“De Pilar para el mundo”. Es un lema que se ha logrado a partir de muchas empresas que se encuentran radicadas en el distrito, e incluye a esas pymes que arrancaron desde cero y a fuerza de trabajo se han convertido en una referencia a lo largo del planeta.
Visitando Laboratorios Bedson nos encontramos con uno de estos casos. Su planta ubicada en La Lonja desarrolla productos farmacéuticos para la industria veterinaria, que llegan a más de 50 países de América, Europa, Medio Oriente y Asia, y cuenta con filiales en Brasil, Guatemala, República Dominicana, México, España, Líbano y Malasia para abarcar cada región.
Para conocer más sobre la historia, dialogamos con su presidente Alicia Romero de Colussi.
¿Cómo nació Bedson y la decisión de entrar en este mercado?
En realidad empezó como una empresa de productos biológicos, dado que el Dr. Arnaldo Colussi era microbiólogo. Estudió en Argentina y después estuvo trabajando dos años en Francia, desde donde trajo varias cepas, y entre ellas una que fue revolucionaria para el país.
Era para tratar la tifosis aviar en los pollos. En 1978 lo premiaron por su trabajo, y de ahí vino la inquietud de tratar de elaborar la vacuna para ver si funcionaba en el mercado. Así nació la sociedad entre la familia Colussi y la de Omar Romano. Desarrollamos el proyecto y fue un éxito.
El mercado estaba esperando eso, porque en esos años Pilar, Moreno, General Rodríguez era toda zona avícola, y las granjas desaparecían cuando entraba la enfermedad, porque no había vacuna ni forma de controlarla.
Todo el mundo vacunaba y ahí Bedson tomó un impulso. Por eso pasamos de laboratorios de terceros a trabajar por nuestra cuenta. Empezamos muy pequeño en la que llamamos la ‘casita de Pilar’. No estaban los medios ni las personas, así que arrancamos muy de a poco, hasta que vinimos al lugar actual. Era un bailable de la época sobre Ruta 8.
Nos dieron la posibilidad y nos vino bien, porque era un cuadrado grande, sin divisiones, y con poco dinero pudimos armar el laboratorio.
¿Cuándo se dio el traspaso a los fármacos con los que trabajan en la actualidad?
En ese momento éramos los únicos con la innovadora vacuna y teníamos mucha salida, pero de a poco empezaron a aparecer las copias.
Y como el Dr. Colussi nunca dejó de estudiar y siempre buscaba salir con productos innovadores, se conectó con otros laboratorios y le hablaron de una molécula que no estaba en el mercado.
Así que empezó a estudiar y trabajar a prueba y error, y descubrió que funcionaba muy bien. Un antibiótico que no dejaba residuo en carne, que es lo que busca el productor.
Vimos que esto era algo que no se usaba en ninguna parte del mundo, y salimos al mercado con este antibiótico para las infecciones en los animales.
Obtuvimos un premio en 1984 por sacar un antibiótico nuevo, algo que no sucedía a menudo. Cerramos la parte biológica, dimos por finalizada esa etapa y nos transformamos en fármacos.
Allí comenzaron a ganar terreno con sus productos y se abrieron las puertas para exportar, ¿cómo fue ese paso?
Salimos al mercado con Fosbac, nuestro producto estrella. Fuimos premiados y nos dio visión para salir al mercado internacional. Estábamos creciendo en Latinoamérica, y escuchando al mercado también le agregamos un producto de la línea natural con base de alcachofas. Lo que para los humanos es la Hepatalgina, y nos dimos cuenta que en los animales se necesita porque su hígado se satura. Entonces este producto le baja las grasas del hígado y ellos pueden seguir comiendo y transformando los granos en kilos de carne, lo que quiere el productor.
Fue otra cosa en la que fuimos pioneros, y empezamos a llegar a nuevos destinos. A veces nos traen algún país nuevo que quiere probar nuestros productos, y hemos tenido que ir a mirar el mapa para saber dónde queda. Salir de La Lonja y llegar con el trabajo de Argentina a esos lugares, es algo increíble que nos enorgullece.
Pero tampoco es algo sencillo llegar a 50 países. Hay que aprender a trabajar con los gobiernos y autoridades de control en cada lugar, y también interactuar con la cultura. Un ejemplo es Líbano, donde logramos tener una directora de finanzas, pero antes hubo que hacer migas con la gente de allí para que entienda, porque tiene otro concepto respecto de la mujer. Tuvimos que hacer entender que le damos un trato especial a la mujer, y hoy nuestra directora se maneja de manera maravillosa.
¿Cuál es el volumen de producción que se exporta actualmente?
Exportamos casi un 80 por ciento. Estuvimos más alto, pero Argentina últimamente está creciendo, y ya estamos en un 20 por ciento.
En el país el tema avícola está más serio, para el productor está bueno lo de transformar granos en kilos de carne, y ahí entramos nosotros acompañando la producción.
Somos fuertes en avicultura y porcinos, donde nuestros productos funcionan muy bien, y estamos entrando de a poco en el mundo de los rumiantes. Estamos con capacitación, aprobaciones y pruebas. Tenemos dos ensayos en las provincias. Es algo en lo que vamos a incursionar para ampliar la cartera.
¿La planta con la que cuentan está preparada para ese crecimiento?
En 2006 teníamos la oportunidad de pasarnos al Parque Industrial, que es parte de un proyecto que Bedson tiene, pero en ese año tuvimos la desgracia que perdimos al Dr. Colussi y no se concretó.
Pero nunca dejamos de mirar hacia el Parque porque estamos con ciertas limitaciones y eso nos mantiene atentos a que aparezca la posibilidad.
Además de lo que hacemos, en algunas cuestiones tercerizamos para algunos laboratorios. Tenemos la gente y las máquinas, pero no el espacio. Acá no podemos seguir creciendo en producción. Es una idea que tenemos dentro de la dirección como un pendiente. Estamos atentos a lo que hay, escuchamos y miramos permanentemente hacia esa idea.
Sabemos que si queremos crecer y expandirnos, vamos a necesitar más espacio. Y también que como empresa, si bien estamos con todos los cuidados, tenemos un barrio residencial detrás y tenemos que prestarle mucha atención.
Entendemos que a los vecinos no los tenemos que molestar, pero también estamos desde hace muchos años, así que hay que convivir. Siempre que podemos colaboramos, como los asfaltos del barrio, que los hicimos compartidos con la Municipalidad.
¿Cómo es la relación con el Estado?
El Estado nacional nos acompaña. Hay cuestiones que tienen que mejorar, pero lo importante es que Bedson tiene la particularidad de escuchar y buscar interactuar. En más de 40 años hemos pasado por todo tipo de gobierno, pero nuestra empresa sigue quedando.
Por eso siempre nos acercamos, nos presentamos para decir que estamos acá, lo que hacemos, y que estamos para servir y para el intercambio, porque sabemos que entre una empresa privada y el Estado, tenemos que interactuar siempre. Sea del color que sea.
No podemos tomar posición de uno u otro. Nosotros no estamos con nadie, sino acompañando al gobierno que esté en el momento. La realidad es que nuestra empresa a partir de que empezó a exportar, es una empresa que trabaja para el país.
Bedson comenzó como una empresa familiar y hoy trabajan 83 personas, ¿Cómo son las relaciones laborales?
Bedson sigue siendo una empresa familiar, una pyme, pero tenemos cosas de multinacional. Se tiene una mirada respecto a su gente y las reglamentaciones. Un ejemplo es que ampliamos nuestros días para los trabajadores que son papás. Por convenio son tres días y sabemos que no les alcanza, así que se extendió a 10 días.
Pero eso está acompañado de muchas cosas. Otra puede ser lo que se llama viernes Bedson, un beneficio que se le da a nuestra gente, donde cada 15 días tiene un feriado.
Además se trabaja muy abierto a la gente, se escucha mucho al personal, porque entendemos que cuando pasa esto y se puede trabajar con un ida y vuelta, hay muchas posibilidades de hacer más cosas porque la gente está muy comprometida.
Cuando hay que hacer horas extras porque subió la producción la gente se anota. Cuando hay un mes flojo y se tiene que cubrir el tiempo con otras tareas, limpiar, pintar y demás, también están todos dispuestos.
Esa respuesta la tenés cuando hay un ida y vuelta. Por eso también cuando existen problemas personales o familiares, Bedson está para cubrir esa necesidad. Tenemos mucha dedicación por nuestro personal, porque creemos que es la forma de trabajar, y eso es lo que también nos ha dado buen resultado. El rendimiento tiene mucho que ver con cómo están las personas.
Esa es la mirada puertas adentro, ¿y cuando se mira hacia afuera? ¿Cómo se trabaja con la RSE (Responsabilidad Social Empresarial)?
En la mirada hacia afuera, trabajamos por nuestros vecinos y por la comunidad en sí. En la Escuela Secundaria N°21 que tenemos acá en La Lonja hicimos un aula práctica. La transformamos en un laboratorio para que la profesora pueda explicar la teoría, y después se puede hacer la práctica. Y ahora la escuela lleva el nombre del Dr. Colussi por un pedido de ellos.
También tenemos un comedor dentro del barrio Los Tilos. Lo hicimos desde cero y allí trabajamos con unos 80 o 90 chicos del lugar. Siempre pensando en los chicos del barrio, que son los que menos posibilidades tienen. Queremos que vayan a la escuela, que tengan un plato de comida.
Durante la pandemia también vino un apoyo desde la Municipalidad porque había que darles de comer a todas las familias y nosotros no podíamos. Se llegó en un momento dado a 240 viandas. Fue muy duro.
Sabemos que quejarnos es muy fácil, pero si no hacemos nada, nada va a cambiar. A veces queremos que las cosas sean distintas, entonces hay que hacer lo necesario para que cambien.
Buscamos contribuir, y eso se refleja en encuestas anuales que hacemos con el vecindario y nos da muy bien. Fue una buena iniciativa y nos da un 85 a 90 por ciento de aceptación en una muestra de entre 50 y 60 vecinos.
También los invitamos a recorrer el laboratorio para que sepan lo que hacemos y se queden tranquilos de que tomamos todas las medidas necesarias. Y sumamos muchas otras iniciativas, como un día donde los hijos de los empleados visitan la planta.
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