplimiento.

El sueño de Facundo de volver a su colegio, volvió a destruirse. “Otra vez me sentí discriminando y sin ganas de creer en la justicia, en la iglesia, en lo que me inculcaron desde que nací. Sentí que todo fue una mentira, que las personas que manejan obispados están de acuerdo con la discriminación y la violencia hacia familias humildes. Quiero que me devuelvan mi vida, la que me arrebataron”, cierra la carta.

El pasado viernes Marta Gómez se reunió con el Padre Justo, Obispo Auxiliar, y espera que la institución tome cartas en el asunto. “Nos dijo que esta semana iba a intentar intervenir, porque DIEGEP dice que es la máxima autoridad y le pedimos su intervención. Nos dijo que vería qué podría hacer por nosotros”, comentó Marta a Diario Resumen.

“Mis hijos quieren volver, incluso después de todo lo que pasaron, por sus amigos, sus maestros. No voy a bajar los brazos, voy a seguir luchando”, cerró Marta Gómez, que aún espera que se haga justicia luego de la discriminación y el maltrato que ha sufrido la familia este último año.

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