Denuncian que una vez más, la ordenanza que prohíbe la pirotecnia sonora no se cumplió

Las fiestas han llegado a su fin y, mientras que para muchos han sido días de celebración, alegría y tiempo con la familia, para otros ha sido sin dudas una pesadilla. ¿El por qué? El uso de pirotecnia en el distrito.

Los días posteriores a Navidad y Año Nuevo han dejado a familias cansadas y preocupadas: mientras había personas que en la víspera de la celebración brindaban y disfrutaban una cena con sus seres queridos, estas familias se encontraban intentando contener a sus hijos con TEA y TGD de las crisis que ocasiona la pirotecnia sonora, así como también controlar a sus mascotas para evitar que por los estruendos el susto los haga huir o peor, les ocasione la muerte.

Desde el 2020 rige una ordenanza que prohíbe la comercialización y uso de aquellos elementos que son perjudiciales para la salud y superan los 84 decibeles, como petardos, fuente, fogueta, mortero, mortero con bomba, caña voladora con paracaídas.

Además, la norma local indica que por el incumplimiento las multas son “equivalentes a 100 salarios mínimos municipales” a lo que se suma el decomiso de los elementos y clausura del local por un término de cinco a 10 días.

Este año, la ordenanza no se cumplió y en Año Nuevo, la pirotecnia se usó aún más, a pesar de los intentos de los vecinos de denunciar los puestos de venta.

“En mi barrio, la cantidad que se tiró fue la misma que en Navidad. Pero las mamás contaban que en La Lonja, Villa Rosa, fue mucho mayor. Sus hijos muchos tuvieron crisis. No tuvimos respuestas en ningún momento de la Municipalidad para denunciar”, contó Gabriela, madre miembro de la Red TGD Padres y añadió que en su caso “brindar, brindamos a medias y muchos directamente no brindaron”.

Consultada por los números de denuncia, indicó que todo siguió igual, sin lugar en donde poder denunciar: “no había control, la Municipalidad no controló. Le decías a la policía y decían que no podían hacer nada”.

Además, habló de que en muchos barrios también tuvieron que enfrentarse a los vecinos con música a volúmenes sumamente altos, lo que también afecta a quienes tienen TGD y TEA. “Es desgastante, estar todo el tiempo peleando, combatiendo con tus vecinos. Esos mismos vecinos que no les interesa la música tan alta, compran la pirotecnia de alto impacto sonoro”, añadió.

El objetivo, ahora, es lograr una reunión con el intendente Federico Achával no solo para poder encontrar soluciones para el cumplimiento de la ordenanza de pirotecnia, sino para abordar otros temas relacionados con la inclusión. “No tenemos respuestas de la Municipalidad y queremos pedir una reunión con el intendente. La directora de Discapacidad no nos responde. Tenemos números de Inclusión, tampoco nos están respondiendo. Queremos hablar con el intendente para pensar en el futuro, para ver cómo plantear esto”, contó.

“Tenemos que empezar antes la campaña de pirotecnia, para que no se fabrique, para que no se venda más. Seguramente hay lugares clandestinos que la hacen. El tema es que no se controló, el año pasado sí lo hicieron. Queremos pensar en el futuro, que en diciembre no vuelva a pasar. Queremos proyectar cómo seguimos, con cosas para los chicos, ver qué se puede hacer en deportes para chicos con autismo, la pirotecnia es todo el año porque hay partidos de fútbol, tiran bombas”, cerró Gabriela.