Las mellizas Emilia y Micaela Farías, de un año y tres meses, aún esperan que el Estado dé respuestas respecto del medicamento llamado Zolgensma, que tiene un costo que supera los 2 millones de dólares y que ambas necesitan para tratar su Atrofia Muscular Espinal (AME).
La obra social OSPE accedió a cubrir una parte del remedio pero llamó al Estado para que se haga cargo del porcentaje restante y, por el momento no hay respuestas.
Emiliano y Jésica, padres de las mellizas, se encuentran hace meses luchando para que las pequeñas puedan conseguir el medicamento que salvará sus vidas y ahora deben enfrentar también el despido de Emiliano de su puesto de trabajo.
La empresa Solintar (Vibexen SRL) le envió un telegrama de despido mientras Farías se encontraba de licencia psicológica y ahora el principal problema para la familia es que las pequeñas se quedarán sin obra social.
“Cuando nos internamos en agosto con las nenas, yo a la siguiente semana me dirigí a las instalaciones de la empresa para dialogar con Recursos Humanos, llevar el certificado que no serviría para justificar la falta. Acordé con la persona de Recursos Humanos que se me descontarían días sin goce de sueldo cada vez que me internara con mis hijas, porque las vacaciones no podían adelantármelas. Nos dieron el alta y automáticamente se lo comunicó al encargado de Recursos Humanos que me ausentaría una semana más, para poder ver lo de la internación domiciliaria”, relató Emiliano Farías a Resumen.
Luego le llegó una carta documento en donde le avisaban que, por siete días, estaría suspendido por lo que él se comunicó con la abogada y cumplió con dicha sanción: “cuando termina la semana, el viernes estando en terapia me llama el supervisor, me informa que retomaría el servicio en la planta de Prodea Cunnington y no en la de OP Plastic Omnium, en el Parque Industrial, como decía la carta. Les dije que estaba bien y se lo comunico a mi abogada y el lunes arranqué a trabajar”.
Farías, debido al estrés con la situación laboral y la de sus hijas, debió ir a un psicólogo que tras algunas pruebas determinó que lo mejor para él era tomarse una licencia. “Todo lo que está pasando con mis hijas nos tiene muy alterados, no sabemos qué pasará, estamos angustiados”.
“La semana pasada llegó la carta de que me despiden, intenté comunicarme con la empresa porque no puedo quedarme sin trabajo por la cobertura médica. La obra social la tengo por tres meses más, pero yo quería que me vuelvan a emplear para mantener la obra social. No es algo económico, no estamos interesados en el dinero. Lo más urgente es la obra social”, indicó.
Desde la compañía nadie se comunicó con él ante el pedido de dialogar para volver a su puesto de trabajo y su representante legal ya está en el caso: “intenté comunicarme para saber qué pasó, pero no me responden. Tenemos una incertidumbre terrible, no sabemos qué pasará. El primer día que me entero del diagnóstico de mis hijas lo hablé con la empresa, les pedí la facilidad de trabajar de noche para acompañarlas a terapia. No les importó nada. Para ellos es fácil despedir a una persona que decidir apoyarnos. Tendrían que haber sido un poco más empáticos”.
Ahora todo ha quedado en manos de los abogados pero la familia espera que Emiliano pueda recuperar su trabajo para poder seguir cuidando de sus hijas. “No hay descanso cuando tenes un hijo con esta patología, estás las 24 horas del día pendiente. Cada día que pasa, si no reciben la medicación a tiempo, empeorará más. A uno como padre, esto te parte al medio, te sentís que no sabes qué hacer, no encontras explicación”, concluyó Emiliano Farías.
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