Ricardo Morán es uno de los bicicleteros más afamados del centro de Pilar. Situado en Independencia 531, el local fue inaugurado en la década del ’40 por el padre del actual propietario y es un punto de referencia para los ciclistas locales.
Seguramente haya quien se sorprenda al enterarse que la “bicicleta” tiene su día y que es de los menos recordados, a pesar de que la gran mayoría de los argentinos ha tenido alguna vez en la vida la experiencia -en general gustosa- de dar una vuelta en este medio de transporte a pedal.
En el país se celebra cada 29 de mayo, con la finalidad de mantener vivo el recuerdo de un gran ciclista, quizás, el mejor que vio hasta ahora la Argentina: Remigio Saavedra, que a la edad de 70 años hizo un recordado viaje en bici, uniendo su provincia de Mendoza natal con Buenos Aires.
Ya había viajado desde Mendoza a tierras porteñas en "bici", pero a los 70, lo hizo en pos de la lucha contra el tabaquismo en 1981. Fue idea del que se llamaba Centro Promocional de la Bicicleta, un año después, instaurar esa fecha memorable como aniversario del sector.
Ricardo Morán continúa en Pilar la actividad que había iniciado su padre, gran ciclista, en la década del ‘40. Hoy, con su negocio en Independencia 531 (casi esquina Tucumán, en Pilar Centro), el hombre sigue con la tradición familiar, una pasión que truncó sus estudios de odontología.
“Llegué hasta segundo año, pero después decidí dedicarme por entero a este negocio”, contó a nuestro medio, emocionado por el recuerdo de sus inicios.
En todo el país, se estima que hay un total de seis mil bicicleterías, si se incluyen las “boutiques” dedicadas principalmente a la venta de unidades y a los tradicionales talleres de reparación. En el distrito, Ricardo Moran está orgulloso de tener uno de los negocios de más trayectoria del rubro.
Sin embargo, el bicicletero duda que pueda haber una tercera generación Morán en la continuidad del negocio familiar. “Mi hijo es profesor de historia y me da una mano en el negocio en sus ratos libres. De todas maneras, siempre que le preguntan su profesión, dice que su trabajo es la bicicleteria y que el hobbie es dar clases de Historia, así que, quien sabe, quizás el día de mañana se decida a continuar con la bicicleteria, como cuando yo decidí abandonar la carrera de odontólogo para continuar al frente del negocio de mi padre”, cerró con ironía el popular bicicletero pilarense. Toda una leyenda viviente digna de reconocer en el día de los artesanos de las dos ruedas.
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