Domingo 24 de Noviembre de 2024

Mi adiós al amigo, maestro e inolvidable compañero de truco Miguel Saric

Carta de lectores


  • Sábado 30 de Enero de 2021
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Lo comencé a tratar en el año 1977. Yo empezaba entonces un emprendimiento de porcinos y necesitaba asesoramiento sanitario. “Pocho” Ghiglione –mi recordado colega panadero de Pilar- me lo presentó. Miguel tenía sus oficinas de las ex Ferias de Irigoin, frente a la plaza 12 de Octubre, sobre la calle Hipólito Yrigoyen.

Más allá de su efectivo asesoramiento profesional –sabía mucho del tema- nos seguimos tratando, sin todavía poder decir que había nacido una amistad, pero teníamos un trato ameno y siempre era un gusto hablar con él, no solo de temas relacionados con su actividad, sino de otras cuestiones, donde por supuesto no faltaban largos cambios de opiniones sobre  la realidad política del país, de la provincia y de nuestro Pilar. Puedo decir que coincidíamos en ese aspecto en la manera de pensar y ambos teníamos ideas similares sobre lo que sería lo mejor para un país, cuya situación siempre nos preocupó.

En 1987 nace la Unión Vecinal de Pilar, adonde Saric llega en 1989. En 1997 junto a Delmo Etchart me vienen a ver y me dicen que el partido decidió ubicar el primer lugar de la lista de concejales a un candidato de Presidente Derqui para las próximas elecciones legislativas. La sorpresa fue que me ofrecen ese lugar a mí., postulación que acepté con gran honor y responsabilidad, ya que sabía que era muy difícil que en cualquier agrupación política se decidiera ceder ese lugar –generalmente reservado para un candidato de la ciudad cabecera de distrito- a un hombre de  Presidente Derqui.

Con esta decisión llegué al Concejo Deliberante de Pilar, cargo que desempeñé con honorabilidad durante cuatro años.

Dentro del partido, Miguel fue presidente de Unión Vecinal y también presidente de bloque. Fue un maestro de la política, un hombre íntegro que nunca renegó de sus convicciones.

Pero no todo fue política en nuestra relación, durante 30 años consecutivos fuimos partícipes y compañeros de inolvidables noches de truco en la casa de un amigo en común de Almirante Irizar. Lo recuerdo como un jugador que se tomaba la cosa en serio, como todo lo que encaró en su vida. Aquí se da perfectamente el refrán que dice “no quería perder ni jugando al truco”. Era muy ‘cabron’ y no quería perder, aun no jugando por nada, ya que lo hacíamos por diversión. Era común que se fuera enojado cada vez que perdía una partida.

Miguel Saric fue uno de mis mejores amigos. Los últimos años, ya con su visión disminuida, venía a visitarme a la panadería los fines de semana–siempre acompañado- porque le gustaban nuestras pastas frescas. A pesar de su dificultad visual no había perdido su habitual buen humor y sarcasmo. Cuando llegaba siempre me preguntaba si afuera estaba nublado o había sol.

Miguel fue mi gran maestro de la buena política y siempre lo recordaré como una gran persona, excelente padre y abuelo. Hoy tengo que lamentar tu partida, pero siempre estarás en mi recuerdo.

Con el afecto de siempre.

Omar “Pichi” Boragno

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