Que nombre más apropiado, Real Pilar

Señor Director:

Al llegar al Estadio Municipal “Carlos Barraza” a ver disputar el primer encuentro del equipo local en su cancha luego del ascenso a la Primera B, todo era una fiesta, se sentía la fiesta, nervios habituales, caras conocidas, mucho más control; llegar sobre la hora tuvo sus dificultades, pero logré entrar.

El partido ya había comenzado, me acomodé en mi butaca, curiosamente aquellos que visitamos el Barraza sabemos que entrada la tarde el sol nos da de frente en la platea y uno logra ver reflejado en la cabeza de algún jugador calvo su brillo, en este caso la estrella debutante, el 9 del local (Marcos Riquelme) nos reflejaba el sol potente de la tarde de verano. En un momento, el reflejo se apagó un instante minúsculo, cual obturador de fotografía al impulsar el balón sobre la red, dejando en claro ante el alarido de todo el estadio el primer gol de local de la tarde, luego de un córner.

El partido, anecdótico, siguió su curso, mientras miré la tribuna recorriendo los rostros, en el entretiempo seguí en el bufet y los pasillos, la tienda de merchandising; ahí encontré algo que hace tiempo no veo.

Soy de pilar desde 1979 cuando mis viejos se instalaron en el partido, en aquellos tiempos, más en los principios de los ‘90 en plenitud de mi adolescencia todos nos conocíamos, comerciantes, clientes, empresarios, empleados, todos conformábamos el pueblo de Pilar, caminar sus calles en el centro nos obligaba a un “hola cómo va”.

El tiempo nos convirtió en ciudad más rápido que tarde, sin darnos cuenta y en poco tiempo nuestro pueblo se transformó en la ciudad de hoy, donde cuesta encontrar caras conocidas al transitar sus calles.

Hoy vi caras conocidas, charlamos y en cada rincón del estadio o sus pasillos todos sentíamos conocernos y nos conocíamos, todos charlábamos a sonrisa abierta y sincera. Parecía que estábamos en ese viejo Pilar, parecía un Real Pilar, que impecable hallazgo este nombre para el club, para el equipo. El resultado final en el debut local de 5 a 1 fue impecable, una fiesta, sobre no cualquier rival, pero eso es harina de otro costal.

Hoy volví a ver al “Real Pilar”, ese pueblo que disfrutamos todos, ese pueblo donde tenemos certificada pertenencia muchos de aquellos años, en un espacio, el Barraza, nuestro club de identidad pilarense. Real Pilar suena como un sello.

Por cierto, sumo un detalle de excelencia, entre todos y como uno más se encontraba aparte de sus dirigentes, el intendente del pueblo junto a su gente, en estos tiempos de política tan devaluada, que nuestro intendente pueda estar ahí disfrutando con la gente es un patrimonio a destacar y cuidar.

No voy a felicitar a sus dirigentes, eso es obvio. Voy a decirles gracias, porque por su pasión, su energía, su sacrificio, que sé que es mucho, por lograr que el equipo llegue lo más lejos siempre en la competencia, por ese afán también están logrando algo que ya costaba sentir y encontrar, ese aroma a pueblo, un pueblo que tenemos, queremos y nos gusta, una identidad, nuestra identidad. Es lindo vivir en una ciudad, pero es un orgullo formar parte de un pueblo.

Gracias REAL, muchas gracias por permitirme disfrutar y ser parte de este ratito de la historia deportiva de un club que nos está brindando la sensación a todos de ser orgullosos pilarenses. REAL PILAR, un nombre más que apropiado.

Pablo Batalla