“Estoy seguro de que casi todos los niños de Pilar conocen mi casa”, afirma Daniel Riba Castro desde el living de su hogar, “se paran a esperar a que sople el viento para ver cómo se mueven las veletas”. Las veletas animadas son su especialidad, pero esto no es todo lo que sabe hacer. Desde esculturas, monumentos al viento y artesanías hechas de neumáticos, el artista de 49 años recién empieza a mostrarle al mundo de lo que es capaz.
Oriundo de Río Gallegos, Riba Castro lleva 17 años viviendo en Pilar. Profesor de Bellas Artes, su carrera como artista empezó en las aulas. Ejerció la docencia en Río Gallegos y Chile, antes de venir a Pilar y abrir una escuela de cerámica que lamentablemente no funcionó como le habría gustado. Hoy ocupa todo su tiempo en la creación de sus veletas animadas, una figura que a través de la energía eólica cobra movimiento y genera la ilusión de moverse sola. Figuras como gallos, aviones, personajes infantiles y famosos llenan su jardín de aquello a lo que entrega su vida.
¿Cómo surgió la idea de hacer veletas animadas?
Desarrollé una idea que vi en otras partes del mundo. Cuando uno está muy encerrado en el lugar en el que vive, piensa que no existe otra actividad. Yo con las veletas pensé que éramos pocos los que los hacíamos en el mundo. ¿Qué me llevó a hacerlo? Fue una necesidad económica. Lamentablemente, yo me dedicaba a la reproducción de artesanías y me ganó la competencia. Yo elaboraba figuras religiosas, pero cuando la industria china llegó a la Argentina, acapararon el mercado y nos fundieron a mí y a otros artesanos. Cuando empecé con esto, me prometí hacer algo que ni los chinos me pudieran copiar. Eso fue lo me ayudó a crear un producto que fuera exclusivo y representativo de la Argentina.
La exclusividad define a Daniel Riba Castro. El año pasado recibió una invitación para participar del Festival de esculturas de arte popular de Saint-Ulric, en Canadá. Pocos son quienes saben que Riba Castro envió una veleta animada del equipo de San Lorenzo y son menos aún los que saben que el artista pilarense participó representando a Pilar y obtuvo el segundo lugar. Hoy una réplica de esa veleta fue enviada al Vaticano.
¿Por qué decidió participar con una veleta animada del equipo de San Lorenzo?
Porque coincidió con la elección de Francisco y de su fanatismo por el Club de San Lorenzo de Almagro. Pensé que era la mejor forma de unir dos cosas: que el Papa era argentino y que estoy radicado en una ciudad muy religiosa y cuna del federalismo. Fue representar esos símbolos a través de un equipo de fútbol. Para enviar la veleta a Canadá, tuve que traducir la presentación al francés, inglés y chino, ya que era el primer concursante fuera del país que participaba. Fue muy difícil porque yo era la única persona que venía del otro lado del mundo.
¿Qué nuevas oportunidades le brindó sacar el segundo lugar en el festival?
Me comunicaron que mi veleta formaría parte de los premios de un programa que realizan allá, “Fiebre de subastas”. El programa fue transmitido hace un mes y la consigna era que los participantes debían responder información sobre mi vida y sobre el partido de Pilar. Ese programa a su vez fue transmitido a China. Así que una simple veleta que mandé, se transformó en arte popular, en veleta escultórica y formó parte de un concurso. ¡Cuántos kilómetros realizó una simple veleta! Creo que la comunidad nunca supo que la vida y cultura de Pilar fue conocida en el mundo a través de mi veleta.
Pero la televisión no es la única vía de comunicación que conocieron estas pequeñas esculturas. En abril del año pasado, Riba Castro construyó junto a un amigo suyo un monumento al viento en Punta Arenas, Chile. “Son veletas animadas, pero gigantes”, describe entusiasmado.
¿La propuesta surgió desde el gobierno chileno?
Si, la cultura está mucho más desarrollada en Chile que acá. Además, junto a mi amigo, también presentamos otra forma de hacer esculturas a través de neumáticos reciclados. Presentamos un proyecto y logramos que se concretara través de la alcaldía (gobierno que funciona como la municipalidad). Nosotros nos encargábamos de cortar los neumáticos y darle forma, por ejemplo de macetas, y los alumnos de todos los colegios públicos y privados de nivel primario, los pintaban y decoraban. Todas las esculturas que hicimos se colocaron en la ciudad de Punta Arenas.
¿Y cuál es su idea para Pilar?
Cuando vi que terminaron las luminarias en la entrada de Pilar, pensé lo bueno que sería hacer exactamente lo mismo y desarrollar un proyecto así a través del municipio y con la participación de todos los chicos del partido de Pilar. En una ciudad de un clima tan benévolo como este, se podrían hacer un montón de cosas con los neumáticos. ¡Y qué lindo sería que la gente conozca al municipio como el primer reciclador del país! Pero hacer todo esto sin la municipalidad es imposible.
¿Qué se puede fabricar con neumáticos?
Todo lo que sea decorativo y utilitario. El neumático incluso te permite hacer muebles. He visto macetas, esculturas, juegos de sillones, de todo. Cuando se habla de cómo ayudar a la comunidad, esto también es una forma de ayudar a la gente y a la ecología. Es un producto que no es biodegradable y que tarda muchísimo tiempo en desintegrarse, entonces, ¿qué mejor que usarlo como algo útil y decorativo?
Desde su lugar como profesor, ¿de qué manera cree que este proyecto favorece a los chicos de Pilar?
El mejor ejemplo es el guardapolvo blanco. El guardapolvo se creó para que no se notaran las clases sociales, para que fuéramos una sola. Este proyecto es una forma de llevar a toda la comunidad a un mismo nivel, en donde todos participamos por un mismo objetivo, con un único fin educativo. Es la integración de todos los niveles económicos y socioculturales y una buena actividad que te permite desarrollar y compartir con chicos de todo Pilar. Esto lo he comentado con directivos de colegios privados y les ha encantado. Pero para esto se necesita de la comunidad educativa.
Otra de sus ideas para Pilar es la construcción de un monumento, ¿qué tiene pensado?
El proyecto de Malvinas. Ojalá podamos hacerlo. La idea es presentarle a la Municipalidad una veleta gigante que se haría en fundición de aluminio y representaría a los ex combatientes que hoy viven en Pilar. Me interesa hacer esto especialmente porque siempre que se habla de los ex combatientes, se olvida homenajear a los que están vivos. Además, buscamos desarrollar la idea junto a ellos. Queremos presentarles varias opciones y que a través de un concurso, elijan cuál es la que más los representa.
¿Cuáles son sus mercados?
Por lo general es el norte y la Patagonia, pero dada la situación económica que se vive y la desventaja que estamos teniendo con el dólar, muchos de mis productos son caros para la Argentina pero baratos para el mundo. Muchas de las cosas de la Patagonia van a Chile y de ahí a otros países. También por internet, he mandado a Italia, Francia, España. Pero los más fuertes son Chile y Brasil. Y he tenido otros mercados de lo más insólitos. Por ejemplo, en México, donde tienen un día en que celebran la muerte como parte de la vida, me compran veletas porque las llevan a los cementerios.
¿Algún pedido insólito?
Un día me llamó una persona de Bolívar y me pidió si podía hacerle la réplica de la veleta del Cabildo de Buenos Aires. Yo no sabía que en la cúpula del Cabildo había una veleta que marca los puntos cardinales con tréboles en las puntas. Y lo curioso, es que en lugar de marcar el Norte, la veleta marca el Sur como referencia. Ni siquiera los historiadores me han podido explicar por qué. Y en la réplica del Cabildo de San Luis, está la réplica que yo hice de esa veleta.
En una entrevista pasada, afirmó que las veletas animadas eran algo que venía de familia.
Así es. Mi padre era mecánico y mi hermana, Ana María Riba, es profesora de arte en San Rafael. Sin querer, viene de familia. Por ejemplo, cuando nosotros estudiábamos mi papá nos hacía todas las herramientas que necesitábamos. Era un artista sin desarrollar. Todavía conservo un soplete que él me hizo para pintar hecho con un sifón de soda antiguo. En nuestra carrera nos pedían muchos materiales que eran muy caros para comprar y entonces mi papá se las ingeniaba. Las espátulas para pintar óleo, por ejemplo, las fabricaba él con acero inoxidable, y eran mucho mejores que las de agencia. Así que viene de familia, llamémosle por el trabajo manual.
¿Qué siente al generar nostalgia en los adultos que ven las veletas?
Para hacer esto tenés que tener un poco el corazón de niño. Podés ser adulto pero si nunca perdés la capacidad de asombro, nunca vas a envejecer. Y eso es lo que pasa con la gente que viene acá. Llega el papá o el abuelo con la excusa de traer al niño, cuando son ellos los que se ponen a jugar. Y esto hace que participen todos.
Pocos artistas quedan como Daniel Riba Castro, con las ganas de seguir creando. Este año ya fue invitado por el Festival de Arte Folclórico en Canadá para capacitar gente allá. “Puede ser que alguien haga algo parecido, pero nadie se dedica a esto de forma productiva como lo hago yo”, concluye. Y es cierto. Amante de Pilar como el mejor pilarense, sus veletas ya recorrieron el mundo: desde San Luis, Chile y Canadá, hasta el mismo Vaticano. Hoy toca que se construyan en Pilar.
Azul Rizzi
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