Jueves 25 de Abril de 2024

Aseguran que alquileres en barrios cerrados de Pilar han sufrido “aumentos abusivos”

Hace poco tiempo, un estudio había posicionado al distrito como el municipio con mayor incremento en los precios para el alquiler de viviendas. Ahora, los propios inquilinos manifiestan que son imposibles de afrontar.


  • Miércoles 07 de Abril de 2021
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Hace poco tiempo, un estudio había posicionado al distrito como el municipio con mayor incremento en los precios para el alquiler de viviendas. Ahora, los propios inquilinos manifiestan que son imposibles de afrontar.

Un informe sobre el mercado inmobiliario dado a conocer a principio de año, había mostrado como el distrito de Pilar encabezaba la lista de municipios con mayores aumentos en el alquiler de viviendas.

Ahora, finalizado el primer trimestre del 2021, ese fuerte porcentaje de incrementos comienza a catalogarse como “aumentos abusivos” por parte de inquilinos que se encuentran con una situación difícil de afrontar.

“La mayoría de los inquilinos arregló. Hicieron convenios de prórroga lo que les permite quedar por fuera de la nueva ley que es la que generó menos oferta de inmuebles, lo que en un contexto de alta demanda se tradujo en aumento de precios. Y los que no lo hicieron les saldrá carísimo renovar”, relata el abogado Enrique Abatti al analizar la ley de alquileres, y anticipa que los nuevos contratos se cierran con incrementos desde el 40 por ciento.

Sin embargo, ese porcentaje no es nada comparado con el que se encuentran quienes emigraron desde la Capital a barrios cerrados del Gran Buenos Aires. “Son inquilinos que pagaban el alquiler de una casa modesta en un barrio cerrado con lo que cobraban por su departamento de cuatro ambientes en un barrio como Caballito con una pequeña diferencia adicional”, explican desde el sector inmobiliario.

Y aseguran que en 2020, se podían conseguir casas en un barrio cerrado con alquileres de entre 50.000 y 80.000 pesos. Pero actualmente, los propietarios de la misma vivienda piden hasta 250.000 pesos por mes. “Los aumentos son abusivos. Veníamos pagando un alquiler de 70.000 pesos por una casa mal mantenida. Cuando nos mudamos hace dos años la pusimos en condiciones y hasta le instalamos aires acondicionados. Ahora nos piden 230.000 pesos porque es el valor de mercado”, relata Maitena, inquilina de un country del distrito.

Asimismo, agregó que “como si fuera poco, me pide que hagamos una prórroga del contrato para que no entre dentro de la legislación de la nueva ley, es decir, el dueño no quiere esperar un año para el próximo ajuste y en seis meses quiere aumentar otro 30 por ciento”. Y destacó: “El propietario para establecer el nuevo precio mira al mercado actual, pero se olvida que hay una ley que indica que las actualizaciones se realizan con un índice del Central recién en un año, que tiene que registrar el contrato en la AFIP, pagar impuestos y que el contrato debe durar tres años”.

Por su parte, el sector inmobiliario asegura que esta es una escena que se repite cada vez más, por lo que son muchos los que comienzan a empacar para regresar a la ciudad de Buenos Aires.

La zona norte es la que ha registrado mayores aumentos en los alquileres con un promedio de 155 por ciento, y Pilar encabeza la lista con un incremento interanual de 204 por ciento. “El sistema está colapsado. Prepandemia, un dormitorio en los barrios más caros de Pilar se alquilaba por 30.000 pesos al mes y hoy te pagan 1.000 dólares billete”, ejemplifican.

De esta manera, no caben dudas de que el mercado inmobiliario atraviesa un período de fuertes cambios. Y gran parte tiene que ver con lo que fue denominado por el sector como el “corona éxodo” o “la tercera migración” hacia el verde. La primera fue a partir de 1996, tiempos en los que el crédito bancario y la mejora en los accesos Oeste, Norte y en las autopistas La Plata y Ezeiza incentivó una oleada de mudanzas hacia emprendimientos ubicados más allá de la General Paz. En esa década, la población de Pilar creció 60 por ciento según el Censo 2001.

La segunda migración se dio en la crisis del 2001, cuando el aumento del dólar bajó el costo de construcción en esa moneda y quienes tenían ahorros aprovecharon para construir. Ahora se abre un nuevo capítulo y aseguran que la segunda ola del coronavirus consolidará la tendencia.

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