Miércoles 17 de Abril de 2024

Calzados Ritmo cierra sus puertas luego de casi 70 años de actividad

Se trata de una decisión que se vio acelerada por el contexto de pandemia. “Da nostalgia, pero creo que 70 años fue un ciclo más que suficiente”, contó la propietaria del emblemático comercio que deja atrás miles de historias.


  • Lunes 05 de Octubre de 2020
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Se trata de una decisión que se vio acelerada por el contexto de pandemia. “Da nostalgia, pero creo que 70 años fue un ciclo más que suficiente”, contó la propietaria del emblemático comercio que deja atrás miles de historias.

A casi 70 años de su apertura, llegó el momento de la despedida para un mítico comercio pilarense. Y es que el actual contexto de pandemia, ha contribuido a tomar una decisión, que según cuenta su dueña, se encontraba en el tintero desde hace algún tiempo.

Carolina Di Yorio es hija de Aníbal Di Yorio y Elsa Valentino, y quien se encuentra a cargo de Cazados Ritmo desde el fallecimiento de su padre. Y a pesar de sentimientos encontrados, asegura que el pronto cierre “es la mejor opción”.

En diálogo con Resumen, la vecina y propietaria del emblemático comercio contó: “Tener un comercio tiene sus pros y contras. A mí ser propietaria me sirvió durante muchos años para ser mamá presente, y ahora que mi hija ya está terminando el secundario, puedo seguir con la idea que siempre tuve de dedicarme a hacer otra cosa cuando ella terminara el colegio”.

“Tengo mi profesión, la cual ejercí durante mucho tiempo, hasta que falleció papá y decidí hacerme cargo del negocio, pero esto era algo que venía masticando. Si bien la idea también era no hacerlo abruptamente, la pandemia fue el catalizador que me dijo ‘hasta acá’”, agregó.

Asimismo, Carolina también cuenta que se han vivido muchos años de una situación compleja, “donde siempre estamos esperando una reactivación que nunca llegó, sin importar el gobierno ni el color político”. Y en la actualidad, la pandemia también ha acelerado una transición con la cual no encuentra identificado al negocio familiar.

“Me parece bárbaro y práctico el comercio electrónico, pero no creo que sea la mejor opción para el producto y el formato de clientes que yo tengo. Acá vienen las señoras con problemas en los pies que quieren asegurarse su talle, misma situación con los chicos que se compran zapatos para el colegio”, sostuvo. Y expuso: “Lo he probado, pero no me funcionó con este tipo de productos y tampoco es el formato de negocio que quiero tener. A mí me gusta el contacto con el cliente, siempre fuimos igual, porque lo mismo pasó con mi madre y mi padre. No hay una persona que no venga a la zapatería y se acuerde de las charlas con mi papá. Es otro tipo de comercio y a mí me gusta eso”.

En tanto, añadió: “Entonces, tener un negocio así que además ya no es rentable como antes, no es fácil para mí. Y también están las fábricas que con el comercio electrónico te salen a vender al costo y el intermediario que somos nosotros los comerciantes no tenemos margen. Es muy difícil”.

La decisión

Con la idea ya instalada en su cabeza, señaló que “en la pandemia donde uno estuvo en casa replanteándose un montón de cosas, yo charlé con mi mamá, porque no era una decisión fácil. Pero me miró y me dijo que quería que yo hiciera lo que me diera más tranquilidad, porque ve como estoy yendo, viniendo, corriendo, y me dijo que tampoco tiene más ganas de eso”. “Se lo tomó bien”, confió.

“Al principio puse un cartel que decía liquidación total, pero me reusaba a escribir que era por cierre, porque me parecía que era terrible. Estuve dos semanas dando vuelta, pero me di cuenta que lo tenía que escribir, porque no puedo cerrar la persiana de un día para el otro, no le puedo hacer eso a la gente”, explicó respecto del proceso difícil de afrontar.

Pero afirma: “Me decidí, lo escribí y no hay uno que no entre y me diga que se compraba los zapatos de chiquito acá, que se los compraba a su nieto, y son cosas muy fuertes. Incluso están hasta los que se enojan y preguntan cómo vamos a cerrar, y dicen que no nos podemos ir, pero todo tiene su ciclo. Calzados Ritmo cumplió su ciclo, me parece que hay que entender eso. Quiero que la gente se quede con un buen recuerdo de Calzados Ritmo, y a veces se me cierra un poco la garganta cuando lo digo, pero estoy segura que es la mejor decisión”.

Miles de historias

Finalmente, respecto del futuro de esa esquina de Rivadavia y Fermín Gamboa, Carolina Di Yorio espera que se convierta en un negocio que ayude a darle vida al centro de la localidad, un pedido que crece entre los comerciantes pilarenses. “Me imagino en esta esquina un cafecito, con mesas afuera, o una panadería linda. Algo que llame la atención. No puede ser que no tengamos opciones”, subrayó. Y para cerrar compartió un poco de todo lo que dejará Calzados Ritmo a la historia de Pilar. “Da nostalgia, pero creo que 70 años fue un ciclo más que suficiente. Y tengo mil historias, desde el primer zapato de colegio que vendió mi papá, que le dijo que cuando se recibiera le iba a regalar un par de zapatos, y el chico volvió ya con 25 años, le preguntó si se acordaba de él, le contó la historia, mi papá se acordó y le regaló un par de zapatos. O hasta ver que es la cuarta generación a la que se le vende zapatos. Eso no me lo voy a olvidar nunca. Como la gente que venía y decía que tenía los zapatos desde hacía 30 años, y esa satisfacción para mí no tiene precio. Es una gran satisfacción para uno poder quedar en la historia de Pilar de esa forma, y quedar en el recuerdo de la gente de esa forma”, concluyó.

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