Llega octubre y en el distrito se vive clima de fiesta. Se acerca una nueva edición de sus tradicionales Fiestas Patronales para homenajear a la Virgen del Pilar. Los jóvenes de las escuelas preparan sus puestos, se arma el escenario esperando por diversos artistas, los centros tradicionalistas dejan su vestimenta impecable para el desfile, y los devotos realizan la procesión hasta la Parroquia para participar de la Santa Misa.
Pero no es el único lugar en donde hay festejos. Al otro lado del mundo, la Basílica del Pilar en Zaragoza (España) se inunda con cientos de miles de aragoneses y visitantes siguiendo la tradición secular de ir a ver a la Virgen y de besar su pilar o simplemente reencontrarse con el emblema de identidad de su tierra y la advocación de estos días festivos.
Cada uno a su estilo rinde homenaje y celebra la figura de la Virgen. Pero, ¿cómo era cuando esos dos mundos se unían hace 100 años?
La historia de la Virgen del Pilar que llevó al distrito a tener su nombre cuenta con protagonistas aragoneses. Los documentos los ubican en estas tierras en la época del Pilar Viejo, y más allá de que luego siguieron otros caminos, nunca olvidaron este lugar.
Luego de la década del 30 del siglo pasado, los memoriosos cuentan que desde la Capital Federal, los aragoneses concurrían a la ciudad de Pilar con sus ornamentos, vestimentas y música el domingo posterior al 12 de octubre, festejando aquí también el día de la patrona.
Venían en tren y desde la estación hasta la plaza realizaban una procesión muy vivaz en cántico y color.
Es muy posible que hayan sido los inmigrantes y descendientes aragoneses agrupados en el Círculo de Aragón de Buenos Aires. Los antecedentes de esta institución datan de 1894, cuando el 12 de octubre constituyen el Centro. En 1912, otro grupo de aragoneses forman la Unión Aragonesa, quedando constituido definitivamente en 1915 el Círculo de Aragón. Era dedicado a exaltar la cultura de Aragón y realizan festejos conmemorativos de fechas como el Día de Aragón y San Jorge, la Vaquilla del Ángel (Teruel), San Lorenzo (Patrono de Huesca) y las Fiestas en honor a la Virgen del Pilar, que incluso tenían su propio himno.
Su cultura fue parte de la nuestra, y esas tradiciones que comenzaron a sumar música y alegría a la mirada religiosa logró perdurar en el tiempo para convertirse en las festividades que hoy por hoy todos los vecinos de Pilar esperan disfrutar.
Virgen santa, Madre mía,
luz hermosa, claro día,
que la tierra aragonesa
te dignaste visitar.
Este pueblo que te adora
de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice
abrazado a tu Pilar.
Pilar sagrado, faro esplendente,
rico presente de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria,
tú a la victoria nos llevarás.
Cantad, cantad
himnos de honor y de alabanza.
Cantad, cantad
a la Virgen del Pilar.
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