Capacitación y reconocimiento para las vecinas voluntarias del programa Más Vida

El director provincial de Seguridad y Soberanía Alimentaria, Bruno Bozzano, y el director de Acceso a la Seguridad Alimentaria, Nicolás Cuello, visitaron Pilar para participar de un encuentro de manzaneras, que se realizó en el Club Municipal Lamomarsino “Diego Armando Maradona”.

Durante la jornada, se generaron talleres de trabajo a cargo del equipo provincial del Programa Más Vida, y se destacó a las trabajadoras vecinales por su rol y aportes para la construcción y fortalecimiento de las redes comunitarias en el municipio.

La actividad contó con la presencia de la secretaria municipal de Desarrollo Social, Paula González; la coordinadora local del programa Más Vida, Lorena López; y la secretaria de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad, Eva Molina.

En ese sentido, González explicó que “las manzaneras son trabajadoras vecinales que destacamos por su rol social y sus aportes en el fortalecimiento de las redes comunitarias del Programa en nuestros barrios. En Lagomarsino compartimos un encuentro de trabajo junto a ellas y el equipo de la Subsecretaría de Políticas Sociales de la Provincia”.

El plan Más Vida es una de las ayudas sociales que ofrece el Gobierno provincial con el objetivo de garantizar la provisión de leche a niños en su primera infancia. En este caso, está dirigida a todas las embarazadas a partir de los 3 meses de gestación, y a los niños de hasta 6 años en situación de vulnerabilidad social, que no perciben la tarjeta Alimentar.

Este beneficio consiste en la entrega de un subsidio mensual destinado a la compra de leche, y se ejecuta mediante la transferencia del dinero a una cuenta del destinatario en el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Este luego otorga la correspondiente tarjeta de débito para efectivizar las compras, conocida como la Tarjeta Visa Alimentos.

Para evitar que el dinero tenga otro fin, el beneficiario solo puede comprar los productos que forman parte del plan abonando con esa tarjera. Sin embargo, más allá de la leche, los propietarios de esos plásticos pueden adquirir productos de primera necesidad para que la alimentación de los niños sea acorde a los nutrientes que necesitan.

Finalmente, el plan también requiere de la ayuda de las trabajadoras voluntarias vecinales en cada barrio, quienes son una suerte de nexo entre la persona necesitada y el Estado.